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Amaya de Miguel dirigirá el Instituto de las Artes Escénicas y de la Música

El organismo del ministerio de Cultura encargado de los espectáculos públicos requiere una profunda reforma pendiente

Asamblea del Teatro de la Zarzuela, dependiente del Inaem.
Asamblea del Teatro de la Zarzuela, dependiente del Inaem.Paco Campos (efe)

El Inaem es el regalo envenenado del ministerio de Cultura. Su seña de identidad desde hace dos décadas es el conflicto. Pero resulta fundamental para las políticas culturales con vocación estatal. Montserrat Iglesias, actual responsable del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) sale mañana del despacho y da el relevo a una conocida de la casa: Amaya de Miguel.

El ministro de Cultura, José Guirao, que ha confirmado el nombramiento durante una visita al festival de Almagro, ya se lo ha comunicado a Iglesias. Fue nombrada por José María Lassalle hace cuatro años y ha tenido que lidiar con el recorte y el corsé de Hacienda. Malos alicientes para el fomento del teatro, la música y la danza. Aun así ha logrado un incremento de público –de un 76% a un 84%- en las salas del Centro Dramático Nacional, la Compañía de Teatro Clásico, la Orquesta Nacional o el Ballet y la Compañía Nacional de Danza, así como para los ciclos del Centro de Difusión Musical o el Teatro de la Zarzuela. Son sus unidades más fuertes y en el caso del último su más intenso dolor de cabeza.

La fusión con el Teatro Real ha supuesto un conflicto intenso con los sindicatos y un sector de los creadores que se ha puesto, desde el momento en que se descubrió, en contra. Finalmente, José Guirao, nada más entrar al ministerio frenó la unión y dio al traste con la iniciativa. Pero no para volver a la situación anterior, sino para acometer una profunda reforma de todo el Inaem. Para ello tendrá en cuenta el diagnóstico que Iglesias y su equipo, con la complicidad de todos los directores de las unidades artísticas, han elaborado en esta última etapa.

La versión de Bianco sobre la Zarzuela

Con el conflicto sobre la fusión del Teatro Real y la Zarzuela zanjado, Daniel Bianco ha querido hablar. “Habrá que sacar conclusiones de esto. Siempre estuve a favor de que la gestión del teatro se lleve por medio de una fundación pública. Pero no unida a otra institución, porque este es un teatro único en el mundo que defiende un género singular y el patrimonio de la música española”, asegura. Tampoco le gustaron las formas que desde el ministerio de Educación y Cultura del PP tuvieron con él. “Lo llevaron todo a mis espaldas. Es como si quieres vender una casa que está alquilada y no se lo comentas al inquilino”. Bianco presume de haber sido cauto, pero no esconderse. “Acudí a las manifestaciones de los trabajadores y me gané la bronca del ministro. Todo se hizo con prisas y mal porque no había manera de trasladar al personal del teatro a una fundación”. No quiere decir que tal iniciativa sea imposible: “Como todo, es cuestión de voluntad política”.

Se trata de avanzar en una gestión más flexible y menos fiscalizada, así como una revisión a fondo de los convenios que impiden movilidad, derechos audiovisuales, giras y contrataciones necesarias para levantar en las mejores condiciones los espectáculos. Pero el reto queda en la mesa para Amaya de Miguel.

La que será nombrada este viernes directora del Inaem conoce a fondo la casa. Es el único nombramiento en el área de José Guirao que ha sido sugerido y alentado desde Moncloa. De Miguel es esposa de Carlos Westendorp, que fue ministro de Exteriores con Felipe González, es amiga del actual presidente del Gobierno. El matrimonio hizo amistad con Pedro Sánchez cuando este pasó un tiempo en Nueva York. El padre de Sánchez trabajaba entonces en el Inaem, así que el presidente conoce bien la casa y comparte puntos de vista sobre su reforma con la nueva responsable.

Amaya de Miguel comenzó en el Centro Dramático Nacional (CDN) y fue nombrada en 1994, con 33 años, directora del Festival de Almagro, dependiente también del Inaem. La oportunidad se la dio Carmen Alborch cuando era ministra de Cultura en el Gobierno de Felipe González. De Miguel era la primera mujer que ocupaba el cargo y en aquel periodo conoció también a Guirao. También trabajó en el grupo Prisa. Comenzaba así una carrera en la gestión cultural que sigue ahora pero en la cabeza del organismo donde comenzó.

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