Atraco con catástrofe
Un destello de 'kitsch' emocional que, en realidad, suma y no resta, porque la película no promete más que la metralla efectista
A casi nadie le sonará a estas alturas el nombre de Mikael Salomon, celebrado director de fotografía de origen danés que, tras dos décadas de recorrido en su país natal, desembarcó en Hollywood a mediados de los 80, donde probó suerte como director y donde lleva años abducido por la realización televisiva. En Hard Rain (1998), su segundo largometraje, un guión del responsable literario de Speed. Máxima potencia (1994) de Jan de Bont –uno de esos blockbusters con toque de distinción- le inspiró un estimulante cruce de géneros a partir de la historia de un robo desarrollado durante el transcurso de una severa inundación: cine de catástrofes, thriller y película de piratas se daban la mano en un afortunado ejercicio que introducía el desparpajo y la capacidad de sorpresa de la mejor serie B en el paisaje de un cine de consumo dominado por lo previsible.
OPERACIÓN: HURACÁN
Dirección: Rob Cohen.
Intérpretes: Tobby Kebbell, Maggie Grace, Ryan Kwanten, Melissa Bolona.
Género: thriller.
Estados Unidos, 2018
Duración: 105 minutos.
La película de Rob Cohen podría ser la hija bastarda de ese trabajo. La fórmula es extremadamente similar: un grupo de atracadores decide aprovechar el paso de un tifón para hacerse con un cuantioso botín y escapar al amparo del acotado y frágil paréntesis de bonanza que ofrece el ojo del huracán. De nuevo, un híbrido genérico, algo menos imaginativo y seductor que el que dirigió Solomon y que añade al cóctel algún que otro gesto de desarmante ingenuidad: el prólogo dramatiza el trauma fundacional de los personajes principales y se remata con la imagen de una voraz calavera manifestándose sobre la textura del fenómeno meteorológico. Un destello de kitsch emocional que, en realidad, suma y no resta, porque Operación: huracán no promete más que la metralla efectista que ofrece, activa su dispositivo narrativo desde el primer minuto y se revela producto a medida para una agitada –y mojadísima- sesión de cine en 4D.
Babelia
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