_
_
_
_

Encuentros en la última fase

El festival Sónar, que envía mensajes al espacio, permite toparse con gente muy curiosa aquí abajo

Jacinto Antón
Ambiente en el Sónar de día este viernes.
Ambiente en el Sónar de día este viernes.Albert Garcia

“Esto es para Rosalía, ¿no?”. El que preguntaba era un tipo que se tocaba con una corona de las que llevan los roscones de Reyes. Le contestó otro vestido con una indumentaria de camuflaje como para ir a cazar osos con arco en Alaska pero que llevaba del brazo a una nínfula con unos cuernecitos rojos y purpurina en las mejillas. Ahí estábamos todos, incluido lo que parecía un romulano el día de su boda, haciendo cola para el concierto indispensable. Estaba incluso el escritor Félix Riera, el único con americana. Hubo que perderse parte del concierto de Russell Haswell, la Bestia del Ruido, que llegó a caerse tras sus aparatos bajo la mirada estremecida del caballo disecado del SónarXS.

Entramos a lo de Rosalía en SónarHall. Los que llegaron después ya no porque la organización cerró el acceso, elis, elis. El éxito pareció sorprender a la propia empresa, y mira que era previsible. Una chica perdió el anillo y la multitud alrededor nos pusimos a buscarlo solidariamente por el suelo aunque entre tantos pies y cerveza derramada no hubiéramos encontrado ni el tesoro de los Nibelungos. Rosalía tremenda: hubo un momento en que emanaban de su flamenco electrificado más láseres que en la gran batalla de Jedis de El ataque de los clones, y olé.

Después de la masificación, era buena idea tomarse un descanso en el SónarCalling, donde se envía pacientemente (llegará en 2030) el mensaje del festival a la posible vida inteligente en la estrella de Luyten. En realidad no hace falta irse tan lejos. En el mismo festival es posible tener encuentros en la tercera fase y en algunos casos con individuos en la última fase.

Tras pasar por la estación Mir, tan invitadora, y cruzar la gran pradera artificial saltando por encima de varios grupos que comían fideos en la hierba, en el SónarDome había espéctáculo. En las pantallas nadaba una sepia y luego surgió en el escenario Sophie (born Samuel Long), que no sabes si es ostra o caracol ni a torso desnudo y que ofreció un estupendo show bailable que hubiera firmado la Madonna de Like a virgin. Inmaterial Girls somos todos.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_