Catherine Zeta-Jones y el ‘blanqueamiento’ de una narca colombiana en Hollywood
La película ‘Cocaine Godmother’ revive las protestas sobre la aún limitada presencia de actores latinos en el cine estadounidense
“Antes de El Chapo, antes de Pablo Escobar, estaba Griselda”, así promociona el canal Lifetime una de sus más recientes películas, Cocaine Godmother, estrenada el pasado 20 de enero en la televisión estadounidense. Lifetime, famoso por sus melodramas biográficos, ahora cuenta la historia de Griselda Blanco, una poderosa narcotraficante que dominó el comercio de la cocaína en Miami durante varias décadas desde los setenta. La Madrina, como se conocía en el inframundo de la droga, emigró de Cartagena, Colombia, a Estados Unidos. Su imperio operaba en ambos países y era considerada una de los narcos más sanguinarios de su generación.
La primera película de narcotráfico en Lifetime responde al creciente éxito de las narconovelas y series tanto en América Latina como en Estados Unidos. La colombiana María Fernanda Yépes creó el arquetipo televisivo de la narca sexy en la telenovela Rosario Tijeras y la mexicana Kate del Castillo lo popularizó con La reina del sur. Cocaine Godmother replica esta fórmula con una muy notoria diferencia: el personaje principal, de origen colombiano, es interpretado por la británica Catherine Zeta-Jones.
Pocos días después del anuncio de la película surgieron las protestas por haber elegido a la actriz, famosa por Chicago (2002) y La leyenda del zorro (1998), en lugar de una colombiana o una latina. En Estados Unidos esto se conoce como whitewashing o blanqueamiento. “Estaba manejando cuando vi el espectacular y me dije: ‘No, esto no puede ser cierto. ¿No fueron capaces de encontrar a una sola latina para interpretar este papel?”, se lee en un tuit de Álex Medina, un productor musical en Los Ángeles, que acumula más de 4.600 retuits desde mediados de enero. “Oh, sí. Hay que decirle a nuestra amiga galesa Catherine Zeta-Jones que la haga de narcotraficante colombiana”.
Aunque con rasgos faciales similares a los de Blanco, como las cejas arqueadas, los ojos grandes y oscuros y la nariz respingada, Zeta-Jones jamás sería confundida con la reina de la cocaína. A lo largo del tráiler, la actriz habla inglés con un acento latino, la solución de Hollywood para darle un toque exótico y extranjero a sus películas sobre personas y lugares no anglohablantes. “Aquí los franceses no hablamos francés, sino inglés con un leve acento”, dice un personaje de la popular serie de animación en YouTube The Most Popular Girls in School.
Was driving and saw this billboard and said the myself, “Nah, this can’t be real. They couldn’t find not one Latina to play this role?”
— alex medina (@mrmedina) January 15, 2018
"Oh yes. Let’s let get our Welsh friend Cathrine Zeta Jones to play a Colombian drug-lord." pic.twitter.com/N6m8d78fQz
Zeta-Jones se ha defendido ante las críticas. “Soy una actriz galesa que no se ve como los típicos galeses”, dijo en una entrevista con Entertainment Weekly. “Yo no podría esperar a recibir una oferta para interpretar a una galesa porque no me veo como una. ¿Alguna vez me has visto en una película hablando con mi acento?” Zeta-Jones, que además de galés e inglés, habla español, aseguró que compitió con seis intérpretes latinas por el papel de Blanco y que este es su tercer personaje de origen latino. El primero fue la mexicana Elena, el interés amoroso del Zorro, interpretado por el español Antonio Banderas en la película de 1998. En Traffic (2000) dio vida a Helena Anaya, la esposa californiana de un narcotraficante latino.
El whitewashing de Hollywood, tan antiguo como el cine mismo, no pierde vigencia a pesar de la gran diversidad racial y cultural en Estados Unidos. Ben Affleck, por ejemplo, hizo el papel de Tony Méndez, un agente de la CIA de ascendencia mexicana en Argo, ganadora del Oscar en 2013. En la película Los 33 (2015), hablada en inglés, Antonio Banderas, quien ha encarnado a decenas de personajes latinos, interpretó a Mario Sepúlveda, uno de los mineros chilenos atrapados en la Mina de San José en 2010, Juliette Binoche es María Segovia, hermana de otro de los sobrevivientes. “El problema del blanqueamiento es frecuentemente relacionado con la falta de diversidad y el racismo institucionalizado de la industria del cine en Estados Unidos, la cual es dominada por hombres blancos”, escribe en una columna Dolores Tierney, investigadora sobre la etnicidad en el cine de la Universidad de Sussex.
Las nominaciones de Coco y La forma del agua, del mexicano Guillermo del Toro, darán un toque de latinidad a la próxima entrega del Oscar, aunque este año los nombres latinos se encuentran ausentes en las categorías de mejores actores. El presentador estrella de Univisión Jorge Ramos ha lamentado la falta de representanción en el cine estadounidense. “Los latinos son el 18% de la población en EU y el 23% de los que van al cine pero solo tienen el 3% de los papeles en las películas”, escribió en un tuit el día del anuncio de las nominaciones a los premios de la Academia.
“Ser invisible en un mundo de voces altisonantes es triste e inhumano”, escribió la actriz Gina Rodríguez, en una columna para Variety publicada el 24 de enero. “La poca representación de latinos en Hollywood tanto en pantalla como detrás de cámaras no es una percepción, es una triste realidad”. La oriunda de Chicago y de raíces puertorriqueñas protagoniza la serie Jane the Virgin, sobre una joven latina conservadora que es inseminada artificialmente por accidente. El show, basado en una telenovela venezolana, es uno de los más populares de la cadena CW. “He visto algo de progreso [de la presencia de latinos en Hollywood] desde mi infancia”, afirma la actriz en su escrito.
El acento de los narcos
Antes de Cocaine Godmother, otras narcoseries han recibido una buena dosis de quejas por la falta de autenticidad en sus personajes. Netflix fue una de las primeras productoras criticadas por elegir al brasileño Wagner Moura para el papel del capo colombiano Pablo Escobar en Narcos. Para su interpretación, el actor aprendió español sobre la marcha, lo cual es evidente desde el primer episodio. Su poderosa interpretación acabó convenciendo a varios indignados, aunque las denuncias continúan para serie, ahora por el acento nada colombiano del mexicano Damián Alcázar, quien da vida a Gilberto Orejuela, líder del cartel de Cali en la tercera temporada.
A pesar de su parecido con El Chapo Guzmán, el mexicano Marco de la O, quien lo interpreta en la serie biográfica de Univisión, tampoco ha logrado atinar el singular acento de Sinaloa, Estado natal del capo. En su defensa, el mundo ha escuchado hablar a El Chapo tan solo un par de veces.
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