Mujeres rotas
Crónica de una vampirización pactada y liberadora, relato de desdoblamientos, abre un cierto camino vocacionalmente clásico en el cine de Vermut
En 1920, en el interior de un plano fijo de poco más de un minuto, el actor John Barrymore consiguió pasar de la apariencia humana del racional doctor Jekyll a la monstruosidad pulsional de Mr. Hyde sin necesidad de recurrir al maquillaje, elevando el momento cumbre de la adaptación que dirigió John S. Robertson. Ochenta y cuatro años más tarde, en otro plano que registraba las huellas de un irrepresentable fuera de campo sobre el rostro de Nicole Kidman, la actriz lograba hacer inteligible una imposibilidad, una paradoja en la secuencia clave de Reencarnación (2004) de Jonathan Glazer. Eva Llorach, que fue la portadora de un secreto traumático en Diamond Flash (2011) y ha encarnado en escena identidades tan delicadas como la del primer sujeto de un trasplante de rostro –Aún no consigo besar- o la de una orfandad deconstruida –La familia No-, protagoniza en Quién te cantará, tercer largometraje de Carlos Vermut, un momento tan poderoso como los antes mencionados: la secuencia es un corazón negro que, cuando empieza a palpitar, rompe la película en dos mitades. El futuro espectador de la película reconocerá al instante de qué momento está hablando el crítico. No hace falta nada más que un rostro (y un fuera de campo cargado de tensión) para que se produzca la magia (negra): Llorach, sin necesitar palabra alguna, se convierte en otra, libera su sombra, coge el timón de una película excelente y la convierte en única, irrepetible.
QUIÉN TE CANTARÁ
Dirección: Carlos Vermut.
Intérpretes: Eva Llorach, Najwa Nimri, Carme Elías, Natalia de Molina.
Género: drama. España, 2018.
Duración: 125 minutos.
Crónica de una vampirización pactada y liberadora, relato de desdoblamientos que, a su vez, se desdobla, melodrama contenido y claustrofóbico acerca de los esqueletos en el armario que sostienen todo triunfo y respuesta a Persona (1966) en primera línea de playa (helada), Quién te cantará, presidida por la mirada de una Najwa Nimri que se mira a sí misma como quien descubre una forma de vida alienígena, abre un cierto camino vocacionalmente clásico en el cine de Vermut: la acción –de cámara- se despliega en orden cronológico y, salvo una autocita bastante prescindible al comienzo, no hay aquí desvíos narrativos, ni bifurcaciones. Resulta algo desconcertante que, en esta historia de cantante amnésica que necesita (o no) reconstruirse y reconquistar su identidad, quien parezca estar engolando la voz sea el propio director, que no libera de afectación su puesta en escena hasta el valiente, arrebatado y sabiamente ambiguo clímax final, resuelto como explosión de rabioso y arrebatador estilo.
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