Uno de cada tres estadounidenses no quiere a personajes gais en libros escolares
Una escuesta muestra la compleja relación de EE UU con obras de temática sexual o violenta
El sexo en los libros pone nerviosos a los estadounidenses. Más aún si son relaciones homosexuales o si algún personaje es transexual y aparecen en textos escolares. Según una encuesta reciente de la plataforma especializada YouGov con una muestra de mil personas mayores de 18 años de EE UU, el 37% prohibiría libros con este tipo de contenidos en las escuelas primarias y un 14% los retiraría de las bibliotecas públicas. Hasta el 55% de los votantes del Partido Republicano los rechaza, mientras que en el caso de los demócratas, el porcentaje es el 26%.
Entre los títulos que más quejas reciben, tal y como recoge la Oficina para la Libertad Intelectual (OIF, en sus siglas en inglés), se pueden encontrar cómics como Aquel verano, de Jillian y Mariko Tamaki, por contener personajes gais, o Soy Jazz, de Jessica Herthel, por un protagonista transgénero. Ambos están publicados en España (por La Cúpula y Bellaterra, respectivamente) y se venden para un público infantil y juvenil.
La relación de los estadounidenses con los libros siempre ha sido complicada. Hace solo unas semanas, varias escuelas del estado de Misisipi prohibían Matar a un ruiseñor, célebre novela por la que Harper Lee ganó el Premio Pulitzer en 1961, por considerar que el término nigger (negrata) era demasiado ofensivo para los niños. Esta encuesta especifica que el 52% de los entrevistados eliminaría libros con referencias racistas de las lecturas para los más jóvenes, pero no se detiene solo en las cuestiones de raza sino que va más allá.
Portadas sugerentes
Así, la incomodidad que produce el sexo en los libros no se limita a los personajes gais. Más de ocho de cada 10 ciudadanos (el 84%) prohibirían las portadas sugerentes —como la de Dos chicos besándose (Nocturna Ediciones), de David Levithan— en las escuelas primarias, un 63% en los institutos y un 46% en las bibliotecas públicas. De nuevo, son los votantes republicanos los que más se oponen a este tipo de cubiertas: un 55% de ellos no las tendría en las bibliotecas públicas. Y, como en todos los puntos que toca la encuesta, son las mujeres y los mayores de 65 años los que, en términos generales, más de acuerdo están con las censuras.
Los datos también apuntan hacia otra de las cuestiones que más preocupan a los estadounidenses: los libros en los que hay magia. Como la serie protagonizada por Harry Potter, que entre los años 2000 y 2009 recibió numerosas críticas por parte de líderes cristianos que la tacharon de “satánica”, tal y como recoge la American Library Association, que cada año ofrece un ranking con los libros más censurados.
En la encuesta de YouGov, un 29% eliminaría este tipo de libros de las escuelas elementales y un 12% los quitaría de las bibliotecas. Es difícil entender cuál es el daño que hace la varita de Harry Potter cuando ha emocionado a millones de niños de todo el planeta. A saber si también influyen los rifirrafes que ha mantenido su autora, J.K. Rowling, con el presidente de EE UU, Donald Trump, a través de Twitter, ya que hasta el 41% de los votantes republicanos apuestan por eliminar este tipo de sagas de las lecturas para los más pequeños.
Lenguaje blasfemo
El uso del lenguaje considerado “blasfemo”, como utilizar el nombre de Dios en vano —así lo especifica la encuesta— también trae consigo un gran rechazo. El 42% retiraría libros con estos términos de los colegios primarios y un 21% de las bibliotecas. Sin embargo, los libros centrados en asuntos religiosos generan una percepción muy diferente: sólo un 16% los eliminaría de las lecturas del colegio infantil, y son los republicanos quienes más se opondrían a su prohibición.
Finalmente, con respecto a la violencia, un 61% censuraría libros con este tipo de escenas en las escuelas y un 14% en las bibliotecas. La oposición es más alta si se trata de las portadas, ya que un 48% las considera inapropiadas en institutos y un 36% en las bibliotecas.
A finales de año, la Oficina para la Libertad Intelectual publicará el listado con los libros que más quejas han recibido en 2017. Según las estadísticas, es probable que la resistencia censora con respecto a personajes homosexuales, transgénero y aquellos contenidos que supongan una blasfemia para muchos, ya sea por sus términos “racistas” o antirreligiosos, se mantenga. Son los Estados Unidos de Donald Trump.
Ni sexo ni política
En los últimos años, la lista de libros que más quejas han recibido por parte de los estadounidenses, elaborada por la Oficina para la Libertad Intelectual, incluye varios superventas para el público juvenil, debido a su contenido “sexual” y “político”.
Así, Buscando a Alaska, de John Green, es atacado por "escenas sexualmente explícitas", Eleanor y Park, de Rainbow Rowell, por su "lenguaje ofensivo", o Persépolis, por ser "políticamente ofensivo".
Babelia
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