La compañía de ‘Call of duty’ despide a cientos de empleados en su año récord
Activision/Blizzard sufre duras críticas del sector del videojuego por deshacerse del 8% de su plantilla en una etapa expansiva
Pura codicia. Así de duras han sido titulares y reacciones en Twitter del sector del videojuego ante los centenares de despidos (el 8% de su plantilla) anunciados ayer por Activision/Blizzard —una de las 10 mayores empresas de videojuegos del mundo y propietaria de franquicias como 'Diablo', 'Overwatch' o 'Call of duty'— al mismo tiempo que anunciaban unos beneficios récord del último curso con más de 6.200 millones de euros en facturación.
El anuncio de este despido masivo fue realizado por el CEO de la compañía, Bobby Kotick, durante la presentación de los resultados financieros del último cuatrimestre y del total del año fiscal. Los despidos afectan fundamentalmente a trabajadores no relacionados con el desarrollo creativo de los videojuegos. Medios internacionales líderes en el sector como Waypoint o Kotaku han apuntado a que serán las divisiones de esports y marketing las más afectadas. EL PAÍS ha contactado con Activision Blizzard y la compañía ha declinado hacer más declaraciones al respecto.
Las reacciones se han sucedido a lo largo del día. La más contundente, de Waypoint, en una tribuna de titular durísimo escrita por el reportero senior Patrick Kiepek: Activision anuncia sus beneficios récord mientras joden a más de 800 empleados. En el texto, Kiepek carga duramente contra los motivos de tales despidos entendiéndolos como mera codicia del equipo directivo para aumentar los beneficios: "Activision Blizzard, como la mayoría de las corporaciones de América, no tiene el coraje para llamarle a esto lo que es: arruinar vidas en servicio del crecimiento y la maximización de beneficios para que los ultraricos se conviertan en megaricos." La bolsa premió estos anuncios de Activision con un notable repunte de sus acciones: del 4%.
En un tono más templado, Bloomberg, referencia mundial del periodismo económico, indicaba cuatro días antes de conocerse esta noticia que era probable que Activision despidiera a cientos de trabajadores para maximizar su beneficio. Para más inri, Kotick afirmó que aunque los resultados de Activision eran el récord histórico para una compañía que lleva más de una década en el Top Ten del videojuego, la compañía no había alcanzado "su verdadero potencial". A pesar de estos despidos, Kotick anunció que habrá "una gran inversión" en las franquicias principales del sello.
Esta noticia llega en un momento convulso del videojuego en las relaciones entre empleados y grandes empresas. En noviembre de 2018, el lanzamiento del esperadísimo Red dead redemption 2 quedó ensombrecido por la polémica del crunch —sostener en el tiempo unas jornadas de trabajo leoninas como práctica habitual— al que se veían sometidos los empleados de su productora, Rockstar.
Al mismo tiempo, los movimientos para intentar expandir la sindicación entre los empleados en el mundo se encuentran en pleno auge. La rama de la Games Worker Unite, la principal asociación internacional del sector, comenzó su actividad el pasado mes de diciembre en España, aunque fuentes de la industria indican a este periódico que su contacto con otras asociaciones del videojuego ha sido aún escaso y su visibilidad tenue.
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