Taconeo, sudor y reguetón para alcanzar la fama
El talent show de danza 'Fama a bailar', que vuelve en Movistar + siete años después de su cancelación en Cuatro, comienza sus pruebas de casting
Martes 13 de febrero. Cinco de la mañana. Cientos de jóvenes hacen cola alrededor del edificio de la Real Fábrica de Tapices de Madrid. No esperan que abra ninguna nueva exposición. Son bailarines, o proyectos de bailarines, que se presentan al casting del talent show Fama a bailar, el concurso que regresa tras siete años fuera de las pantallas. El programa, que nació en Cuatro en 2008 y se mantuvo tres años en antena, renace ahora en #0 de la mano de Movistar +, que lo emitirá esta primavera. Y de nuevo con Paula Vázquez a la cabeza.
“Nos dimos cuenta de que había muchos concursos de todo tipo de talentos, pero el baile no estaba cubierto”, explica Fernando Jerez, director de la cadena. La intención es recuperar el formato producido por Zeppelin TV, manteniendo su esencia, aunque adaptado al consumo de los espectadores actuales, con un canal de YouTube 24 horas, como ha hecho Operación Triunfo, o una aplicación móvil con la que votar. “Hace mucha falta este programa porque la danza transmite unos valores muy importantes para la sociedad como el trabajo, la constancia y la pasión”, defiende el bailarín Igor Yebra, quien asume la dirección de la escuela.
Unas 600 personas esperan su turno en la calle. Los aspirantes entran en grupos de 200 para llevar a cabo las pruebas. Al entrar en la gran sala que será su escenario durante las siguientes horas, la reacción es la misma en todos: gritos ahogados que ponen de manifiesto horas y horas de nervios, además de la emoción de conocer a quienes podrían ser sus futuros profesores. La bailarina Carla Cervantes, una de las profesoras del programa, toma la palabra: “No estéis nerviosos, tenéis que disfrutar, ¡esto debe ser una fiesta!”. La prueba comienza. Los aspirantes salen a bailar por turnos en grupos de 20 personas. Para demostrar todo lo que saben tienen casi tres minutos, divididos en un fragmento de canción lenta y en otro más cerca del reguetón. Sin nombres, sin presentaciones, con su cuerpo como único valedor.
“Estoy en París haciendo un Erasmus en una de las mejores universidades del mundo, pero lo dejaría todo si entro en Fama”, afirma Carlota Sájara, de 21 años, que se bajó el lunes del avión para acudir al casting. Si no la cogen en Madrid, se quiere presentar al casting que se realice en otras ciudades de España, como Sevilla, Bilbao o Valencia.
Entre el trap y la música latina comienzan a sonar unas castañuelas y un zapateado que parecen reivindicar su sitio en el concurso. Una joven bailaora recuerda así a los allí presentes que, aunque la moda sea el baile callejero y el twerking, el estilo español también está a la altura de Fama. Las pruebas continúan y el ambiente se caldea. Los aspirantes, nerviosos, no pueden evitar que sus rostros reflejen la decepción al acabar su performance y pensar que podrían haberlo hecho mejor.
Coral González, que tuvo sus 15 minutos de fama con un anuncio de una aplicación para comprar ropa de segunda mano con aquella frase “claro que sí, guapi”, está entre los posibles concursantes: “Es un sueño que tengo pendiente. De pequeña veía el programa y siempre quise entrar. Esta es mi oportunidad”, dice.
“Lo que buscamos es que sean artistas multidisciplinares, que sean capaces de tocar todas las artes y que no tengan miedo a aprender”, sostiene Yebra. Tras esta primera prueba, un pequeño grupo de preseleccionados preparan una coreografía en solitario que tendrán que realizar esa misma tarde. “Aún estoy en shock. Es el momento de demostrar todo lo que se”, dice Axe Peña, un dominicano de 26 años que ha pasado la primera criba. Muchos se marchan visiblemente tristes, aunque con un pensamiento compartido: se presentarán en otras ciudades a las demás pruebas de selección previstas. Sin embargo, solo 16 personas conseguirán su sitio en la escuela de danza que abrirá sus puertas en marzo.
Las nuevas caras en la escuela
Este año no se escucharan los ya míticos "amazing" de Rafa Méndez o a la estricta Lola González regañar a los alumnos por no ensayar lo suficiente. Aunque la esencia permanece, y la presentadora volverá a ser Paula Vázquez, como en las primeras ediciones, el resto de caras son nuevas. A la cabeza estará el bailarín clásico Igor Yebra, que debutó en el Ballet de Víctor Ullate, antiguo director de Fama. Acaba de asumir también la dirección del Ballet Nacional de Uruguay y, aunque esto ocupará la mayor parte de su tiempo, dice sentirse con el entusiasmo suficiente para abordar ambas tareas mediante largas llamadas telefónicas o por Skype con sus futuros alumnos. El profesorado se conforma por el bailarín de jazz y hip hop Iker Karrera; Ruth Prim, profesional de la danza clásica y de bailes callejeros; el polifacético Raymond Naval, que fusiona hip hop y contemporáneo en su baile; y el dúo Carla Cervantes y Sandra Egido, dos profesionales que crean y bailan juntas.
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