Los 10 videojuegos de 2018 para 1UP
La sección cultural dedicada a los videojuegos de EL PAÍS reúne a una veintena de expertos para elegir lo mejor del pasado curso
Con un retraso algo imperdonable, fruto de los avatares de la vida, 1UP repasa, por tercer año consecutivo, lo mejor que ha dado el videojuego en el curso pasado. Lo hacemos reuniendo a una plétora de críticos, diseñadores, ensayistas y personalidades de la cultura que aman este arte como tal. Y ese es, probablemente, el tema más relevante del pasado 2018. El amor al videojuego como arte. La constatación de que lo es en un inagotable monzón de obras inolvidables.
2018 ha sido el año en el que el ministro de cultura ha puesto el videojuego a la altura de la literatura. Ha sido el año también en el que los Game Awards, los grandes premios del sector, se han puesto a tiro de piedra en audiencia de los Oscars. Ha sido el año del Fortnite y del Red dead redemption 2, pero también del Celeste, del Return of the Obra Dinn, del de The Red Strings Club. Ha sido el año de Gris, el mayor éxito del videojuego español de crítica y público en un par de décadas.
Pero también ha sido el año de gestar desequilibrios y revoluciones que han detonado en 2019. El desastroso lanzamiento de Anthem. Los cientos de despidos de una Activison/Blizzard en récord de beneficios. La huida de Sony del E3 porque siente que este evento ya no representa bien a la industria. Como decía el Kurtz de Brando en Apocalypse now, deslizarse por el filo de una navaja de afeitar y sobrevivir.
Lo que sigue es una selección del jurado de expertos seleccionado por 1UP. Cada participante ha elegido 10 videojuegos destacados por orden de preferencia. Se les ha asignado una puntuación de 1 a 10 inversa a la posición que ocupaban en la clasificación. Se ha realizado una media de los juegos con mayor puntuación y se han presentado en este top 10.
1. RED DEAD REDEMPTION 2
El Wéstern no como soñaba con ser en la época dorada de Hawks, Ford y cía, sino como realmente fue. Un lugar de muerte, cobardía y supervivencia al límite. La nueva obra maestra de Rockstar es una inmensa catedral del décimo arte (desgraciadamente, con sus esclavos) que desborda al jugador con una visión inabarcable de lo que fue esa era sucia y oscura de la conquista del Oeste.
2. THE RED STRINGS CLUB
Se ha acusado al videojuego, en innúmeras ocasiones, de inmoral e irreflexivo. Sin embargo, por su cualidad única de la interacción, es la vía perfecta para explorar el diálogo filosófico; con la ventaja, que Platón y Aristóteles jamás pudieron gozar, de hacerlo vivo, dependiente del jugador. En un club ciberpunk donde tal vez los androides sueñen con ovejas eléctricas, el equipo valenciano de Deconstructeam despliega, desde el futuro, todos los temas que nos inquietan en el presente. Y nos ofrece todas las opciones para debatir sobre ellos.
3. GOD OF WAR
Probablemente, God of war sea el epítome de toda una era, la de la madurez artística de los videojuegos. Con ecos de la carretera de McCarthy, este gran videojuego reinterpreta a un héroe salvaje y misógino y lo transforma en un padre que intenta impedir que su hijo se convierta en lo que el fue. Una odisea inolvidable que juega tan bien o mejor lo íntimo que lo épico.
4. RETURN OF THE OBRA DINN
El lenguaje como mecánica de juego siempre ha sido un asunto complejo. Si las opciones que se le ofrecen al jugador están prefiguradas, ¿no se elimina la libertad de elección? En su retorno tras el inolvidable Paper's please, Lucas Pope evita esta paradoja con un revolucionario sistema de pesquisas que permiten hacer de la deducción un ejercicio intelectual libre y provechoso. El escenario elegido para ejercer de Sherlock hubiera emocionado al Conrad más marino.
5. INTO THE BREACH
Síntoma de madurez de que el videojuego ya no precisa de muletas comparativas es que se cuelan en lo mejor del año cada vez más obras cuyo aspecto audiovisual y desarrollo no puede estar más lejos del cine. Into the breach es uno de esos videojuegos que solo pueden ser videojuegos. Partiendo de una premisa exigua, la sempiterna defensa de la extinción humana frente a la amenaza inhumana, elabora un tenso juego de gato y de ratón que cambia a cada partida.
6. CELESTE
¿Podría Super Mario entenderse como un ejercicio de lucha contra la depresión? Podría. Y la demostración es este plataformas frenético y a la vez apacible que busca representar, con sentido del humor, una de las grandes pandemias del siglo XXI: la depresión, el vacío existencial que afrontan cada vez más jóvenes ante el cúmulo de incertidumbres que se amontonan en su horizonte. Sin perder la sonrisa, Celeste le devuelve la mirada a este abismo y salta sobre su infinita oscuridad.
7. GRIS
El otro gran plataformas sobre la depresión es español, y un gigantesco éxito internacional que hasta triunfó en los premios más prestigiosos de la animación que entrega Hollywood, los Annie Awards. Gris es un plataformas delicado y bello que basa toda su progresión en provocarle un seísmo sinestésico al jugador. Un ejercicio de estilo inolvidable en uno de los debuts más sorpredentes del año.
8. TETRIS EFFECT
Cuatro décadas después de su nacimiento, Tetris sigue reinventándose. Esta vez, con un juego de realidad virtual realizado por el genio nipón que mejor entiende este medio: Tetsuya Mizoguchi. Tetris Effect no es un Tetris sin más; es su elevación a una experiencia trascendental que recuerda a lo sublime kantiano. Jugar a Tetris Effect es conectarse a lo espiritual, a un mandala de sensaciones que resumen la experiencia del mundo.
9. FLORENCE
Con mínimas interacciones y usando el webcómic como plantilla, Florence logra transmitir la dimensión emocional de un hecho humano que casi cualquiera conoce: la ruptura con una pareja. En un crescendo perfectamente orquestado, esta pequeña pieza para móviles aprovecha la fisicidad de una pantalla táctil para hablarnos de cercanías y distancias con metáforas bellísimas.
10. MARVEL'S SPIDER-MAN
En esta era inagotable de superhéroes, el videojuego tiene mucho que decir en su representación. Este Spider-Man logra como ninguno transmitirnos el movimiento divino que se les asocia a los superhéroes a través del superhombre cuya cinética es más fascinante. Atravesar una impresionante recreación de Nueva York de red en red nunca fue tan fluido, vibrante y épico como en este título de Insomniac Dreams.
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