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Como ella, cualquiera puede revolucionar su vida

Mercè Aránega interpreta la comedia ‘Shirley Valentine’ en Barcelona

Jacinto Antón
Mercè Aránega en 'Shirley Valentine'.
Mercè Aránega en 'Shirley Valentine'.DAVID RUANO

No por casualidad han elegido la actriz Mercè Aránega y el equipo de Shirley Valentine, que se estrena hoy en el Teatre Goya de Barcelona, la icónica estampa de Rosie la Remachadora, su lucimiento de bíceps con aire de corte de mangas y su “We can do it” (Podemos hacerlo), como imagen de su espectáculo. La (ya no) resignada ama de casa de Liverpool de clase trabajadora Shirley Valentine, protagonista del célebre monólogo, que un día se lía la manta a la cabeza y se marcha de viaje a Grecia plantando su vida sin esperanzas en pos de la felicidad, se aviene muy bien con el coraje que irradia la vieja ilustración (1942) de J. Howard Miller para la Westinghouse que se convirtió en propaganda de la incorporación de la mujer al trabajo durante la II Guerra Mundial y luego devino icono feminista y símbolo del empoderamiento femenino.

La carga feminista está muy presente en la pieza teatral Shirley Valentine (1988) del británico Willy Russell, autor también de Educando a Rita, dos obras que, tras su éxito en los escenarios, han tenido exitosas versiones cinematográficas (la primera con la misma actriz que la estrenó en el West End y en Broadway, Pauline Collins). Sin embargo, Mercè Aránega considera que la pieza va más allá y que es un canto a “la capacidad, el derecho y la obligación” de todos los seres humanos sin distinción de sexo o edad “para decir hasta aquí hemos llegado, mirar hacia dentro y no renunciar a lo que habías querido ser”. Para “hacer la revolución en tu vida”, vamos.

El griego Costas, de la estirpe de Zorba, “es un pinta, sí, pero le hace ver, sentir y tocar cosas que no recordaba”.

“Es cierto que vidas como la de Shirley muestran que las mujeres lo tienen más jodido que los hombres: el síndrome del nido vacío, el marido que pasa de ella, los sueños que han quedado atrás”, reflexiona Aránega. “Como muchas, ella va tirando hasta el momento en que te mueres, pero a veces te das cuenta antes de que ya llevas muerta mucho tiempo”.

Al personaje de la obra una amiga le propone inesperadamente irse con ella a Grecia en un viaje que ha ganado en un concurso. Allí redescubre la vida y hace su revolución personal. En ello juega un papel el griego Costas Dimitriades, con el que tiene una relación apasionada. “Pero, ojo, ella no se libera porque conozca a un hombre. No está enamorada de él sino de la vida, aunque a veces va bien un empujoncito”. El griego, de la estirpe de Zorba, “es un pinta, sí, pero le hace ver, sentir y tocar cosas que no recordaba”. Shirley Valentine, “no es una comedia romántica, es una comedia en la que ríes mucho pero que contiene momentos muy amargos y emotivos”. El monólogo dura 1 hora y 17 minutos, “incluidas las risas del público”. En la banda sonora figura alguna canción inesperada y gozosa y la escenografía es sobria pero capaz de llevarte de la cocina de Shirley al borde del mar griego. La historia les puede sonar a algunos a Mamma Mia! pero “no tiene nada que ver, y la precede 30 años”.

Mercè Aránega en un momento de 'Shirley Valentine'.
Mercè Aránega en un momento de 'Shirley Valentine'.DAVID RUANO

Shirley Valentine ha sido montada ya en nuestros teatros en diferentes versiones como las protagonizadas por Amparo Moreno (dirigida por Rosa Maria Sardà) en la sala Villarroel de Barcelona en 1994 o Verónica Forqué en el Maravillas de Madrid en 2012. Fue viendo un montaje en Buenos Aires hace 30 años, cuando tenía 30, que Arànega se enamoró del personaje. “Pero entonces no podía encarnar a una mujer con dos hijos ya fuera de casa, tenía que hacerme mayor”. No ha sido sino hasta ahora que ha tenido la oportunidad, de la mano del director Miquel Gorriz, y en una coproducción de Mola y Focus, en versión catalana de Joan Sellent y Ferran Toutain. “Ha sido cumplir un sueño”, recalca Aránega

En el cartel, su Shirley parece estar haciendo un corte de mangas. “También. Se arremanga y hace la botifarra”, señala la actriz de teatro y cine, una de las más populares, inquietas y corajudas de la escena catalana, con obras de Strindberg, Brecht, Shakespeare, Chéjov o Lorca a sus espaldas, pero también de Pinter, Koltès, Bernhard o los nuevos dramaturgos como Pau Miró o Marc Rosich.

A nivel interpretativo, Shirley Valentine “es una verdadera partitura y una montaña rusa para una actriz, un papel cansadísimo pero una delicia, muy bien escrito; Shirley es un personaje muy tierno e inteligente”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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