Chris Dercon renuncia a su cargo de director del teatro Volksbühne
La dimisión, que había sido acordada de mutuo acuerdo entre el director y el ministro de Cultura, tiene un efecto inmediato
Chris Dercon, el polémico director del teatro berlinés Volksbühne, uno de los buques insignia de la cultura en la ciudad, ha dimitido de su cargo solo ocho meses después de tomar posesión. Un tiempo breve en el que ha cosechado críticas, enemigos, fracasos y hasta un conato de rebelión popular por el rumbo que pretendía darle al teatro. Esa acumulación de malas experiencias le ha convencido, según publicaba la prensa berlinesa este viernes, para presentar su renuncia al cargo. Según la dependencia cultural del gobierno de Berlin, la dimisión tiene un efecto inmediato y la medida había sido acordada de mutuo acuerdo entre el director y el ministro de Cultura, Klaus Lederer.
La renuncia de Dercon la dieron a conocer este viernes varios medios de Berlín. “Ambas partes están de acuerdo en que el concepto de Chris Dercon no ha funcionado como se esperaba y el Volksbühne necesita con urgencia que se abra una nueva etapa. Gracias al mutuo acuerdo ahora se da la oportunidad de iniciar esta nueva etapa”, señala un comunicado emitido por la Administración.
Varios medios alemanes señalaron que el acuerdo invocado en el texto ocultaba en realidad otros problemas. Según una investigación llevada cabo por dos canales de televisión regionales y el periódico Süddeutsche Zeitung, el Volskbühne, mítico teatro izquierdista y transgresor, se encuentra casi al borde de la bancarrota a causa de un inédito boicot de los patrocinadores. Dercon contaba con la promesa de recibir 1,25 millones de euros, pero en 2107 solo recibió una décima parte de la suma prometida. Por si fuera poco, desde su llegada al teatro para sustituir al anterior gestor, Frank Castorf, figura de culto que había dirigido el teatro durante los últimos 25 años, la venta de entradas había comenzado a disminuir.
El relevo de Dercon generó una fuerte oposición desde que se dio a conocer entre los aficionados veteranos del teatro, que veían en el fichaje una demostración de los nuevos vientos neoliberales que azotan la ciudad. Sus detractores atribuían a Dercon una apuesta por una cultura más espectacular que la de su antecesor.
El comunicado oficial se solidariza, con todo con Dercon por los ataques recibidos. “Tales formas de confrontación son indignas y carecen de cultura”, señaló el senador, quien también informó que la dirección la ocupará de forma interina por Klaus Dörr, uno de los responsables de la institución.
Dercon, reputado comisario holandés de arte, ejerció como director del Tate Modern de Londres y con una vasta experiencia internacional, parecía ser el director idóneo para llevar a cabo esos planes de modernización del teatro. Pero su nombramiento en 2015 causó un terremoto cultural sin precedentes en Berlín.
En junio de 2016, un grupo de directores, empleados del teatro y varios actores famosos, enviaron una carta de protesta al gobierno de Berlín. “Este cambio de director no es un traspaso amistoso. Es una ruptura irreversible con la historia reciente del teatro”, señalaba la carta. Lo peor aún estaba por llegar. En septiembre del año pasado, un grupo de activistas ocuparon el centro, situado en la parte oriental de la ciudad, con el objetivo de “liberarlo” y crear un centro antigentrificación y un parlamento para los sin techo. Casi a diario, desconocidos dejaban materia fecal en la puerta de su oficina.
La renuncia, que ha alegrado a sus críticos y enemigos del gestor, fue calificada como “lamentable” por el influyente Consejo Cultural alemán. “Ha sido un fracaso de los políticos y no de Chris Dercon”, dijo el director del Consejo Leo Zimmermann. “Su renuncia es lamentable. Se le contrató para modernizar el teatro, pero aparentemente el Volksbühne no estaba preparado para el cambio”.
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