Muere la abuela de Daniel Guzmán, que actuó con 93 años en ‘A cambio de nada’
Antonia Guzmán fue la persona más longeva en aspirar al Goya, en su caso el de Mejor Actriz Revelación, gracias a la ópera prima de su nieto
Antonia Guzmán, la abuela del actor y director de cine Daniel Guzmán y actriz de su ópera prima como realizador, A cambio de nada, ha fallecido hoy a los 96 años, según ha comunicado la Academia de Cine.
En la película, que se estrenó en 2015, fue su primera y única participación en el cine, interpretaba a una anciana que recoge muebles abandonados y que se convierte en la familia del personaje de Miguel Herrán, el protagonista. Gracias a su trabajo, Antonia Guzmán fue candidata a Actriz Revelación en los Premios Goya, convirtiéndose en la persona más longeva en ser candidata al galardón de la Academia de Cine. Finalmente lo ganó Irene Escolar por Un otoño sin Berlín.
A cambio de nada obtuvo la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga y el premio a la mejor dirección, y en los Goya se llevó los cabezones a mejor dirección novel para Daniel Guzmán y al mejor actor revelación para Miguel Herrán. Con el premio en la mano Guzmán dijo en el discurso: "Gracias a ti abuela, me he levantado año tras año cuando estaba en el suelo y cuando nadie quería esta película porque de verdad eres mi estrella, abuela. Y has conseguido hacer con 93 años lo que yo nunca podré hacer. Te lo agradezco de corazón".
Antonia Guzmán había nacido en Candeleda (Ávila) y fue costurera de profesión. En una entrevista a este diario, recordaba que de joven trabajó en el campo de su padre y empezó a coser, pero no sabía cortar. Así que viajó a Madrid, en los años cuarenta, y se apuntó a unos cursos de corte y confección. Se hizo tres cursos en un solo mes, mañana y tarde. Fue entonces cuando volvió a Candeleda y abrió un taller de costura del que ha vivido toda la vida. “Me ha gustado. He hecho siempre lo que me ha dado la gana, pero lo he hecho bien. Con lo que ganaba me compré unos pisitos en Madrid y en mi pueblo y eso que mi marido, que era un cobarde, no quería... pero era mi dinero”, recordaba Antonia Guzmán, viuda desde hace cinco lustros.
En cuanto a la película, contaba: “He hecho la película porque me lo pidió mi nieto. No me costó mucho, algo me cansé en el rodaje, pero me trataron muy bien. Me levantaba todos los días a las siete de la mañana y me aprendía el papel. Me llevaban al rodaje y, en cuanto yo terminaba de trabajar, enseguida me devolvían a casa”, recuerda. Con la película se desquitó una espinita: no saber conducir —“dependía siempre de todos”, se lamenta— porque su nieto le ha puesto a conducir un motocarro. En cuanto al Goya, siempre tuvo claro que no lo iba a ganar: “Yo ya he hecho bastante. Ya no voy a hacer nada más. Todo lo que tengo que hacer ya lo he hecho”.
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