Gracias, madre
La escritora y guionista Isabel Alba Rico, hija de Lolo Rico, recuerda a su progenitora, fallecida este sábado a los 84 años
Lolo Rico fue escritora y guionista. Fue la primera mujer directora de un espacio de televisión y la responsable del área de programas infantiles y juveniles de TVE. Pionera en su época, fue capaz de hacerse valer en un ámbito entonces prácticamente reservado a los hombres, vedado a las mujeres.
Entendió, además, que la base para entender era no entender primero, que la curiosidad por lo que nos resulta incomprensible era el primer paso para comprender, y que para lo bello, lo divertido y lo bueno no había edades.
Lolo Rico fue una mujer de izquierdas, indoblegable y extraordinaria, que no transigió con nada ni con nadie a pesar de las consecuencias que esto pudiera tener, y que tuvo para ella en muchísimas ocasiones.
Confió en las personas, aunque la decepcionaran, y fue siempre generosa. Su puerta, su cariño y su talento estuvieron abiertos, hasta el final, para todo el mundo.
Lolo Rico fue todas esas cosas y muchas más. Pero para mí, por encima de todo, fue mi madre. Una madre peculiar, diferente al uso. A veces hada buena y a veces maléfica. A menudo, contradictoria, pero siempre sincera y honesta. Tan honesta que jamás ocultó sus dudas, sus incertidumbres y sus interrogantes.
Ella me enseñó a preguntarme, a no dar nunca nada por hecho. A reconocer los errores. A tener cómo única certeza que nada es definitivo ni seguro. De ella aprendí a rebelarme contra viento y marea, a salvar todos los obstáculos, a apasionarme, a no casarme más que con aquello en lo que creía de verdad.
También a convivir con mis debilidades y mis miedos. Con mis inseguridades. Ella, además, me transmitió el amor a las palabras, y a las imágenes, a la literatura y la poesía, a la pintura, a la fotografía, al cine. En una palabra, a la belleza, y al poder político de una obra de arte.
En la última etapa de su vida nos reíamos, muchísimo, juntas. De todo y de todos. De nosotras. A carcajadas. Amamos, también juntas, árboles, pájaros, perros y, por encima de todo, a las personas.
Su último gesto fue extender una mano y acariciar el rostro de la auxiliar que la estaba atendiendo. “Eres bonita”, le dijo.
Pero mi madre me transmitió sobre todo un don que tenía a raudales: la creatividad. Un arma muy poderosa, capaz de permitirte sobrevivir en cualquier circunstancia. Gracias a ella me mantengo en pie. Siempre. Bendito talento que me permite retornar cada vez al punto de partida. Incansable. Casi nueva. O al menos con esperanzas, ilusiones, proyectos e ideas nuevas.
Gracias, madre.
Isabel Alba Rico es escritora, guionista y fotógrafa.
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