Federico Ibáñez, comprometido con los libros
Federico Ibáñez perteneció a la generación de editores que dio proyección y liderazgo al ámbito iberoamericano
Federico Ibáñez, que falleció ayer en Xàbia, perteneció a esa generación de editores que tomó el relevo desde los años ochenta a los grandes que lideraron la recuperación de la edición española en la segunda parte del siglo pasado, y le dieron la proyección y el liderazgo en el ámbito iberoamericano (los Polanco, Salvat, Lara, Sánchez Rupérez, Pancho Pérez González...). Federico, que había nacido en 1946, aportó la singularidad de trabajar en las tres esferas (profesional, sectorial y política) con pasión e inteligencia. Editor de Castalia, dio continuidad a la empresa familiar que su madre, Amparo Soler, posicionó como sello de calidad en la edición de clásicos, a la vez que participaba activamente en las actividades del sector o en las juntas de accionistas de los primeros años del diario EL PAÍS. Precisamente en el desarrollo de las instituciones del sector del libro, Federico tuvo una actuación larga y destacada. Presidió el Gremio de Madrid, la Federación de Gremios y CEDRO en diversas etapas, y contribuyó a dar un papel activo y profesional a las entonces jóvenes editoriales pequeñas, mas tarde denominadas independientes, pues como él decía, citando el Diccionario de la Academia, “una de las acepciones de pequeño es que le falta tamaño, y ese no es nuestro problema”.
Fue director general del Libro en el Ministerio de Cultura de Solé Tura, donde trabajo para la proyección internacional de la cultura española a través del libro; en el ámbito iberoamericano apoyando al naciente CERLALC junto a la UNESCO y al gobierno colombiano, o llevando un vanguardista pabellón oficial de España a la Feria Internacional de Frankfurt, como país invitado de honor en 1991, que contó con la colaboración del pintor Eduardo Arroyo.
Su compromiso con el libro, al que consideraba el pilar principal de la cultura, no decayó con los cambios que fue trayendo el nuevo siglo. Colaboró con SIALE, la generosa iniciativa de Pancho Pérez González, a quien admiraba, en las estancias de jóvenes editores latinoamericanos en España. Cuando se desprendió de Castalia, se retiró con su mujer, Esperanza Morais, editora literaria, compañera y aliento fundamental estos últimos años, a disfrutar del Mediterráneo en Xàbia. Allí, desde su promontorio del cabo San Martín, frente a la isleta, avistaba Ibiza, fantaseaba y escribía sobre Porticolo y los diosecillos del Mediterráneo clásico, y mantenía viva la llama de su pasión política.
Emiliano Martínez es editor y vicepresidente de la Fundación Santillana.
Babelia
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