El himno del Mundial de Carolina Durante ‘me representa’
Yo era más de Nacho, pero Odriozola titular ya
Me cuesta reconocerlo: soy muy futbolero. Para más inri, madridista. Me derrito cuando a Isco le sale bien lo que solo él tiene en su cabeza. También, cuando levantamos Copas de Europa de tres en tres. Pero a la vez, me avergüenzo cuando la grada corea insultos a Cataluña o utiliza expresiones homófobas para atacar a Guardiola: que a mí se me ve mucho por Chueca y cada vez menos delgado. Qué batalla interior la mía.
A mí me pone Marco Asensio, futbolísticamente hablando. A ella Koke y a aquél Joaquín, finta y sprint. Somos esa persona a la que sigues en redes y te hace stories desde el estadio contra todo pronóstico. ‘¿Pero a esta le gusta el fútbol?’ ‘¿Qué hace fulano en una peña del Racing?’. Somos los que nos camuflamos entre fieles y veteranos en bares castizos del centro. De esos que si la cañita huele un poco a Fairy, tú tiras para adelante mientras aguantas a un sexagenario explicándote, en cada lance del partido, todo lo que él haría como seleccionador. Al final, sin darte cuenta, acabas fundido en un abrazo con un extraño que luce la camiseta de Raúl de Corea 2002 que huele a tigre.
Los ingleses lo llaman guilty pleasures, para nosotros: nuestras mierdas. Y si no es el fútbol, será First Dates, Eurovisión, la orquesta de la verbena o Aquí no hay quien viva. Ese es el punto de fuga, el sumidero, lo inconfesable... Instagram nos ha condenado a una cárcel de postureo, pero necesitamos pecar y mancharnos la camisa nueva con salsa chipotle (la del burrito que te tomas cuando vas de retirada mañanera).
Por eso Carolina Durante me representa. Jamás ganarán un Nobel de Literatura y no tendrán al alumnado del CEU San Pablo -ni a los Cayetanos- entre sus incondicionales, pero habla a toda una generación Lo hacen cuando reivindican el vértigo de la existencia golpearle mientras vuelve a casa a las seis de la mañana. O cuando tiemblas al escuchar la invitación de ese amigo poseído para ir de after en el momento más inadecuado (como en el tema La Noche de los Muertos Vivientes). También cuando te reconoces sorprendido viendo belleza incluso en las “putas gaviotas”, de un atardecer playero (En Verano, Ornitofilia). O si te descubres cantando “el maldito lo lo lo” (El Himno Titular).
“A los que no nos gusta que nos guste el fútbol”, nos daba por pensar que “este año sí” (en 1994, en 1998, en 2002 y en 2006) y al final fue en 2010, y ahora a ver hasta cuándo. Los que vengamos el tabique de Luis Enrique con el Iniesta de mi vida. Los que respiramos aliviados cuando Brasil hizo un poco más el ridículo que nosotros en su Mundial. Pero también los del ramen; los que estamos de hype (a tope para que nos entiendan los xennials) con la nueva de Paquita Salas; los que estamos buscando modelito para lucir en el Orgullo y uno de los 38.000 de Vetusta Morla. Los que sabemos que no es no. A los que nos arde la sangre al ver a rusas diciendo a cámara de móviles guarradas que no entienden.
Somos más aguerridas de lo que creéis. Pero a pesar de ser legión tenemos nuestras contradicciones y mientras tú vas a Los Planetas y yo a Belako, que se solapan. ¿Quién hace los horarios de los festivales, de verdad? Sabemos escuchar y cambiar de opinión. Y aunque en mi caso era más de Nacho, ahora no me cabe en la cabeza que Odriozola no sea titular. Capitanía, ya.
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