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Carelia, una tierra remota de muerte y magia

El documental 'Carelia: Internacional con monumento', del cineasta Andrés Duque, ahonda en la historia de la región situada en la frontera entre Rusia y Finlandia

La familia Pankrat’ev en el documental 'Carelia: Internacional con monumento', de Andrés Duque.

“Andrés, tú eres carelio”. Esta fue la afirmación del compositor ruso Oleg Karavaychuk tras ver la película que el cineasta español de origen venezolano Andrés Duque filmó sobre su padre. En la estética y la magia de aquel filme —que mezclaba un viaje del director a Mozambique con la enfermedad de su progenitor— el pianista vio una clara relación con esa desconocida región de su país. Y así, para Duque, empezó el documental Carelia: Internacional con monumento, en el que naturaleza y fantasía se unen en contraposición con una realidad histórica de persecuciones y asesinatos. Carelia se extiende entre Rusia y Finlandia e históricamente se ha visto sometida a numerosas vicisitudes políticas, en las que ha pertenecido a cuatro países distintos.

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“Sus mitos y leyendas, sus rituales animistas y sus cantos épicos se han eclipsado por los procesos de colonización interna o de rusificación”, explica Duque sobre el filme, realizado con una beca multiverso de la Fundación BBVA, donde se proyecta para el público a partir de este viernes 30, de noviembre, en Madrid. La cultura carelia está hoy prácticamente extinta, apenas quedan unos 650.000 carelios, situados en la línea transfronteriza, y cerca de la mitad vive en Petrozavodsk, la capital de este territorio denominado como república, pero que nunca ha llegado a serlo. Está extinta “no solo por el progresivo proceso de homogeneización con Rusia, sino por la Gran Purga del periodo de Stalin, donde empezó la persecución a políticos, intelectuales y minorías étnicas. En ella murieron muchísimos carelios solo por el hecho de serlo”, afirma el cineasta.

A pesar de la advertencia de sus conocidos rusos de que no iba a encontrar ningún vestigio de esta cultura, Duque se lanzó en su búsqueda por pueblos, caseríos y zonas remotas. Hasta que a unos 30 kilómetros en el interior del bosque halló una casa y llamó a la puerta. “Y fue amor a primera vista”. Así conoció a los Pankrat’ev, una familia cristiano-ortodoxa que aún mantiene vivos algunos de los rituales que evocan a sus ancestros chamanes. “Las casualidades tienen algo de mágico. Y me encuentro con esta familia, y descubro que tienen una capacidad de observación, una manera de relacionarse con la naturaleza, una belleza tan especial que dije ya está, no busco más, esto es lo que estoy buscando”, dice el cineasta.

En el documental, Duque muestra la realidad en un juego entre magia y fantasía: “Me gusta indagar en lo fantástico que hay en lo cotidiano, construyendo paisajes que funcionan como refugio artístico”. Y el paisaje tiene un doble fondo: “Por un lado es un lugar donde vive una familia casi paradigmática, donde notas felicidad, inteligencia, belleza, y estar en el bosque, pero allí, debajo de la tierra, hay una historia increíble, de asesinatos”.

Fotograma del documental 'Carelia: Internacional con monumento', de Andrés Duque.
Fotograma del documental 'Carelia: Internacional con monumento', de Andrés Duque.

El caso Dmitriev y las fosas comunes de Sandarmoh

Casi en paralelo al descubrimiento de la familia Pankrat’ev, el historiador ruso Yuri Dmitriev fue detenido. Este activista por los derechos humanos investigó durante dos décadas la Gran Purga de Stalin y encontró aproximadamente 240 fosas comunes de las cientos que minan el macizo forestal de Sandarmoh, hoy convertido en monumento funerario. Al experto le acusan de pedofilia y posesión de pornografía infantil en un caso relacionado con su hijastra. 

“Su proyecto siempre ha sido apoyado por el Gobierno y de pronto se ha convertido en un problema de Estado, de modo que se encuentra en prisión por cargos que no se corresponden con la realidad”, señala Duque. "Hay un dicho en Rusia que afirma: 'El pasado es más incierto que el futuro'. Y eso es una gran verdad. En Rusia parece que hay una obsesión por reescribir la historia constantemente y lo que apunta el caso Dmitriev, como muchos otros de derechos humanos que están ocurriendo en el país, es que están queriendo tapar toda imagen que pueda ser negativa. Hay miedo, por el pasado. Mucho miedo y mucha paranoia". 

"Y me voy dando cuenta de que en el material que voy grabando empiezan a ocurrir una serie de coincidencias, una fijación de los niños hacia los agujeros. En su inocencia, pues no son conscientes de que realmente, bajo tierras carelias, hay miles y miles de muertos, de asesinados, no solo carelios, sino de muchas partes del mundo", resalta Duque. Se calcula que solamente en Sandarmoh y Krasni Bor, que son los dos lugares donde están las fosas comunes que Dmitriev descubrió, hay alrededor de 10.000 muertos. 

Tras este contraste de sensaciones que se difuminan y equilibran, el documental concluye con esta explicación, en letras roja sobre fondo negro: “El presidente Vladimir Putin creó la Sociedad Histórico Militar, en diciembre de 2012 para 'consolidar las fuerzas del Estado y de la sociedad en el estudio del pasado ruso. Y contrarrestar cualquier esfuerzo de distorsión. La Sociedad Histórico Militar es parte de una creciente tendencia del régimen de Putin para encubrir a un genocida, y como resultado, en enero de 2017 un récord de un 46% de ciudadanos rusos ven a Stalin bajo una luz positiva”. 

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