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Muere Pete Shelley, fundador de Buzzcocks y voz del punk romántico

El cantante facturó agudas canciones sobre el amor y la identidad sexual

Diego A. Manrique
Pete Shelley, en un concierto de Buzzcocks en Ciudad de México el pasado mayo.
Pete Shelley, en un concierto de Buzzcocks en Ciudad de México el pasado mayo.Marco Ugarte (AP)

Pete Shelley, vocalista de Buzzcocks, de 63 años, falleció este jueves tras sufrir un infarto. El cantante, cuyo verdadero nombre Peter Campbell McNeish, murió en Tallin, capital de Estonia, donde vivía desde 2012.

This is the hardest thing I have ever had to do, is tell you my brother Pete Shelley had a heart attack this morning and passed away.

Gepostet von Gary John Mcneish am Donnerstag, 6. Dezember 2018

A estas alturas del partido, ya podemos contar la verdad sobre el punk británico. Que los Sex Pistols no eran revolucionarios de profesión: simplemente, aspiraban a convertirse en estrellas del pop con una oferta provocadora. Se autodestruyeron demasiado pronto pero agitaron un fabuloso banderín de enganche ante adolescentes inquietos. Entre ellos estaban Shelley y su amigo Howard Devoto, que los vieron en 1976 en un pub de los alrededores de Londres.

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La reacción fue inmediata: se convirtieron en los primeros punkis de Manchester y formaron el grupo Buzzcocks, un nombre que no significaba nada pero tiene ecos sexuales. Unos meses después, ellos mismos contrataron a los Sex Pistols para que actuaran en una sala pequeña, donde querían ejercer de teloneros. No pudo ser: la formación no estaba consolidada. Resultó también un desastre en términos económicos pero el concierto ha alcanzado dimensiones míticas; fue recreado en la película 24 Hour Party People y es considerado el big bang del sonido de Manchester.

El primer disco de Buzzcocks, Spiral Scratch, sonaba crudo y abundaba en tópicos. Pero, en 1977, Devoto se separó para formar un grupo intelectualmente ambicioso, Magazine. Y Buzzcocks firmaron contrato con United Artists, multinacional dotada de un acogedor equipo humano, con Andrew Lauder como cazatalentos, donde se convirtieron en una reluciente máquina de punk-pop.

Shelley pronto acotó un territorio particular: desde la primera persona, exploraba los dramas del amor y el deseo en la edad tierna, asuntos mayormente ignorados en el asexuado punk. Así, Ever Fallen in Love (With Someone You Shouldn’t ‘ve) hablaba de una pareja incompatible por motivos sociales; entre líneas se sugería una relación gay (Shelley se reconocía bisexual). El mensaje era universal: el tema volvería a ser éxito en 1986, en la versión de Fine Young Cannibals.

Los Buzzcocks se beneficiaron del archivo de canciones elaboradas por Pete durante sus años de estudiante. Canciones que podían incorporar los coros a lo Beatles, requeridos por la estética de la new wave, o ritmos insistentes derivados del kraut rock. En algunos rincones no sonaban muy alejados de vecinos suyos como The Smiths o Joy Division.

Machacado por las exigencias del trabajo y propenso a episodios depresivos, Shelley disolvió el grupo en 1981 y recuperó su fascinación por el pop electrónico. Nuevamente, le fichó Andrew Lauder, entonces en Island. Allí publicó Homosapien, hecho a medias con el productor Martin Rushent; la BBC, que ya le tenía bajo vigilancia por Orgasm Addict, se apresuró a vetar la canción principal, donde detectó, atención, una “proclama homosexual”. En la vida real, Shelley jugaba a dos bandas: tenía relaciones con mujeres; se casó dos veces y se convirtió en padre de familia.

El cambio de estética no tuvo demasiada acogida entre su público. En 1989, Buzzcocks se reunieron y demostraron estar en buena forma. En décadas posteriores publicaron tanto discos de directos como colecciones de nuevas canciones. La última fue The Way (2014), financiada mediante micromecenazgos. Había alcanzado una “fama discreta” que le permitía trabajar a capricho, también en Buzzkunst, un disco a medias con Devoto.

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