Más espectáculos con más bailarines, pero más precarios
El ‘Informe Anual de Situación de las Compañías Independientes de Danza’ alerta de que estas han perdido el 81% de sus ingresos desde 2009
Cada vez es más difícil mantener una compañía estable de danza, y solo hay dinero para sustentar las funciones. “Un coreógrafo que, con la ayuda de alguna persona dedicada a actividades de administración, distribución o actividades varias, contrata por días a bailarines, personal artístico y técnicos cuando existen bolos”. Este es el problema detectado en el Informe Anual de Situación de las Compañías Independientes de Danza 2017. Una situación que la directora del Observatorio de Creación Independiente (OCi) y responsable del estudio, Fátima Anllo, califica de “bastante grave, con respecto a la precariedad, inestabilidad y fragilidad de las instituciones y de la actividad de las personas”, es decir, de los empleos.
Desde 2009, la compañías de danza han perdido un 81% de sus ingresos totales debido a la disminución de las ayudas y subvenciones (un 73,6% menos desde 2009). Ese año, la media de ingresos era de 364.663 euros, y el pasado 2017 de 68.221 euros, unas cifras que “confirman la falta de recuperación en un entorno dramático”, afirma Anllo. “Sin embargo, en los últimos cinco años se ha recuperado casi el 30%, lo que muestra una tendencia de mejora”. El aumento de los ingresos viene acompañado de un aumento del número de espectáculos (en 2017 creció un 20% con respecto al año anterior, con lo que pasó de 18,4 a 22,2 funciones por compañía) y de bailarines (de 9,2 trabajadores por compañía en 2013, a 11 en 2017). Pero, ¿a qué precio?
“Las compañías son las garantes de la oferta y la principal fuente de financiación del acceso de la ciudadanía a la danza en España: son las compañías y los profesionales que en ellas trabajan los que están financiando y sosteniendo la oferta pública, pero lo hacen a costa de una gran autoexplotación”, explica Anllo en el informe que ha sido presentado este miércoles en el Centro Danza Canal de Madrid. Una de las situaciones más alarmantes, dice, es la disolución de la constitución jurídica de las compañías, cuya alternativa pasa a ser, por tanto, la cesión de su gestión a empresas de distribución y/o producción de artes escénicas que contrata al personal artístico y técnico de forma eventual, solo para los días en que haya función.
Los datos del estudio han sido recogidos a partir de 33 compañías pertenecientes a las asociaciones integradas en la Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza (FECED): la Asociación Emprendo Danza, la Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza y la Asociación de Artistas del Movimiento de Canarias Pié de Base.
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