Cine de veraneantes

"La película no da para más reflexiones que la de lo tonto que es el ser humano en su relajo vacacional”, ha escrito Oti Rodríguez Marchante con su habitual buen humor a propósito de un estreno reciente. ¿Tiene razón? ¿Somos más tontos en verano? Al parecer la tradición cinematográfica así lo ha creído prácticamente desde siempre. Creo que fue José Luis Garci quien desafió todos los augurios y estrenó en pleno mes de agosto. Y tuvo éxito. A pesar de lo cual no fue muy imitado y la mayoría suele seguir esperando al festival de San Sebastián de septiembre y sus consecuencias.

No obstante, sigue habiendo buenas películas en la cartelera, por citar sOlo algunas, por ejemplo Dunkerque, El último virrey de la India, y sobre todo la búlgara Un minuto de gloria, que corre el riesgo de pasar desapercibida. Como quizás también le acabe ocurriendo a la israelí Asuntos de familia. Pero no adelantemos acontecimientos.

Al director de fotografía José Luis Alcaine van a darle en el festival de Locarno, en pleno agosto, un homenaje y un premio por toda su carrera. Más de 125 excelentes películas (de Saura, Almodóvar, Armendariz, Olea, Trueba, Erice, Fernán Gómez…) avalan la legitimidad de este homenaje. Su último Goya fue por Las trece rosas, la terrible historia de aquellas muchachitas que fueron fusiladas tras el final de la Guerra Civil. Es inolvidable la figura serena de Alcaine al recoger el premio: se limitó a recordar con seriedad y emoción los nombres y apellidos de aquellas víctimas inocentes.

Me lo recordó Pedro Almodóvar al recoger su premio Platino como director de Julieta, que quiso compartir ”con los cientos de miles de familias españolas que siguen buscando a los desaparecidos durante la guerra, porque abrir fosas es cerrar heridas y acabar de una vez y para siempre con nuestra maldita Guerra Civil”.

Son cosas que también suceden en verano.