Aaron Sorkin: “La nueva generación de Hollywood se dará cuenta de que hay consecuencias por sus acciones”
El guionista de series como ‘El ala oeste’ se estrena en la realización con ‘Molly’s Game’, película que cuenta la historia real de las partidas de póker para poderosos de Hollywood
En un oficio a menudo tan anónimo como el de guionista, Aaron Sorkin cuenta como una extraordinaria excepción de la regla. Su nombre ciertamente le precede. Autor de series como El ala oeste o Newsroom, y de películas como La red social o Algunos hombres buenos, su infalible pluma es tan requerida por la industria que cobra 3,3 millones de euros por guion (y casi uno más si el proyecto acaba por realizarse). Además, por contrato, nadie le puede tocar una coma. Y eso que, dice, las historias le buscan. En la semilla de Algunos hombres buenos, tour de force jurídico-castrense con Jack Nicholson y Tom Cruise, está el relato que le contó su hermana de camino a Guantánamo para defender a unos soldados acusados del asesinato de un camarada. Años más tarde, lo dejó todo al saber que unos compañeros de universidad decían ser los verdaderos creadores de Facebook (La red social). Ahora es el turno de Molly Bloom, princesa del póker de Hollywood. Fue un encuentro fortuito. “A los diez minutos supe que quería contar su historia”, explica a EL PAÍS en Los Ángeles. El resultado, Molly’s Game, supone su debut en la dirección y llega este viernes a los cines en España.
La película se centra en las grandes partidas de póker privadas que se celebran en Hollywood entre jugadores con mucho dinero. Especialmente en una de sus principales promotoras, Molly Bloom, que estuvo a punto de ser medalla olímpica en saltos de esquí pero acabó buscada por el FBI y la mafia rusa tras organizar algunas de las timbas más memorables de los últimos años en los circuitos privados de Los Ángeles. “Donde otros verían una historia de glamur y decadencia, de sexo y dinero, llena de nombres y cotilleos, yo preferí contar la historia de una heroína inusual, surgida en el lugar menos indicado y con una integridad poco habitual para la cultura en la que nos movemos. Yo escojo lo que escribo por esa pequeña hendidura en la que cuelgo mi sombrero. Y Molly fue la clave”, resume.
Bloom también fue la razón por la que Sorkin se pasó a la realización. “No quiero convertirme en director. Simplemente, quise dirigir esta historia”, puntualiza. “Sé que me arriesgo a ser humillado a lo grande, a fracasar. Pero si es así, la culpa será solo mía”. Tímido por naturaleza, dice sin aparentarlo, solo conoce dos estados en su proceso creativo: “O todo va bien o no sale nada”.
Esa presión del equilibrista que se mueve entre el fracaso y el éxito llegó tan lejos, que acabó consumido por las drogas. Pero tranquilos, está sobrio desde hace 17 años. Quienes han trabajado a su lado en Molly’s Game, su musa Jessica Chastain o su alter ego en esta película, Idris Elba, solo hablan de su profesionalidad y preparación. “Lo mejor que alguien me puede decir es: 'Te parecerá una locura pero ¿qué piensas si probamos esto?”, explica, tal vez para ahuyentar su fama de fanático del control. Dirigir cine, asegura, no le pareció tan diferente de su labor como showrunner al frente de cualquiera de las series que le dieron la fama. “No soy lo que se dice habitualmente un director primerizo”, zanja el guionista ganador del Oscar por La red social.
La película se centra en la historia de Molly Bloom y no en la de famosos como Tobey Maguire, Ben Affleck o Leonardo DiCaprio, algunos de los grandes nombres de Hollywood que se cruzaron en el camino de esta tahúr. Sorkin admira la entereza de su protagonista: pudiendo haber sacado millones en la prensa del corazón por lo que sabía nunca quiso jugar con su agenda de nombres. Por eso deja para otros que adivinen quién es el misterioso jugador X que interpreta Michael Cera (supuestamente Maguire) o las gemelas que le echan una mano en el circuito neoyorquino (el libro de Bloom sugiere que se trata en realidad de las Olsen). Sorkin asegura que estuvo en contacto con los verdaderos jugadores para avisarles de sus intenciones. “También les dije que la película sería algo así como una charla TED de Molly, que es ella quien la cuenta, no el realizador”. Sobre los rumores de que Maguire quería interpretarse a sí mismo, Sorkin no está para juegos. “Yo también oí que lo dijo pero estoy seguro de que no iba en serio”.
Ficción de una realidad
El filme es una versión ficticia de una realidad que sigue existiendo. Entre los vicios de Sorkin no está el juego. Pero Molly y Jessica le asesoraron. A la verdadera protagonista le ponía deberes, ensayos que diariamente le escribía. Y Chastain sí se coló en una partida. “No les gustan los mirones”, recuerda. Pero sin reconocerla se creyeron que era la novia de alguien y los participantes hasta bromearon sobre la película. “Cuando Jessica les dijo quién era todavía le preguntaron cuál fue su papel en La noche más oscura a lo que respondió Bin Laden”.
Con Molly’s Game Sorkin se enfrenta también a ese otro sambenito que le persigue tradicionalmente: el de ser un contador de historias misógino. Chastain, la voz del feminismo en Hollywood, le defiende a capa y espada. Antes, y ahora más. La película no solo está contada y protagonizada por una mujer sino que empodera a alguien a quien muchos hombres poderosos, bastantes de ellos en Hollywood, quisieron humillar.
Y todo esto antes de que el huracán Harvey (Weinstein) sacudiera los cimientos de la industria del cine destapando con él demasiados ejemplos de abusos y desigualdades. “Mirando lo positivo, las nuevas generaciones que lleguen a Hollywood se darán cuenta de que hay consecuencias por sus acciones”, comenta Sorkin.
La advertencia parece destinada a su hija Roxy, de 16 años, que quiere ser escritora y directora como su padre. “Por mucho que diga que le gusta La red social o El ala oeste era muy joven para entenderlas. Esto es lo primero que escribo con mi hija en mente. Quería ofrecerle un modelo de conducta. No me importa que dirigiera una red ilegal de juego, lo importante es su integridad. Su capacidad de resolución. Su certeza de que lo que no acaba con nosotros nos hace más fuertes”.
El gran escritor de cine y televisión
Sorkin debutó como guionista de cine en 1992 con Algunos hombres buenos,basada en su obra teatral homónima.
En 1998 creó Sports Night, una serie sobre un programa de televisión en horas bajas.
El ala oeste de la Casa Blanca, en 1999, le dio la fama. La serie, que creó y escribió, duró hasta 2006, aunque Sorkin la dejó en 2003.
Con La red social, filme de David Fincher sobre el nacimiento de Facebook, ganó en 2011 el Oscar y el Globo de Oro al mejor guion adaptado.
Fue nominado al Oscar por el guion de Moneyball en 2012. Y logró otro Globo de Oro en 2016 por escribir el de Steve Jobs.
Su serie The Newsroom, centrada en una redacción de periodistas de EE UU, se emitió por tres temporadas en HBO, entre 2012 y 2014.
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