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Robert Glasper lo quiere todo

El teclista regresa a San Sebastián para descargar una nueva muestra de su ambicioso eclecticismo

El teclista Robert Glasper, ayer durante su concierto.
El teclista Robert Glasper, ayer durante su concierto.JAVIER HERNÁNDEZ

Hay pocas cosas tan claras en la música popular actual como que Kendrick Lamar es el nuevo mesías de la música negra, sabiamente rodeado de apóstoles del hip-hop, el jazz, el soul y todas las grandes tradiciones afroamericanas; de una en una o todas a la vez. Este año en el Heineken Jazzaldia se han juntado varios de esos apóstoles con diferentes proyectos, y en la jornada de ayer estaban programados dos de ellos: el saxofonista Kamasi Washington, responsable de los arreglos de cuerda del clásico inmediato de Lamar, To Pimp A Butterfly, y el teclista y productor Robert Glasper, que actuó en el Kursaal con su grupo Robert Glasper Experiment.

Muchos cruzábamos los dedos en ese auditorio, suspirando por una aparición estelar a última hora de Washington o de Terrace Martin, que al día siguiente actuaría en el mismo escenario con el grupo de Herbie Hancock —influencia principal de Glasper—, pero el público se quedó con las ganas y tuvo que conformarse con el cuarteto del teclista, que no es poco.

Con el Players de J Dilla y Slum Village sonando de fondo, el grupo saltó al escenario y comenzaron el show tocando su versión de Tell Me a Bedtime Story que Herbie Hancock grabó en su Fat Albert Rotunda hace casi cincuenta años, y que nada menos que Quincy Jones recuperó para su álbum Sounds... And Stuff Like That! una década más tarde.

Pero entrar en canción directamente con clásicos de ese calibre es más que arriesgado, y hubo que hacer cierto ejercicio de contextualización para situarnos: aunque Casey Benjamin y su vocoder no son lo mismo que que Joe Henderson y Johnny Coles, su monumental solo al saxo soprano, abrigado por el tejido rítmico proporcionado por Glasper, el bajista Burniss Travis II y el baterista Justin Tyson, confirmó que estábamos ante un grupo sólido como una roca que busca ir mucho más allá del jazz.

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Desde el principio de su carrera, Glasper ha perseguido esa comunión entre músicas diferentes: fogueado en su adolescencia tocando en tres tipos diferentes de iglesia (baptista, católica y adventista del séptimo día), el pianista busca desde entonces aunar el jazz y el hip-hop con las armonías de las que se empapó en aquellas experiencias. El deseo de aglutinar todo eso, y unas cuantas cosas más (funk, rock, R&B...), es la gasolina del trabajo de Glasper con este grupo, un objetivo muy ambicioso que en directo se sitúa inevitablemente entre lo visionario y lo errático.

Por otro lado, aunque en ocasiones la música que practica suena a pastiche, el aplomo del grupo aporta mucha consistencia a las ideas de Glasper. Si durante el solo del guitarrista Mike Severson en Find You se desprende la maza del pedal de bombo, impidiendo al baterista mantener su volcánico acompañamiento, aquí no ha pasado nada: mientras una roadie sale al escenario para solucionar el asunto, la música muta de forma natural y el grupo baja de intensidad momentáneamente para darle sentido a todo. En otros momentos ese aplomo juega en su contra, y en San Sebastián también rozaron la autocomplacencia puntualmente, transmitiendo cierta dejadez que hizo que algunos temas pareciesen alargados innecesariamente.

Pero cuando el grupo se calienta —especialmente en los solos de Benjamin y Severson— el resultado es verdaderamente demoledor, con una banda que funciona tan bien cuando agarra un groove como cuando genera la intensidad que catapulta a los solistas a lo más alto. Precedido por la anecdótica —aunque un poco vergonzante— cita del Roxanne de The Police, el tema de Benjamin Day To Day mostró un lado más sofisticado del proyecto. Otro más en la paleta de referencias que sonaron en San Sebastián, desbocada hacia el final con un asombroso solo de Benjamin a dúo con Tyson, que desembocó en el mejor final posible: algunos versos del clásico UMI Says de Mos Def sobre un infeccioso groove, y el finísimo Gonna Be Alright en forma de bis.

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