Los motivos por los que OT ha seducido a los más jóvenes
El canal 24 horas en YouTube y el sentimiento de comunidad encumbran al concurso que esta vez ha apostado por la normalización de la diversidad sexual y la igualdad de género
El éxito del actual Operación Triunfo tiene muchos motivos, incluso un pequeño fracaso entre ellos. Hay una mezcla de nostalgia entre los que siguieron el concurso musical en 2001 con un público que ni había nacido entonces. Hay una necesidad de una gran cadena por recuperar a un público menor de 40 años que perdió hace tiempo. Y una realidad palpable desde no hace tanto: la televisión se consume de otra forma, los hábitos son otros. Entre esos nuevos usos, la creación de una comunidad fiel con múltiples canales de comunicación e intercambio a su disposición. Y un casting bien hecho con una ganadora, Amaia Romero, con una manera de ser natural y cercana a las nuevas generaciones, y la normalización ante una audiencia joven de temas como la diversidad sexual y la igualdad de género.
La 1 ha emitido los lunes por la noche desde hace tres meses las galas del concurso. Tuvo un buen estreno y unas semanas posteriores decentes en términos de audiencia, pero tardó en arrancar un poco hasta lograr una acogida tan buena como poco augurada. "Ha sorprendido un poco el éxito, quizá estaba en memoria de todos el fracaso de OT 2011, que se tuvo que cancelar en Telecinco y parecía que el formato se había agotado. Además, aparecieron La voz y otros formatos parecidos, y no parecía que pudiera tener el mismo éxito", comenta a EL PAÍS Mercé Oliva, profesora de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra (UPF). "Los revivals a veces funcionan y otras no. Probablemente durante bastante tiempo el fenómeno ha estado un poco bajo el radar", apunta Concepción Cascajosa, profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). La reunión, televisada, de la primera generación de OT hace poco más de un año ayudó a la vuelta del programa. "De alguna forma, generó esta sensación de querer volver y recordar lo que había sido Operación Triunfo. Creó esta nostalgia de volver a experimentar algo que parecía que ya no era posible, que es esta idea de programa como ritual mediático, y eso un poco no se esperaba", dice Oliva.
Y aquí es donde entra ese pequeño fracaso, que se transformó en triunfo. La 1 comenzó emitiendo a diario resúmenes de lo ocurrido en la Academia donde los concursantes han vivido, y aprendido, todas estas semanas. Pero no funcionaron, por lo que se retiraron de la parrilla y se potenció más el canal de YouTube con emisión durante 24 horas de lo que ocurría en la Academia, fuera de las galas de los lunes y con esos resúmenes incluidos. "El público no estaba mirando la televisión, estaba en YouTube. El éxito de OT en las nuevas generaciones tiene que ver con que estén los materiales colgados en esa plataforma, es fácil apropiarse de ellos, es fácil hacer montajes, vídeos, memes...", comenta Oliva. Y también en la posibilidad de revivir todas las actuaciones del concurso así como los mejores momentos dentro de la Academia cuando se quiera. La interpretación de Amaia y Alfred de la canción City of Stars en la gala 3 en noviembre lleva ya más de cinco millones de reproducciones. Ese es el público joven que le falta a TVE, y por el que ha apostado también con la plataforma de series Playz.
"Es un poco buscado y un poco casualidad el éxito que ha tenido en este grupo de edad [joven], una audiencia que no había visto la primera edición de OT, quizá sí las de Telecinco, o no habían nacido directamente, el éxito tiene que ver con la estrategia con YouTube", dice la profesora de la UPF. Para Cascajosa, la estrategia estaba diseñada como dos programas y experiencias distintos. Por un lado el talent show de competición que todo el público ha podido ver los lunes en La 1. Y por otro, una narrativa paralela ligada a la representación del aprendizaje que se ha seguido a través del canal 24 horas. "Estos chavales estaban todo el día haciendo cosas, les estaban enseñando, tenían clase con unos y con otros, o una visita que se convertía en una masterclass. Estaba muy orientado a la experiencia del directo. El hecho de que ellos hayan apostado por gente muy joven y con poca experiencia, de tal manera que el arco narrativo de aprendizaje fuera muy exagerado y muy visible a lo largo de las semanas, estaba perfectamente planificado", comenta la docente de la UC3M.
Este público joven ha creado una comunidad de seguidores que no estaba al alcance de la primera edición gracias a YouTube o Twitter. "OT apela a la nostalgia directa, pero además se suma a los nuevos públicos y una forma diferente de relacionarse con los contenidos mediáticos que tienen que ver con el fandom [los seguidores más acérrimos y activos], que tienen que ver con crear comunidades, con apropiarse de estos contenidos que están colgados en las redes sociales y que tienen que ver también con actividades típicas del fandom de las series, como por ejemplo el shipping, el imaginar o esperar que haya relaciones amorosas entres dos personajes y búsqueda y hacer montajes con materiales que confirmen esa relación", apunta Oliva. La profesora se refiere por ejemplo a la relación sentimental entre los dos representantes de España de la próxima edición de Eurovisión, Amaia y Alfred. "Poner un nombre a la pareja, Almaia, tiene que ver con esos comportamientos típicos del fandom y que es muy de los millennials. Es un formato tradicional, es volver al origen y a una época de los realities blancos y un poco a la inocencia, pero conectando con una nueva audiencia que tiene unos consumos mediáticos muy activos, que tienen que ver con la inteligencia colectiva, con compartir contenido y con imaginar relaciones o buscar pruebas de relaciones amorosas, apropiarse de los contenidos, etc", explica la docente.
El casting también ha tenido mucho que ver con el éxito entre el público joven. "Son concursantes con perfiles más comerciales, un poco diferentes, que conectan con la música independiente, con el jazz. También es interesante la representación de colectivos LGTB, ha sido un pilar", comenta Oliva. Pero a la vez, ese público joven ha recibido ideas no tan positivas. "Tenemos que reflexionar un poco qué valores transmite OT, porque por un lado siempre se valora bien la idea del esfuerzo, del trabajo duro como fórmula del éxito, pero en realidad de lo que nos habla OT también es de entornos laborales precarios, en los que se pide al trabajador que sacrifique un poco la vida personal a favor de la profesional, esta mezcla de ocio y trabajo que tiene que ver con estos trabajos culturales contemporáneos, la idea de la flexibilidad, la idea de tener que adaptarte continuamente a lo que te piden, es como una metáfora del ámbito laboral, un poco la idea de la pasión, de no quejarte nunca, de subordinarte a lo que te pide el programa o la empresa, todo eso tiene que ver con los entornos contemporáneos. A estos chicos se les promete un futuro muy incierto, quizá exitoso, pero sobre todo incierto. Y esta incapacidad de predecir cómo será el futuro laboral capta muy bien el que sería el espíritu de la época", remata la profesora de la UPF.
Lo negativo, para Cascajosa, atañe sobre todo a TVE y cómo ha manejado esa narrativa paralela, lejos de la emisión tradicional: "Ha sido un gran éxito para ellos, sin duda, pero creo que TVE tiene que intentar redefinir la labor que va a hacer respecto a este tipo de narrativas". La profesora de la UCM3 se refiere a los productos comerciales anunciados a través de la emisión en el canal de YouTube. "En un contenido asociado a TVE se está patrocinando comida basura, por ejemplo. Todo eso tiene que intentar redefinirlo. Entiendo que todo tiene que ver con la productora [privada], que tiene sus derechos, pero TVE tiene que saber poner unos límites en torno a las cosas que se van a hacer. Es legítimo que una productora tenga sus patrocinios, pero TVE tiene que poner una línea en torno a qué tipo de patrocinios se pueden hacer en un programa de este tipo dirigido a una audiencia juvenil", finaliza Cascajosa.
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