Cyd Charisse, la elegancia del musical americano
La Metro aseguró sus piernas, convirtiéndolas en las más valiosas de la historia del cine
La Metro aseguró sus piernas convirtiéndolas en las más valiosas de la historia del cine, y no era ninguna excentricidad. Cyd Charisse se hizo famosa en todo el mundo gracias a unas esculturales piernas que además se movían con una gran elegancia cuando bailaba. Cyd Charisse podía presumir de otra cosa: fue una de las contadas actrices, junto a Judy Garland, Rita Hayworth, Vera-Ellen, Debbie Reynolds y Leslie Caron que han bailado con Fred Astaire y Gene Kelly, es decir, los dos mejores bailarines de toda la historia del cine. "Gene Kelly era muy diferente de Fred Astaire, aunque los dos eran genios cada uno a su manera", explicó la actriz en San Sebastián en 1994, cuando visitó el festival de cine de la capital donostiarra para recibir un premio por toda su carrera. "A Gene Kelly le interesaba la técnica de la cámara y el diseño de los planos. Le importaba todo el conjunto. A Fred Astaire, en cambio, le gustaba más la coreografía y lo que íbamos a hacer los dos. Era más artista".
Cyd Charisse llegó al mundo del baile y del espectáculo por casualidad. Nació el 8 de marzo de 1922 en Amarillo, Texas. Su verdadero nombre era Tula Ellice Finklea, pero desde siempre le llamaron por su apodo, Cyd, que provenía de la abreviatura de "sister" (hermana). Su apellido lo tomó de Nico Charisse, un profesor de baile que se convirtió en su mentor y posteriormente en su marido.
De pequeña tuvo una grave enfermedad y los médicos recomendaron a sus padres que la matricularan en una escuela de ballet clásico. Formó parte del famoso ballet ruso de Sergei Diaghiley, con el que viajó por Europa antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. "El ballet proporciona al bailarín una base muy completa. Así que para mí fue muy fácil pasar a otros estilos de baile", recordó ante los periodistas.
Cuando volvió a Estados Unidos probó fortuna en Hollywood y en 1943 debutó como bailarina en la película Misión a Moscú. En 1951, el productor Arthur Freed la eligió para participar en Cantando bajo la lluvia. El suyo era tan solo un pequeño número, pero lo hacía al lado de Gene Kelly y, naturalmente, no pasó inadvertida. A partir de entonces, Kelly la eligió como pareja en títulos como Brigadoon o Siempre hace buen tiempo.
Ante los periodistas en San Sebastián, en 1994, Cyd Charisse reflexionó sobre el éxito que tenían aquellos filmes. “La censura en aquella época era muy estricta y puede que los censores fueran menos rígidos con el baile. Creo que, por eso, los musicales se hicieron tan populares. Por eso los musicales tenían tanto atractivo”.
Con Fred Astaire trabajó en Melodías de Broadway 1955 y La bella de Moscú. Con él, Cyd siempre usó zapato plano para que no se notara tanto la diferencia de altura que había entre los dos. A finales de los años sesenta se retiró del cine para dedicarse a su familia. De su primer marido, Nico Charisse, se divorció en 1947. Un año después se volvió a casar con el cantante Tony Martin, con el que estuvo unida 60 años. Murió el 17 de junio de 2008 en Los Ángeles de un ataque al corazón.
En San Sebastián, aquel septiembre de 1994, recordó con nostalgia los musicales clásicos en los que ella había triunfado. “Los musicales ya no son lo mismo porque ya nadie tiene la habilidad ni la técnica para hacerlos. No tienen a Cole Porter, ni a Rodgers y Hammerstein ni a ninguno de los grandes compositores. La música actual no es música romántica”.
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