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Oumou Sangaré, la voz de los ‘sin voz’ en África

La cantante maliense actúa en el WOMAD de Cáceres bajo la premisa de “despertar las conciencias de la juventud” sobre inmigración

La cantante Oumou Sangaré.
La cantante Oumou Sangaré.ESTEBAN MARTINENA

Envuelta en telas azul brillante, con un turbante a juego, con sus ya característicos labios pintados de azul y unas largas uñas rojas, la cantante maliense Oumou Sangaré (Bamako, 1968) es una mujer que no solo tiene presencia física, sino que es fuente de sabiduría. Con solo 21 años se convirtió en la voz de las mujeres africanas cuando nadie quería hablar. “Estaba mal visto que una mujer quisiera imponerse en un mundo de hombres. Fue difícil. Era yo sola contra todos. Pero al final conseguí imponerme”, recuerda la artista en los camerinos del festival Womad de Cáceres. Con un viaje exprés a España, país en el que tiene previstos dos conciertos (uno en Madrid y otro en el Primavera Sound), el pasado viernes actuó en el Womad, donde participan 32 artistas de 11 países con la finalidad de reunir a las músicas del mundo y aunar las diferentes culturas.

Frente a la Plaza Mayor de la ciudad extremeña, a rebosar de público, Sangaré se encuentra entre bambalinas rodeada de su gente. Es muy meticulosa con su aspecto, le gusta llamar la atención y demostrar la mujer fuerte que es. Conoció la poligamia de cerca cuando tenía solo dos años. Su padre les abandonó para formar otra familia y ella quedó destruida. Desde entonces quiso sembrar en las mentes de las jóvenes la inconformidad a la hora de tener que enfrentarse a ello. Cuando fue invitada por Mswati III, rey de Suazilandia, pequeño país recién renombrado por el monarca como eSwatini, cantó sin temor contra la poligamia en una región en la que es habitual que Mswati elija cada año una nueva esposa durante la Danza de los Juncos, ceremonia en la que las vírgenes, por decreto real, bailan medio desnudas.

Ahora, casi 30 años después de ese primer disco, Moussolou, en el que entonaba contra los matrimonios concertados, la dependencia de la mujer y la poligamia, Sangaré explica que la situación de la mujer ha cambiado mucho en Malí. “Soy el ejemplo para muchas mujeres y estoy muy orgullosa de ello. La mentalidad ha cambiado totalmente y han dejado de ser sumisas”. Nombrada en 2003 embajadora de Buena Voluntad para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) por su valentía y continúa lucha, la activista no se ve seducida por la política. “Quiero quedarme al lado de los que no tienen voz, yo soy la voz de los sin voz. No quiero hablar como los políticos, quiero decir la verdad”.

En el marco del festival, que este año está dedicado “a la lucha contra las agresiones sexuales a las mujeres” y contra las fronteras, tanto virtuales como reales, que “los dirigentes europeos y estadounidenses parecen construir” para frenar el paso de los migrantes, Sangaré tiene mucho que decir. Desde que comenzó, quiso abordar este tema con su música e incluso con su trabajo a pie de calle, ya que tiene una asociación que recoge niños enfermos y desnutridos, además de incentivar los microcréditos para fomentar la iniciativa privada. “No quiero que arriesguen su vida intentando llegar a Europa. Con mis canciones les digo que si cruzan el mar, no van a encontrar ninguna maravilla y les intento inculcar que, siendo trabajadores, pueden desarrollarse como personas también en África”. Para su concierto en Womad, la maliense ha escogido las canciones que mejor seguían esta línea de su último disco Mogoya, estrenado el año pasado, aunque también quiso recordar alguno de sus trabajos pasados como Kounadia, de su álbum Seya (2009), o Yala, perteneciente a Oumou, publicado en 2003.

Con un público entregado y un ritmo y movimientos sobre el escenario que solo ponen en manifiesto las razones de su éxito y prestigio, la artista interpretó de manera desgarradora y con esa potente voz que tanto le caracteriza canciones como Bena Bena o Kounkoun, en las que lanzó un alegato sobre el papel de la mujer africana en un mundo dominado por hombres, e invitó a reflexionar sobre el resentimiento. Y con el tema Kamelemba quiso prevenir a las nuevas generaciones sobre el dramatismo de los embarazos precoces no deseados. La lista de canciones también incluyó Andia, Djoukourou y uno de sus últimos éxitos, Fadjamou. “Quiero transmitirles el mensaje de que solo el hombre y la mujer pueden desarrollar realmente una sociedad. Quiero despertar las conciencias de la juventud y solo en un festival como este se puede hacer, porque es un momento en el que se juntan todas las clases sociales y gente de todas las edades”.

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