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Vida para rincones dormidos de la ciudad

Concéntrico, festival de arquitectura y diseño de Logroño, despierta con sus instalaciones a espacios desapercibidos en el día a día

Manuel Morales
La instalación 'Latern' (Farola), del colectivo checo Mjölk, en Logroño.
La instalación 'Latern' (Farola), del colectivo checo Mjölk, en Logroño.JOSEMA CUTILLAS

En el centro de Logroño hay una amanita muscaria gigante, de llamativos colores. No, no se trata de una visión provocada por los efectos alucinógenos que acarrea el consumo de esta seta. Es una instalación de madera, inspirada en la geometría de este hongo, que marca el punto de partida del recorrido de Concéntrico, Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño. Una cita que busca sacar ambas disciplinas “a la calle para hacer de la ciudad un espacio de experimentación con un sentido lúdico, alegre”, explica su director y comisario, Javier Peña Ibáñez, junto a Amanita Muscaria, de las arquitectas Miriam Alonso, Patricia Ramos y Paula Mena.

Las 13 instalaciones desplegadas por este lugar tan vinculado al Camino de Santiago, más la situada a las afueras, en la Viña Lanciano, de Bodegas LAN, son apuestas por nuevos formatos con un denominador común a casi todas ellas, el uso de la madera de contrachapado y la fijación de las piezas sin colas ni tornillos. Otravisión es la obra del arquitecto italiano Davide Marchetti, que dirige un estudio de urbanismo y diseño interior en Roma. Marchetti ha levantado una pequeña torre junto al vestigio medieval de la muralla del Revellín. En el interior de la torre, unas gafas de realidad virtual permiten ver la ciudad y al subir, ya sin ellas, se obtiene una perspectiva distinta de Logroño.

Peña Ibáñez (Logroño, 1985) concibió para su ciudad un festival anual, que cumple su cuarta edición, como forma de sacudir “el anquilosamiento de los estudios de arquitectura. No me ha interesado nunca hacer un edificio, que te da el protagonismo a ti, sino realizar intervenciones en la ciudad, porque es la mejor forma de que la gente lo sienta como suyo”. Un ideario que se ve beneficiado en una ciudad como Logroño, “un lugar pequeño, mientras que en Madrid, por ejemplo, se diluiría la propuesta de Concéntrico de atraer a jóvenes arquitectos y diseñadores de todo el mundo para reflexionar sobre el ámbito urbano”.

Junto a los equipos españoles, se han sumado los llegados desde Alemania, Reino Unido, República Checa, Francia, Italia y Argentina. El certamen logroñés, que se celebra hasta el 1 de mayo —y al que este medio fue invitado— está organizado por la Fundación Cultural de los Arquitectos de La Rioja y cuenta con un presupuesto de unos 100.000 euros, aportados en más de una tercera parte por el Ayuntamiento; algo menos suma el Gobierno de La Rioja, el 25% proviene de instituciones europeas y el resto corre a cuenta de patrocinadores privados, explica su director.

La pieza 'Otravisión', del italiano Davide Marchetti, junto a la muralla del Revellín de Logroño.
La pieza 'Otravisión', del italiano Davide Marchetti, junto a la muralla del Revellín de Logroño.JOSEMA CUTILLAS

En esta ocasión se ha puesto el foco de las obras en patios, plazas y espacios por los que habitualmente se pasa de soslayo de esta ciudad de 150.000 habitantes. “Son sitios poco frecuentados, de uso limitado o cerrados, algo común a muchas ciudades, pero la arquitectura contemporánea puede despertarlos”, añade Peña. Uno de ellos es el patio de la Biblioteca de La Rioja, donde mantiene un delicado equilibrio la instalación La chabola, del malagueño Jorge Penadés, diseñador que investiga con nuevos materiales. Su obra, que se asemeja a una construcción rústica, “es un ejercicio arquitectónico compuesto por 20 tableros de madera fijados únicamente por las cintas adhesivas", señala su autor.

Las obras expuestas en Concéntrico se tocan y recorren, excepto la que abraza una de las torres del palacio de los Chapiteles, sede del Instituto de Estudios Riojanos, en la principal calle Portales. Es un enorme neumático dorado bautizado como RINGdeLUXE por sus artífices, el colectivo berlinés Plastique Fantastique, para quienes se trata de "una declaración de amor a Logroño”. Es una divertida manera de transformar un espacio público desde la sencillez. A ras de suelo, sin embargo, discurre la alargada pieza La Plaza, de los argentinos Lucas Seré y Sebastián Podestá. Un camino con agua en su superficie que sirve para reflejar la plaza de San Bartolomé.

Latern (Farola), del estudio Mjölk, de Praga, fue quizás la intervención que más interesó en el recorrido guiado para prensa e invitados del pasado viernes. Es una estructura sin un solo tornillo que envuelve, a modo de telaraña, a una de las seis farolas de la plaza de Santa Ana, un pequeño y complejo lugar de paso en el centro histórico de la ciudad. Al anochecer, cuando se encienden las farolas de la plaza, Latern proyecta sombras, y con su asiento circular invita a sentarse para charlar en la intimidad o, como bromean sus creadores, “sirve para atraer a los borrachos”.

Charlas en la calle

El Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño no vive solo de las obras con las que uno se puede tropezar por las calles de esta ciudad perfilada por las torres de sus iglesias. Concéntrico organiza también los Encuentros sobre comisariado, investigación y docencia, alejados de toda solemnidad, con el ponente charlando en la calle cara a cara con los asistentes, además de performances, presentaciones de libros y exposiciones. Las noches quedan para que los arquitectos y diseñadores de las ciudades del futuro intercambien sus opiniones y experiencias con la desenvoltura que propociona el hacerlo entre copas de Rioja.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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