Soledad Lorenzo y la generosidad de la inteligencia
El Reina Sofía despliega 58 obras de la colección donada por la marchante
A veces, muchas veces, lo que no se vende, lo que no ha querido nadie, es lo mejor, o de lo mejor. El tàpies que Soledad Lorenzo no vendió, que nadie le quiso comprar y que ahora se exhibe en el Museo Nacional Reina Sofía, es espléndido. Estora, una pintura y collage sobre madera de 1994, parece una síntesis de la simbología y la fuerza matérica de las pinturas del artista catalán. “Me acompañó hasta el final, cuando decidí cerrar la galería en 2012”, comentaba ayer la marchante retirada, de 80 años, en la presentación de la primera exposición que se nutre exclusivamente de la colección que ha donado al centro.
Era un día especial para ella. Alta, solícita, de porte señorial, la mujer que se dedicó al arte porque tenía que ganarse la vida y se convirtió en una de las más reconocidas galeristas de la creación contemporánea en España desde la apertura de su sala en Madrid, en 1986, no paraba de repetir lo feliz que se sentía por ver las obras de sus artistas, de sus amigos, sus obras, colgadas en las paredes de un museo “de todos”.
Reiteraba, además, que ella no ha sido coleccionista sino galerista pero que, con el paso del tiempo, acabó acumulando casi 400 obras de importantes artistas nacionales e internacionales, fundamentalmente de las tres últimas décadas. Entre ellos, el mencionado tàpies, “extraordinario, como muchas de las obras que parecen restos y no lo son”, según el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, una de las 58 piezas que componen la muestra Punto de encuentro, que se abre hoy, martes, al público. Pablo Palazuelo, Juan Uslé y Sergio Prego son los más representados en esta primera entrega de la colección de Lorenzo, que incluye también obras de Soledad Sevilla, Ángeles Marco, Txomin Badiola, Guillermo Pérez Villalta, Jon Mikel Euba, Jerónimo Elespe o Íñigo Manglano-Ovalle. La pretensión es esbozar una propuesta de los caminos que tomó el arte en España a través de 19 creadores de tres generaciones distintas.
Para disfrute de todos
“No soy generosa, he sido inteligente”, afirmó Lorenzo (Torrelavega, Cantabria) cuando fue inquirida por los motivos que le llevaron a depositar —con promesa de legado— sus obras al Reina Sofía. “He hecho un gesto inteligente, porque la gente siente el museo nacional como propio. No soy generosa, he sido inteligente, porque es estupendo que todo el mundo pueda ver mi colección, es un enriquecimiento (...) No la hubiese dado a un museo de Barcelona, sino a un museo de todos los españoles para que lo pueda ver toda la sociedad”, señaló Lorenzo en la rueda de prensa.
Más tarde, ya entre las salas que acogen la muestra hasta el 27 de noviembre, la galerista explicó a este periódico que su mención a Barcelona no guarda ninguna relación con la actual situación política en Cataluña. “No, por favor. He vivido en Barcelona, que me encanta, en Londres y Madrid. Lo que quería decir es que no quería ningún centro privado y sí un museo público al que pueda acceder la mayor gente posible”, matizaba.
“Ella siempre ha sido capaz de generar una comunidad con los artistas”, comentó Borja-Villel, comisario de la muestra, junto a Salvador Nadales. “La línea directriz de la exposición es el interés de los artistas por la estructura y eso es lo que permite que puedan convivir Palazuelo con Soledad Sevilla”, añadió.
El depósito, que ha pasado a formar parte de los fondos del museo, está compuesto por 382 piezas de 89 artistas, la mayoría de ellos españoles, pero también internacionales, especialmente estadounidenses. Aunque predomina el dibujo y la pintura, también figuran esculturas, fotografías, grabados, obras audiovisuales e instalaciones.
La segunda muestra, Cuestiones personales, abrirá sus puertas del 19 de diciembre al 5 de marzo de 2018 y centrará sus contenidos en la recuperación del lenguaje figurativo y las metamorfosis de la representación en las últimas décadas del siglo XX, con una selección de obras de Luis Gordillo, Alfonso Fraile, Manuel Ocampo, Tony Oursler, George Condo o Schnabel, entre otros.
Diálogo entre creadores
Punto de encuentro arranca, precisamente, con un punto de encuentro: el de dos líneas de arte español concebidas como opuestas, pero que crean un diálogo entre el trabajo en torno a la materia de Tàpies y la construcción de un lenguaje universal a través de la geometría de Palazuelo. El siguiente ámbito está ocupado por el Grupo Vasco, surgido en los ochenta, jóvenes apoyados por Lorenzo como Txomin Badiola y Pello Irazu, que renovaron el panorama escultórico. Para finalizar, la exposición muestra la internacionalización del arte español a través de Juan Uslé y Adrià Julià.
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