La psicodelia de Rufus T. Firefly se funde con los montes de Muniellos
Los madrileños triunfan en el Prestoso Fest junto a grupos como Kokoschka o Carolina Durante frente a más de 700 personas pese a las previsiones meteorológicas
"Los meteorólogos deben ser gallegos", planteaba con sorna el periodista musical Juan de Pablos este sábado en Xedré. El veterano locutor de Radio 3 se refería a la tormentosa previsión anunciada sobre el pueblo asturiano, ubicado en Cangas del Narcea, donde este fin de semana se celebró el Prestoso Fest. Una vez más, el pronóstico se cebó con el Principado y la lluvia apenas asomó durante las horas en las que se celebró el festival. Pese a todo, una organización voluntariosa y un sonido excelente sirvieron de trampolín para que Rufus T. Firefly, Kokoschka o Carolina Durante brillaran sobre el escenario junto a la Reserva Natural Integral de Muniellos en un fin de semana único en el panorama festivalero estatal.
La cálida voz de la cantautora gallego-americana Marem Ladson inauguró el evento el pasado jueves en el parador del municipio de Corias -un espectacular convento del siglo XIX donde todavía residen varios monjes benedictinos-. Allí se creó un momento familiar entre locales que degustaron quesos asturianos mientras escuchaban temas como All my storms o Shades of blue. El día siguiente y con el cielo despejado, la formación folclórica Los Pandeiros de Xedré dio el pistoletazo de salida bajando por las calles del pueblo hasta llegar frente al escenario, que quedó inaugurado por la solvencia roquera de Thee Operators, que agradecieron "el mimo" invertido por la organización. Tomó el relevo Ángel Kaplan, que conjugó perfectamente su pop con aires de Simon & Garfunkel, mientras el sol se ocultaba tras los montes y familias, niños y chavalería de todas las edades disfrutaban del músico asturiano. Como rezaba el cartel: el festival de música independiente en el paraíso natural.
Las primeras y casi únicas gotas cayeron durante el concierto de los valencianos La Plata, dinámicos, potentes, con una gran sección rítmica. Y amainó en 20 minutos. El punk de Biznaga puso el turbo y arrancó los primeros bailes del público frente al escenario mientras Prestosín, la mascota-oso del festival se subía con ellos a mover el esqueleto. Tras atacar canciones como No queda nada o Corazón Caliente, el grupo terminó con una versión de El Lanzador de cuchillos del cantautor asturiano Victor Manuel. "Tenemos claro que a otros sitios no volveremos, aquí sí", sentenciaron. Man Pop DJ puso el cierre a la primera jornada ofreciendo calor sónico a unas ochenta personas que se quedaron bailando hasta las cinco de la mañana.
Con el sol bien arriba, el sábado arrancó el grupo cangués Pingüino, sustitutos a última hora de la banda gallega Klüte. Las inclemencias mañaneras supusieron un retraso en los horarios del cartel, pero el cielo apenas volvió a descargar unas gotas el resto de la noche. Con una mayor afluencia de público, brilló el potente dúo madrileño rock, Yawners, sujetados por una enérgica percusión y una compacta guitarra.
Y llegó Rufus T. Firefly La instrumentación, la psicodelia y las evocadoras letras de la banda de Aranjuez armonizaron a la perfección con el paisaje y con una pujante luna llena que asomaba entre las montañas. "Eres la esperanza de toda la humanidad / Eres la primera luz / La mujer guerrera que me va a sacar de aquí / La mágica oportunidad". La evocadora letra de Nebulosa de Jade fue motivo suficiente para atravesar las laberínticas curvas que conducen hasta el marginado suroccidente asturiano. La banda se mostró emocionada por actuar en pleno monte ya que su penúltimo disco, Magnolia, es -entre otras cosas- un alegato en defensa de la naturaleza.
Tras la dosis de psicodelia y matices sonoros, llegó el turno del fenómeno Carolina Durante, quienes pusieron la nota juvenil-roquera y aprovecharon para mandar un sardónico saludo al cantante Mikel Izal antes de hacer sonar sus ácidos cánticos como El himno titular o Cayetano. La noche se volvió prolongar bailando, esta vez bajo la batuta de Mi$$ Di$co DJ. El domingo se puso el punto final con la entrega un plantón de un árbol autóctono a los asistentes y artistas y las manos de Maribel & Sebastian DJ sobre los platos.
El festival, que cumple su tercera edición tras el parón del año pasado, tiene mimbres; pero también cosas que pulir pese a los imprevistos, que en el caso de un evento de este calibre deberían ser previstos. Urge convocar más puestos, zonas donde tomarse un respiro o sentarse y una mayor propuesta culinaria. El viernes se podían comer tacos y palomitas; el sábado, solo palomitas. Asturias es una de las regiones más potentes gastronómicamente de España y el acceso a un bocadillo a las dos de la mañana en un festival debería ser un derecho inalienable. Con todo, y pese a los vaivenes meteorológicos y los escasos recursos, el mérito de la organización es mayúsculo y deberían contar una mayor asistencia y respaldo de público, en especial de la población del concejo asturiano.
Babelia
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