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Arde el monasterio que inspiró ‘El nombre de la rosa’ de Umberto Eco

El fuego en la abadía de San Miguel, en Italia, está controlado y se desconoce qué lo causó

La abadía de San Miguel, en el Piamonte (Italia), la madrugada de este jueves.
La abadía de San Miguel, en el Piamonte (Italia), la madrugada de este jueves.Alessandro Di Marco (ap)

La vida tranquila de los únicos tres monjes que viven en la imponente abadía de San Miguel – o Sacra de San Michele-, símbolo de la región italiana del Piamonte y que inspiró la novela El nombre de la rosa, del semiólogo Umberto Eco, se vio turbada este miércoles, cuando contemplaron cómo parte de su convento se convertía en pasto de las llamas. Algo parecido ocurre en el relato de Eco, aunque en la realidad el fuego no se desató en la enigmática biblioteca del milenario convento, como imaginó el escritor, sino en el tejado del monasterio, que está al pie de la antigua iglesia. Afortunadamente, los inquilinos, todas las obras de arte que se custodian en el interior y la estructura principal están a salvo, a pesar de que los daños son cuantiosos. Poco después de la medianoche, los cinco escuadrones de bomberos que trabajaron a destajo durante horas, lograron controlar el incendio.

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El rector del monasterio, el padre Giuseppe Bagatini, de 82 años, que lleva más de una década viviendo allí, dio la voz de alarma. “Huele a humo, ¿qué podemos hacer?, estamos preocupados”, clamó al teléfono hablando con una empleada que durante el día se ocupa de algunas labores de mantenimiento y gestión del turismo en el convento y que consiguió movilizar a los equipos de emergencia. Bomberos, policías, voluntarios y miembros de la cruz roja de Turín y pueblos cercanos se trasladaron inmediatamente para poner a salvo una de las joyas del patrimonio artístico del norte de Italia.

La extinción del incendio fue complicada por el lugar, privilegiado, pero de difícil acceso en el que se encuentra el monasterio. Los bomberos tuvieron que batallar contra las llamas y contra el territorio, que no ayuda. El viejo convento está encaramado a la cima del monte Pirchiriano. Para llegar hay que recorrer en coche varios kilómetros por una estrecha carretera que serpentea desde la falta de la colina y después subir a pie los últimos metros por un sendero empinado. Al llegar, las vistas del Valle de Susa resultan impresionantes. Inmensos prados verdes se van alternando con altísimas montañas, a 40 kilómetros de Turín y muy cerca de la frontera con Francia.

Según recogen los medios italianos, la causa del incendio fue con casi total seguridad un cortocircuito. “Fui a preparar las cosas para la misa de mañana y me iba a dormir. Encendí la computadora, que de repente se apagó. Se fue la corriente. Miré por la ventana y vi que estábamos envueltos en niebla. Cuando me di cuenta de que era humo, inmediatamente dimos la alarma”, explicaba al diario La Stampa el rector. “Yo por la Sacra estoy dispuesto a morir”, contaba apenado al mismo periódico cuando estaba a salvo y el edificio aún seguía ardiendo. Bagatini también explicó que estaban reparando el techo, de madera, porque hace tiempo se dañó con el viento y cuando llovía -frecuentemente en la zona- el agua se filtraba hasta el piso de abajo.

La consejera regional, Daniela Ruffino, que vive cerca de allí explicó a los medios que “se ha recuperado lo salvable. Ordenadores, archivos y muebles” y los carabinieri explicaron que “ningún bien artístico fue dañado por las llamas”.

La abadía está dedicada al arcángel Miguel y se construyó entre el 983 y el 987, dentro de una ruta de peregrinación de 2.000 km, que une el Monte Saint-Michel en Francia con el del Sant'Angelo en la región de Apulia, al sur de Italia. El año pasado recibió a 100 mil visitantes y desde octubre de 2016 es candidata a entrar en la lista del Patrimonio mundial protegido por la UNESCO. Entre sus muros, infinitas pendientes y escaleras guarda retratos, pinturas y esculturas de diferentes periodos artísticos y varias tumbas de la familia Saboya. También una biblioteca, con 10.000 volúmenes y algunos manuscritos, similar a la que intentaban acceder el franciscano Guillermo de Baskerville y su discípulo el novicio benedictino Adso de Melk, los personajes de Eco en El nombre de la rosa, para resolver los misteriosos crímenes en torno a los que gira la novela. La majestuosidad y la extraordinaria arquitectura de la abadía quedaron retratadas a la perfección también en la película de mismo nombre, dirigida por Jean Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery y que la televisión pública italiana, Rai, adaptará próximamente con una serie de seis capítulos.

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