Un colectivo artístico invita a identificar a neonazis alemanes
El Centro para la Belleza Política crea una polémica plataforma digital
“Se busca: ¿dónde trabajan estos idiotas?”. Así arranca la nueva provocación político-artística de un conocido colectivo alemán, que pretende destapar a los neonazis que recorrieron las calles del Este de Alemania en busca de extranjeros. El Centro para la Belleza Política (ZPS por sus siglas en alemán) presentó el lunes en Berlín su acción anual que consiste en una suerte de picota digital, para cuya elaboración aseguran haber investigado tres millones de imágenes pertenecientes supuestamente a 7.000 sospechosos de haber participado en las marchas de ultraderechistas de Chemnitz. De nuevo se trata de una intervención a medio camino entre el arte, la sátira y la política, que a las pocas horas de su nacimiento ya provocó reacciones airadas por parte de la prensa y de los internautas.
En la web soko-chemnitz.de se pueden ver algunos de los supuestos rostros extremistas bajo los que se ofrece una recompensa para quien los identifique. El ZPS pide colaboración ciudadana para trazar el perfil de los implicados y sobre todo para contactar con los centros de trabajo de los ultras y apelar a la responsabilidad social de los empleadores. “Denuncie a sus compañeros de trabajo, vecinos o conocidos y cobre dinero al instante”, se ofrece desde el portal. “Queremos acabar con el anonimato de la extrema derecha en Alemania”, aseguran en la web. Las últimas cifras oficiales indican que a finales de 2017 había 24.000 simpatizantes de extrema derecha en Alemania. De ellos, 12.700 se consideran violentos.
Phillip Ruch, el alma del colectivo explicó en una conferencia de prensa en Berlín que consideran su intervención necesaria porque “Chemnitz se convirtió en el verano en un punto de inflexión para Alemania, pero ahora la política está en una fase de negación”. El colectivo artístico incluye por un lado, los miembros distinguidos del movimiento extremista alemán, entre ellos diputados de Alternativa por Alemania (Afd), el partido que hace un año entró por primera vez en el Parlamento con casi un centenar de escaños. Miembros del partido participaron en una de las marchas de Chemnitz, que encabezó Bjorn Hoecke, máximo representante del ala dura de Afd, que fue precisamente blanco de una acción el año pasado del centro de la belleza política. Los activistas instalaron una réplica del monumento al Holocausto frente al jardín de casa de Hoecke, para protestar contra su retórica, con la que en el pasado bordeó el negacionismo.
Pero junto a los rostros más conocidos, aparecen supuestamente identificados otros 1.524 ultras y se ofrece incluso recompensas a quién ayude a identificarlos. No está claro hasta qué punto los activistas han utilizado identidades reales ni hasta qué punto la iniciativa se ajusta a la legalidad. Lo cierto es que la acción no deja de ser una sátira, que recuerda a plataformas similares, como la que Afd instaló para que alumnos de escuela pudieran denunciar de forma anónima a los maestros que critiquen a los extremistas. La prensa alemana ha recibido con desconfianza y críticas la iniciativa del ZPS que, según por ejemplo el Süddeutsche Zeitung “confirma la lógica de exclusión e intimidación contra la que supuestamente se dirige”.
Fue a finales agosto cuando un ciudadano alemán murió apuñalado presuntamente por extranjeros en Chemnitz, al este de Alemania y donde de la extrema derecha más violenta hizo gala de una creciente asertividad en las calles. El asesinato dio pie a una serie manifestaciones ultraderechistas en las que se pudieron ver saludos hitlerianos al grito de “nosotros somos el pueblo” y en las que se intimidó a los periodistas que fueron a cubrirlas. Aquellos episodios culminaron con el cese del jefe de los servicios secretos internos alemanes, que relativizó la violencia extremista y provocaron una aguda crisis política interna en el Ejecutivo de Berlín.
Babelia
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