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Los creadores ‘indies’ conquistan los Goya del videojuego

'The Red Strings Club' y 'Bring you home' se erigen como los grandes triunfadores de una noche dominada por los nuevos talentos

Los triunfadores de los Goya del videojuego, el equipo de 'Bring you home'.
Los triunfadores de los Goya del videojuego, el equipo de 'Bring you home'.

Hay relevo generacional. Esa es la frase, la síntesis, de lo que ocurrió ayer en la gala de las Pulgas, los Goya del videojuego que entrega Gamelab en colaboración con la Academia Española de las Artes y las Ciencias Interactivas desde hace nueve años. Sí, Mercury Steam, la gran superviviente del sector español, sigue teniendo un excelente presente, y ayer se llevó dos Pulgas por su Metroid: Samus Returns —aunque no las recogió, luego hablamos más de ello—. Pero los grandes triunfadores de la noche fueron los indies: uno cantado, The Red Strings Club, y la sorpresa de Bring you home un juego de móvil que ha vencido en la categoría más codiciada, la de Mejor juego español del año.

Ganadores de los IX Premios Nacionales al videojuego español

MEJOR JUEGO DEL AÑO

· Bring You Home, de Alike Studio

· MEJOR DISEÑO DE JUEGO

· Metroid: Samus Returns, de MercurySteam

MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA

· Bring You Home, de Alike Studio

MEJOR AUDIO

· The Red Strings Club, de Deconstructeam

MEJOR NARRATIVA

· The Red Strings Club, de Deconstructeam

MEJOR IDEA ORIGINAL

· Stay, de Appnormals Team

MEJOR JUEGO DE MÓVIL

· Bring You Home, de Alike Studio

MEJOR JUEGO DE PC

· The Red Strings Club, de Deconstructeam

MEJOR JUEGO DE CONSOLA

· Metroid: Samus Returns, de MercurySteam

MEJOR JUEGO DEBUT

·Monster Prom, de Beautiful Glitch

MEJOR JUEGO UNIVERSITARIO

· Jera, de Digipen

MEJOR JUEGO EN DESARROLLO

· Blasphemous de The Game Kitchen

PREMIO DE LA PRENSA

·The Red Strings Club, de Deconstructeam

PREMIO DEL PÚBLICO

·Monster Prom, de Beautiful Glitch

MEJOR JUEGO CATALÁN DEL AÑO

·Bring You Home, de Alike Studio

Antes de narrar más anécdotas de la gala, toca un tirón de orejas. Uno que ya dimos el año pasado y en alguna ocasión más. De nuevo, Toni Garrido, como también lo fue en su día Florentino Fernández Flo, volvió a plantear un humor que no cala entre el público: el ridiculizar con los tópicos más manidos a los jugadores y creadores de videojuegos. Desde llamarlos directamente antisociales, hasta pedir al público que se aplaudiera cada vez que se subiera alguien con pantalón corto y chanclas pasando por diversos chascarrillos sobre el aspecto y elocuencia de los presentes.

La tensión fue in crescendo durante la noche. Alguien gritó, desde las butacas: “Eres un payaso”. Un par de premiados —el más fino Jordi de Paco, director de The Red Strings Club— replicaron al humor de Garrido con un par de rejonazos. De Paco firmó el mejor de la noche cuando recogía el tercero de los cuatro premios que se llevaría su juego, aclamado por la prensa mundial como una auténtica joya de la narrativa interactiva. “Parece que ser antisocial compensa”, comentó con sorna. En el cuarto premio, amplió la reflexión: “Ahora ya sin bromas, de antisociales no tenemos mucho. Mi equipo ha tardado en volver a los premios cuatro años, porque nos pasamos cuatro años más de fiesta y con los amigos trabajando”. Fue una educada manera de decirle al presentador: “Basta ya”.

Garrido recogió el guante. Antes de dar el premio a mejor juego de la noche, pronunció un encomio al videojuego que sonó a disculpas. Llegó a afirmar Garrido que, personalmente, cree que “el videojuego provoca unas sensaciones que llegan mucho más lejos que el cine o la literatura. Gracias por mejorar mi vida”. Fue algo tarde, sonó algo forzado y no acalló los cabreos en los corrillos a la salida, al ver un año más cómo un presentador ajeno al sector cree que la mejor manera de ganarse a un público de creadores de videojuegos es poniéndoles frente a un espejo de Valle-Inclán y pintarlos como si fueran monstruos. Pero, al menos, hubo intento de redención. Algo es algo.

De los premios, llamó poderosamente la atención tanto quién ganó como quién se quedó sin nada. Clamorosa la ausencia de Raiders of the broken planet, la superproducción independiente de Mercury Steam, que no apareció en ninguna nominación. Clamorosa también la de Crossing souls, otro de los juegos que han tenido una salida internacional poderosa y tampoco estaban entre los nominados. Sorprendente el 0 en la cuenta de Pulgas para obras como Solo o Moonlighter. Personalmente me apena que The invisible hours de Tequila Works no se llevara el gato al agua en alguna de las categorías a las que estaba nominado, porque me parece que es uno de los mejores juegos de realidad virtual publicados hasta la fecha, un auténtico tour-de-force narrativo que tal vez se ha visto menguado en sus posibilidades por la presencia limitada aún de este medio, que no acaba de despegar.

Más allá de las ausencias, dos motivos para celebración. Primero, que la nueva generación de desarrolladores se adueñe por completo de las victorias y de las nominaciones; era un clamor ya que el sector español ha cambiado de la cabeza a los pies y que son ahora las pequeñas empresas las que dominan el panorama, pero reconforta verlo reconocido en los principales premios del sector. Segundo, que un juego de móvil se cuele entre los ganadores también es motivo de alegría, porque el móvil está siendo el puente entre los que nunca habían jugado y los que nunca dejarán de jugar. Habida cuenta del rédito que los medios siguen sacando de esa imagen deformada del videojuego como adicción fatal. Reforzar la importancia del móvil para que este arte se entienda mejor, y con un juego además que huye de la mecánica tragaperras de Clash of clans y similares, es un acierto.

El diseñador Mark Cerny, la diseñadora Amy Henning e Iván Lobo, director de Gamelab, durante la gala de los IX Premios a la Industria del Videojuego Español.
El diseñador Mark Cerny, la diseñadora Amy Henning e Iván Lobo, director de Gamelab, durante la gala de los IX Premios a la Industria del Videojuego Español.

Y no podemos olvidarnos del gran momento de la noche. La subida al escenario de Amy Hennig, la creadora de Uncharted y gran homenajeada de esta edición del Gamelab. Estuvo encantadora, divertida y desmitificadora. También, emocionada, tal vez porque verse reconocida y arropada tan lejos de casa en el momento más difícil de su carrera la emocionó. Repitió muchas veces el agradecimiento a Iván Lobo, director del Gamelab, del que afirmó que la "persiguió con insistencia y múltiples estrategias durante cuatro años. La ventaja de estar desempleada es que al fin le pude decir que sí". Un sí que ha iluminado el Gamelab en ponencias, entrevistas y la gala de ayer. 

Poco más hay que contar. Bueno sí, un detalle. Entre las butacas había al menos un representante de Mercury Steam. Pero el que subió a recoger el premio fue Víctor Junquera, del departamento de prensa de Nintendo España; fue un momento algo raro pero que quizás obedezca a condiciones contractuales. ¿Deberes para el año que viene? Pues, desde luego, otro tipo de presentación. O de presentador.

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