Barrio Sésamo vengó a Tesla
El programa infantil rescata del olvido al científico que revolucionó la energía eléctrica y fue decisivo para la invención de la tecnología inalámbrica
En verano, como en cualquier otra estación pero quizás un poquito más, se dice que la energía no se destruye ni se crea, sino simplemente se transforma. No lo digo yo, lo dice la primera ley de la termodinámica acuñada por gente de probada dignidad científica. Si pensamos un momento, se nos ocurrirá quién: Rudolf Clausius, William Thompson y más adelante Albert Einstein, el más mediático de los científicos. ¿He dicho el más mediático? ¡Bah! un mindundi al lado de nuestro protagonista de hoy.
Esta es una historia de buenos y malos. Esta es la historia de Nikola Tesla. La historia de cómo un científico con las mejores intenciones revolucionó la energía eléctrica, fue decisivo para la invención de la radio, la corriente eléctrica, la tecnología inalámbrica y el campo magnético rotativo y, aún así, quedó en el olvido. O eso parecía.
Nikola Tesla tenía un sueño: que se pudiera conseguir energía gratuita para todo el mundo, y que se lograra de manera inalámbrica. Para ello, comenzó a trabajar con Thomas Edison -el villano de esta historia-, para quien rediseñó completamente los generadores de corriente continua de su compañía, aportándole beneficios inmediatos sin obtener más que desprecio tras desprecio por parte del famoso inventor. La situación llegó a tal punto que trabajaba hasta 80 horas por semana, cavaba zanjas, vivía en la pobreza y, aún así, sólo servía para que Edison le humillara.
Tanta maldad tenía un cruel propósito: Tesla había inventado ya el motor de inducción y era partidario de la corriente alterna como principal método de la conducción energética, lo que suponía para Edison la zozobra de todo su imperio eléctrico.
Pero los imperios suelen ganar, al menos al principio, y eso es lo que le sucedió a Edison. Pese a que la corriente alterna acabaría imponiéndose, la corriente continua y el modelo de negocio de Edison prosperaron durante años, le hicieron rico y famoso, y desahuciaron a Tesla de la fama en la innovación. Pero Tesla siguió adelante con su sueño de la energía inalámbrica. Pese a la oposición de los partidarios del cableado eléctrico investigó y construyó una torre inalámbrica de alta tensión, la Torre Wardenclyffe, también conocida como Torre Tesla. Ante los intereses económicos que desafiaba, se le denegaron los fondos para continuar su investigación. Nikola Tesla murió solo y pobre, a los 86 años, sin poder cumplir sus sueños.
Pero como sabemos, los villanos no se conforman con ganar, sino que tienen que destrozar al rival. La historia se escribió de tal manera que Edison se consideró el único genio de la electricidad, pese a que ésta no hubiera sido posible sin Tesla. Y Guillermo Marconi quedó para siempre como el padre de la radio, aunque utilizó patentes de Tesla sin citarle.
Así, parece la historia la escriben los vencedores, pero también sabemos que en las historias de buenos y malos la justicia tarda en llegar, y en muchas ocasiones lo hace como gélida venganza. Y en esta historia entraron los mejores seres peludos posibles: los Muppets, protagonistas de Barrio Sésamo.
Los encargados de vengar a Tesla venían del lugar adecuado. El programa Barrio Sésamo había sido concebido como un show infantil que “tuviera las cualidades adictivas de la televisión pero que las usara para haber el bien”, entendiendo esto último como un programa educativo para niños. Por ejemplo: la diferencia entre lejos y cerca, entre arriba y abajo o cómo encontrar nuestros calcetines. Y todo a manos de los Muppets: Super Coco, la rana Gustavo o el Monstruo de las Galletas fueron fuerzas irredentas del bien que se usaron para los mejores fines.
¿Y qué mejor fin que devolver a Nikola Tesla al lugar que merecía y hacerlo desde las impresionables mentes infantiles? Así, como quien no quiere la cosa, en los programas de Barrio Sésamo comenzaron a ocurrir cosas: el muppet Gonzo se transformó en el inventor Eddie San Tesla para resolver un misterio. Después, apareció un personaje curiosamente apodado Nikola Messla que enseña a otro personaje a cómo ser un verdadero científico ¡en la basura!
Nikola Tesla sobrevivió, y gracias no sólo a personajes peludos su valor científico fue restaurado en la historia de la ciencia. Como en las mejores narraciones de buenos y malos, triunfó al final. Ahora que lo han reflotado como marca de coches eléctricos, es necesario recordar que los Muppets llegaron primero. No solo a través de uno sino de DOS personajes de Barrio Sésamo. Chúpate esa Marconi. Chúpate esa, Edison.
Babelia
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