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Fulguraciones

Julia Otxoa ofrece en 'Confesiones de una mosca' una colección de piezas cortas donde exhibe su pulcrísimo y lacerante sentido de la concisión

J. Ernesto Ayala-Dip
Cabeza de mosca con detalle de los ojos.
Cabeza de mosca con detalle de los ojos.GETTY

Microrrelato, fábula breve, todo ello más cualquier otra pieza que relacione brevedad, fogonazo en algunos casos, con un discurso narrativo, es lo que es Confesiones de una mosca, de la escritora y poeta vasca Julia Otxoa. La mayoría de las piezas que componen este libro no pasan de la página y media. Otras no lo hacen de la media página. Incluso las hay que no llegan a las diez o cinco líneas. Por tanto tenemos un género o, si se quiere, una teoría compositiva con larga tradición en lengua castellana, a un lado y otro del Atlántico, eso sin contar la que aportaron en otras lenguas, como fue el caso de Franz Kafka con sus tempranísimas Meditaciones.

Con este formato, Julia Otxoa arma su libro. Pone en las diferentes dimensiones que utiliza su pulcrísimo y lacerante sentido de la concisión. En todos hay una idea beligerante con el mundo, con la realidad. Obviamente cada historia que se nos relata (sí, se nos relata) lleva un argumento retórico de peso: la elipsis. Daré un ejemplo: alguien podría escribir un cuento sobre cómo un conferenciante duerme literalmente a la concurrencia. El autor de la pieza considerará necesario darnos alguna pista psicológica o contextual de su protagonista. Incluso puede que también necesite darnos algunas pistas de ese irrespetuoso público. Julia Otxoa, en ‘Palabras contra un muro’, despacha este asunto de la siguiente manera: “El conferenciante habla de cara a la pared para que sus palabras reboten con fuerza sobre el muro y lleguen hasta nosotros como piedras lanzadas contra nuestras cabezas, para disipar en ellas la tentación del sueño”. La autora hace una elección y se queda con el mínimo espacio narrativo, que no con el mínimo esfuerzo metafórico o elíptico en transmitirnos su contundente idea.

Otro, ‘El niño anzuelo’: “El niño mordió el anzuelo y el pescador fue atrapado y llevado a gran velocidad a los abismos marinos”. Hay en este ejemplo no sólo la preceptiva narración de un hecho, hay sobre todo la invitación a visualizar un acontecimiento fantástico, incluso inquietante. ¿Y esa otra historia donde los enfermos casi rezan para ir a parar a un quirófano? ¿Quién quiere privarse de esa música que componen los bisturís junto con el resto de instrumentos quirúrgicos?

Julia Otxoa reduce su sentido de la fantasía y la reflexión a la mínima expresión. No me extraña que a Luis Mateo Díez, prologuista de este libro, le haya impresionado tanto. Y se suma así a maestros de este género como Augusto Monterroso, Juan José Millás, Clara Obligado, José María Merino, Andrés Neuman, Javier Sáez de Ibarra, Ana María Shua, Mónica Lavín y Francisco Ferrer Lerín, entre otros.

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Autor: Julia Otxoa García.


Editorial: Menoscuarto Ediciones (2018).


Formato: tapa blanda (104 páginas)


POR 12,35€ EN CASA DEL LIBRO

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