“No descartamos más compras en España”
Markus Dohle, consejero delegado del coloso editorial Penguin Random House, analiza su estrategia y el mercado del libro
Puede tardar hasta 26 segundos, pero cuando llega (precedida de un murmullo y un aleteo de manos), la respuesta del consejero delegado de Penguin Random House, Markus Dohle (Sauerland, Alemania, 1968), es compacta, sin fisuras. Inauguró la semana pasada en Barcelona el Fórum Edita. Su discurso: el sector editorial vive uno de los mejores momentos de su historia. Quizá ser el cuarto grupo mundial (primero en edición comercial), con 320 sellos, vender 800 millones de ejemplares entre libro papel, audiobooks y ebooks en 100 países y a 120.000 locales minoristas en el mundo de una visión muy diferente.
Pregunta. En su conferencia apuntó que Penguin Random House (PRH) tenía “posibilidades de crecer” en España. ¿Cómo y por dónde?
Respuesta. Hay posibilidades de crecimiento orgánico: tras la crisis financiera, el mercado español ha registrado tasas de crecimiento, aunque leves, en los dos últimos años. También hemos observado un desarrollo más dinámico en algunos mercados latinoamericanos. Pero no solo queremos participar de ese crecimiento, sino expandirlo. Por otro lado, siempre buscamos oportunidades para incorporar sellos a nuestro paraguas.
P. O sea, no descartan más compras...
R. No, no las descarto: siempre estaremos atentos a ampliar nuestra cartera. Sea con grandes oportunidades o con otras más pequeñas.
P. En breve visitará siete países de Sudamérica. ¿No sigue siendo un mercado muy inestable o es que el europeo está tan maduro, o tan mal, que les empuja hacia ahí?
R. Hemos visto tres grandes tendencias en los últimos cinco años. El mercado angloamericano ha manifestado gran dinamismo, con un crecimiento notable en el formato impreso y dificultades en el libro electrónico. En Europa ha tenido un desarrollo estable, con crecimientos leves. Por último, hemos detectado un crecimiento considerable en mercados emergentes como China o India. América Latina es uno de nuestros mercados emergentes más importantes. Algunas economías tienen un marcado componente cíclico, pero en conjunto son países con enorme potencial por su crecimiento poblacional y al peso de los jóvenes en su demografía. Y nosotros somos líderes en muchos de esos mercados.
P. Pero esos países se saltarán procesos tradicionales del sector: no tendrán tantas librerías físicas y el smartphone ya predomina como dispositivo de lectura, elemento prescriptor y canal de compra.
R. Estoy de acuerdo. Pero nuestros datos muestran que en esos mercados emergentes los consumidores siguen prefiriendo el libro impreso. Muchos expertos vaticinaron que en la India el teléfono móvil se convertiría en el medio más utilizado para leer, pero no ha sido así. Cierto que algunos mercados emergentes carecen de infraestructura para una distribución óptima del libro en papel, pero el comercio electrónico ofrece un medio muy eficaz de llegar a posibles lectores.
P. Desde 2013, Alemania ha perdido 6,1 millones de compradores de libros, un 17,8%. Ese fenómeno parece compensarse, como ocurre también en Francia, España o Estados Unidos, con menos lectores que compran más libros, incluso digitales. ¿Cómo se explica esa polarización?
R. Es cierto que en algunos mercados maduros el porcentaje de no lectores ha aumentado en los últimos años. En algunos países, este fenómeno se ha compensado con el crecimiento de la población. Por otro lado, los lectores asiduos siguen leyendo y, en algunos mercados, compran incluso más libros que antes. En Estados Unidos, el 25% de los lectores representa alrededor del 80% de los ingresos del sector. Tenemos que garantizar que esos sigan leyendo y a la vez, crear nuevos lectores. Nuestro gran objetivo es asegurar que la lectura siga resultando atractiva para las generaciones venideras. Para ello debemos centrarnos en ofrecer a los lectores grandes relatos. Margaret Atwood dice: “El arte de narrar nunca desaparecerá porque forma parte del ADN humano”. Narrar y relatar historias son actividades esenciales para el ser humano, y el libro es el formato preferido para la narración, no va a desaparecer. Tenemos futuro como editores.
P. ¿El enemigo número uno del libro no es tanto la piratería como las plataformas de ocio? ¿La batalla es ocupar el espacio del ocio?
R. La irrupción de cada nuevo formato o tecnología hace que muchos se cuestionen el futuro del libro. Pero la realidad es que, en los últimos 15 años, desde que empezó la transformación digital de los medios, el sector editorial ha experimentado una transición muy satisfactoria, especialmente si se lo compara con otros medios: desde el inicio de esa transformación, el mercado del libro no ha hecho más que crecer. Es evidente que las redes sociales y las nuevas formas de consumir narrativa, en especial en formato vídeo, como Netflix, Amazon Prime Video, YouTube…, suponen una enorme competencia. Dicho esto, casi todos esos contenidos de vídeo están inspirados en libros. Cada una de esas series, películas y vídeos ofrece la posibilidad de vender más libros porque cada vez más personas desean leer el relato original en un libro. Nunca había habido una vinculación tan estrecha entre libro y nuevos medios.
P. Recientemente ha afirmado: “Amazon es nuestro principal cliente internacional y de mayor crecimiento”. ¿No le preocupa estar tanto en sus manos? Además, ahora también editan.
R. Nosotros vemos en Amazon un socio muy importante. Ha traído muchísima innovación al sector: ha facilitado comprar 24 horas al día los siete días de la semana, ha creado un mercado de masas para el libro electrónico y ha permitido llegar a públicos más amplios. Ha ampliado el mercado del libro a escala mundial. La transición hacia el comercio electrónico es inevitable, también para el libro. En cualquier caso, nunca hemos aspirado a ser libreros: somos editores. Por lo tanto, somos neutrales en lo que respecta a formatos y canales de venta. No tenemos nada que decir a los lectores sobre cómo deben comprar o consumir sus libros. Nuestra ambición es vender cuantos más libros mejor. Pero, a la vez, tenemos el compromiso de apoyar a las librerías porque siguen siendo la vía más importante y eficaz en que los lectores descubren su siguiente libro.
P. En Estados Unidos, algunas editoriales han decidido vender también directamente a través de su web. ¿Se lo ha planteado PRH?
R. Nosotros no nos dedicamos a vender libros y no creemos en integrar el negocio de manera vertical y competir con los libreros.
P. Entre 2006 y 2015 se consolidó el fenómeno blockbuster: cinco títulos concentraron el 22% de las ventas de los 100 libros más vendidos: son los El código Da Vinci, las series de Harry Potter y 50 sombras de Grey… Por otro lado, desaparecen los títulos de ventas medias, las midlist. ¿Pasa en el libro lo que en la vida real: desaparece la clase media y los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres?
R. En los últimos 20 años hemos asistido a estos megafenómenos favorecidos por un mundo interconectado y las redes sociales, que lo viralizan todo. La proporción que representan los best-sellers en nuestro negocio no ha cambiado. Al contrario. Los éxitos editoriales representan entre el 10% y el 20% de las ventas. Por lo tanto, más del 80% del negocio procede del resto del catálogo, incluido nuestro fondo editorial, que es el que nos da de comer. La aparición del comercio electrónico no produce una polarización; lo que hace es brindar más opciones al consumidor.
P. ¿Le preocupa que la prescripción lectora se desplace de los medios clásicos a los influencers y youtubers?
R. Nos entusiasman sus recomendaciones. Lo que sí es un problema es la reducción de críticas en revistas y periódicos. Ésa es otra de las razones que nos llevan a conectar directamente con el lector. Dar a conocer los libros en este entorno sí es un tema muy importante.
P. Los escritores británicos han visto reducidos sus ingresos en un 15% frente a las ganancias de un 13% de las grandes editoriales. Algo similar han detectado los estadounidenses. ¿La cadena de valor del libro se está rompiendo al pagarse cada vez menos a los autores, cuyo trabajo, en cambio, es utilizado en más plataformas?
R. Desgraciadamente, sólo algunos escritores pueden vivir de su trabajo. Ahora bien, el reparto de ingresos entre editores, distribuidores, autores y agentes se ha mantenido estable con la transformación digital. En cualquier caso, los escritores tienen hoy más oportunidades que nunca de publicar sus obras. Debemos proporcionarles un servicio del máximo nivel. De lo contrario, podrían optar por otros canales, como la autoedición. Nuestro modelo editorial ha sido cuestionado en los últimos años, pero ninguno de nuestros autores importantes ha empezado a autoeditarse. Lo que sí se da es la situación contraria: muchos escritores que han comenzado en la autoedición, como E.L. James, autora de 50 sombras de Grey, han venido a nosotros para maximizar el alcance de sus obras.
P. Grandes grupos como Hachette o Harper Collins apuestan por quedarse autores locales y venderlos (y representarlos) editándolos para todo el mundo bajo sus sellos. ¿Entrará PRH en eso?
R. La edición es más un negocio multilocal que global. Sólo si consideramos que tiene sentido publicar una obra a escala mundial, no dudamos en hacerlo.
P. Pero eso puede reducir muchísimo el panorama editorial y castigar a los agentes literarios.
R. Esa política no existe en PRH. Lo mejor para un relato es encontrar el editor al que más le entusiasme: ése es quien debe publicarlo. En PRH sólo adoptamos un enfoque mundial cuando creemos que eso es lo mejor para la difusión internacional de un libro. La discusión no debe centrarse en la dicotomía entre lo local y lo global sino en qué es mejor para el autor y el relato que narra el libro. La esencia de la edición sigue siendo local, no lo dude.
Babelia
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