Del Xixón Sound a los desahucios
Un documental retrata a través de la figura de Nacho Vegas las transformaciones de una ciudad industrial
"En los años noventa pensábamos que Xixón era el faro cultural del norte", dice el escritor Xandru Fernández. Aquella década fue la de una eclosión cultural en la ciudad asturiana, cuando, al calor del triunfo global de la música indie, Gijón se ganó su puesto como la Seattle del norte peninsular de la mano de una hornada de bandas (Australian Blonde, Manta Ray, Dr. Explosión, etc.) o de otras manifestaciones culturales como el Festival Internacional de Cine que puso en el mapa José Luis Cienfuegos. Luego la burbuja se desinfló, y no solo la cultural: se culminó el proceso de desindustrialización y, para colmo, llegó la crisis económica y sus oleadas de protestas y desahucios.
"El tránsito hacia el siglo XXI esta ciudad lo vivió mal", concluye Fernández, y lo dice en el reciente documental Lluz d'agostu en Xixón, tres los pasos de Nacho Vegas, producido por Sr. Paraguas que, como su subtitulo indica, sigue los pasos del popular músico (que partió de bandas de aquella escena como Manta Ray o Eliminator Jr.) para trazar un relato de la peripecia gijonesa en los últimos años. "Partimos de lo local", dice el director Alejandro Nafría, "pero lo que contamos puede extrapolarse a cualquier ciudad industrial de las mismas características. Por ejemplo, hay gente de El Ferrol que ve similitudes, y de muchas otras ciudades del norte".
Durante los tres días antes de un concierto en apoyo a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) con la que se implica Vegas, la cámara sigue las trayectorias de la reconocible figura del músico, la triste figura con abrigo y botines por la lluviosa ciudad: desde el zumo de naranja y el "cafetín" mañanero hasta ensayos, visitas a librerías, reuniones de la PAH, encuentros con otros artistas o noches de whisky y cerveza en la penumbra de la barra de un bar. Así van apareciendo diferentes personajes de la escena gijonesa que dan su visión del asunto: el pensador César Rendueles, el cineasta Ramón Lluis Bande, la poeta Sofía Castañón, músicos como Pauline en la Playa, Pablo Und Destruktion, Xabel Vegas o Fee Reega o activistas políticos.
El proyecto tuvo su semilla muy lejos, en Madrid. "Yo trabajaba en un hotel del centro donde solía hospedarse Vegas", cuenta el director, "con el tiempo fuimos fraguando una amistad. Yo le preguntaba si no era mejor para su carrera musical mudarse a Madrid, pero él me decía que Xixón era su ciudad y que quería vivir allí". Entre los amigos de Vegas, que también viven en la ciudad cantábrica, hay diversos relatos: los que añoran la escena cultural noventera (o la juventud), los que denuncian el aburguesamiento de la ciudad, los que señalan el triunfo de la derecha en un feudo tradicionalmente socialista, los que reivindican un combativo pasado obrero que se difumina, los que denuncian la desaparición de la clase media, la pobreza.
"Cuando era pequeño era normal que no viniesen al colegio niños debido a los cortes de carretera por el conflicto de los astilleros", dice Rendueles. Más tarde, "en el barrio obrero de Natahoyo, donde nací, nos hicieron creer que éramos clase media y que vivíamos en el centro, aunque el barrio no se había movido ni un centímetro ni nuestras condiciones habían cambiado", dice Bande. "Cuando el Xixón Sound salíamos en El País de las Tentaciones pero no metíamos más de 600 personas en un concierto en Madrid", dice Xabel Vegas. Destaca la mirada de la alemana Fee Reega, llegada solo hace unos años a la ciudad: para ella es un lugar con una "escena" interesante que no había visto en otros lugares.
En la última secuencia Vegas se pierde en la playa de San Lorenzo, contra el muro de edificios, la masa urbana e industrial que le vio nacer y crecer. Es la misma playa que en una canción de su primer disco describe como "un oso que duerme junto al mar". Eso sigue siendo igual, al menos en invierno.
Babelia
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