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Danny DeVito, el equilibrio impecable entre el riesgo y la popularidad

"Es muy difícil lidiar con el día a día de Donald Trump", asegura el cineasta, que recibe el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián

El actor Danny DeVito, emocionado tras recoger el premio. / En vídeo, declaraciones de Danny DeVito (ATLAS)Vídeo: JAVIER HERNÁNDEZ EL PAÍS
Rocío García
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Es una estrella, pero no lo es. Es un cineasta popular y querido por una carrera que, sin embargo, ha estado marcada por el riesgo. Productor, director y actor, Danny DeVito recibe, a sus 71 años,  el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián, certamen en el que presenta también Small Foot, donde pone de nuevo su voz al servicio de una película de animación para niños, una cinta de la que el intérprete resalta el valiente tratamiento contra la xenofobia, la aceptación del diferente y la búsqueda de la verdad a través de la curiosidad de cada uno.

Él desde niño ha buscado escapar de la realidad, confiesa, en una entrevista horas antes de  recibir el Donostia -“estoy emocionado y muy excitado por subir esta noche a ese gran escenario del Kursaal”- y ese deseo lo fue calmando en la oscuridad de las salas de cine. “Ahí encontré un mundo emocionante de niño y fue cuando cumplí 18 años cuando empecé a pensar en dedicarme a este oficio. En los años sesenta, vi La batalla de Argel [de Gillo Pontecorvo] y me quedé prendado. Fue entonces cuando quise saber lo que había detrás de toda esa maravilla. Mi vida en esta profesión ha estado marcada por preguntas, preguntas y preguntas. Empecé como director en una serie de televisión y luego fueron llegando los cortos, las películas, sin dejarme nunca de hacer preguntas. No era un mundo fácil pero si crees en ti mismo y en los que te rodean es posible”, asegura el cineasta, un hombre especialmente cálido y distendido.

Nunca ha olvidado la frase del personaje que le catapultó al estrellato en Estados Unidos, Louie De Palma en la serie Taxi. “Si no haces hoy el bien, mañana estarás mordiendo el polvo”. Ríe con ganas ante el recuerdo y quiere contar la verdad de esta frase: “Estuvimos diez días preparándonos para el episodio piloto de la serie. Mi personaje era brutalmente honesto. La noche anterior a la sesión en la que íbamos a rodar el primer capítulo delante del público, que es así como lo hacíamos entonces, los productores me enviaron una planta y una botella de vino, con una tarjeta que ponía: ‘Como diría Louie, si no lo haces bien esta noche, mañana estarás en la mierda”. Pero es cierto, confiesa DeVito, que esa presión por hacerlo siempre bien ha estado presente en su trayectoria.

En ella ha combinado producciones como Pulp Fiction o Erin Brockovich, interpretaciones en películas como Alguien voló sobre el nido del cuco, Man on the Moon, L.A. Confidential; tiene seis Globos de Oro y ha dirigido cintas como Matilda o La guerra de los Rose. Un equilibrio que se adivina impecable entre el riesgo y el fervor del público. “Estamos perdiendo el planeta por nuestro empeño en no hacer frente al calentamiento global y los cambios medioambientales. Si no nos enfrentamos a ello, no vamos a poder dejar nuestros hijos un mundo decente. Dicho esto, siempre he elegido las cosas que mi intuición me decían que estaban bien. No hay que tener miedo a nada y enfrentarse a todas las dificultades”.

Mucho ha cambiado el mundo audiovisual desde que él comenzó. “Hay que tener una perspectiva positiva. De niño me hubiera encantado ver películas a todas horas. Yo tenía que esperar al fin de semana para ir al cine. Hoy, las televisiones te ofrecen todo, pero creo que hay que fomentar la emoción entre los niños de ir a una sala de cine con mucha gente alrededor. Es una experiencia que todos deberíamos abrazar y asegurarnos que no desaparece, aunque muchas veces la idea de ver tú solo una película en tu casa es muy agradable. Es un toma y daca en el que se gana y se pierde. Si no me equivoco, la gente elegirá siempre una sala de cine”.

DeVito solo se pone más serio cuando habla del presidente Donald Trump. “Es muy difícil lidiar con ello en el día a día, aunque no es tan raro en el mundo tener un presidente que no tiene ni idea de cómo llevar un país. Es terrible que se haya elegido a un hombre que tiene la capacidad de mofarse del Tribunal Supremo, de aterrorizar a gente de todo el mundo. No es el único presidente idiota en el mundo, pero está claro que Trump no es apto para el puesto que ostenta. Tengo la sensación de que la gente se está empezando a movilizar para luchar contra el estancamiento de la Casa Blanca y neutralizar algunos de sus terribles planes”.

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