Justice: “La mujeres son guerreras, no madres o novias”
La banda electrónica francesa publica el álbum ‘Woman’, resultado de la libertad de experimentar
“Siempre habíamos venido apostando por la violencia y el sexo. Esta vez hemos querido hacer algo diferente”, afirma Gaspard Augé (Besanzón, 1979). Su otra mitad en Justice, Xavier de Rosnay (Ozoir-la-Ferrière, 1982) complementa a su taciturno compañero: “Creo que se necesita valor para hacer algo más emocional. Llevamos 10 años en esto y tienes mucha confianza para probar cosas nuevas. El resultado puede ser cualquier cosa. Puede sonar raro, emotivo o convertirse en una parte de ti”.
No falta sentimiento ni valor en un disco que se define por su nombre. “Cuando elegimos Woman no nos inspiramos en la dulzura, sino en la fuerza del término. Como un símbolo creador y también que representa la justicia con la espada y la balanza. La imagen que tenemos de las mujeres es más parecida a la de una guerrera que a la de una madre o una novia. Hay una paradoja, ya que existe algo muy masculino en mostrar la feminidad. Creo que todos la tenemos y por eso elegimos el título del álbum”, añade De Rosnay.
Su tercer trabajo llega tras hacerse esperar y se manifiesta como un claro cambio de ciclo en el sonido del dúo francés. Reconocen que el mejor ambiente para escuchar este disco y cualquier tipo de música es un coche lleno de amigos. Atrás queda la dureza con guiños al metal de hace una década y ese sonido eléctrico y oscuro que logró consagrar su cruz. Fire se rebela y no quema, Randy se opone frontalmente a la tempestad de Genesis (Cross, 2007) o a la lujuria de Civilization (Audio, Disco, Video; 2011). Todo ello bajo el paraguas acogedor de Safe and Sound, quizá su gran valuarte en este nuevo capítulo de la banda.
"No sabríamos etiquetarnos. Los estilos de música que escuchamos son tan distintos entre sí que el resultado final no es ninguno en particular. Lo bueno es que da igual porque la gente lo reconoce y lo relaciona con nosotros". Woman es el resultado de la libertad de experimentar. Confiesan haber jugado con las propias estructuras de las canciones y haber deformado el sonido de los instrumentos para “lograr el beat adecuado en el momento oportuno” o “jugar con texturas y sonidos que recuerden más a la década de los dos mil”. Un menú musical con un claro recreo para la imaginación, el de sus remixes. “No había presión, pero hay que reconocer que algunos eran buenos y no les hicieron caso. Supongo que esperaban que hiciesemos música para la pista de baile, y no hacemos eso”.
Xavier no se extraña de la presencia de un elefante en la habitación. Es consciente que la nostalgia de una parte de los fans de Justice no acaba de aceptar su nueva propuesta. Tampoco lucha contra ella. “Es imposible que disfrutes haciendo siempre lo mismo. El sonido antiguo de Justice ya pasó. Lo hicimos en unas circunstancias muy distintas porque éramos distintos. El mundo era distinto. No va a volver a pasar. Pero nos sentimos muy afortunados de que algunas de las canciones que hicimos hace más de 10 años aún sigan teniendo sentido. Vemos adolescentes que se emocionan con canciones de épocas que no han conocido y es genial porque se han convertido en clásicos y es algo que nunca imaginábamos cuando las estábamos escribiendo”.
La madurez del dúo francés se siente tanto en lo artístico como en el escenario. Minimalismo, sobriedad y complejidad danzan al igual que un público entregado a los clásicos de siempre, aunque ameno y curioso ante lo nuevo. “En el escenario buscamos algo de la vieja escuela, algo así como un truco de magia”, afirma Gaspard. Su camarada, con diferencia más dado a la conversación añade: “Hemos buscado un efecto muy lo-fi al estilo Blade Runner. Nunca hemos sido fans de la estética tecno y futurística. Nos atrae más lo retro futurista, al igual que en la música. Para que las cosas se vean tan minimalistas necesitamos 10 veces más tecnología que antes. Cuanto más simples parecen las cosas más complejas son. Ha sido casi una pesadilla conectarlo todo, pero estamos felices con el resultado”.
Gaspard añade: “No entiendo esa absurda guerra entre lo analógico y lo digital. Hay que hacer música con las herramientas que tienes a mano y lo mismo puede ser un piano de los setenta o el último software del mercado”. En una mano la espada y en la otra la balanza, Justice ha sacado a relucir su lado femenino y solo el tiempo dictará sentencia.
Babelia
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