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Primavera Sound: La maratón del melómano

El festival declara en Barcelona la apertura del verano musical

Público del Primavera Sound 2015.
Público del Primavera Sound 2015.MASSIMILIANO MINOCRI

Es como una cueva de Alí Babá, pero en lugar de joyas y riquezas producto del robo, atesora los nombres de centenares de artistas, contratados con mayor o menor dificultad y en muchos casos dejándose en la empresa el valor de los más caros lujos asiáticos. Es el Primavera Sound, cuya celebración entre hoy, jornada gratuita de bienvenida en el Fórum, y la madrugada del domingo viene a ser una suerte de estado de la nación musical. Con él se inicia la temporada festivalera de manera oficial todo y que no es el primer festival al aire libre, y como muchas de las actividades que tienen lugar en Barcelona no sería comprensible, ni probablemente tampoco factible, sin la aportación de los turistas que bien de paso, bien ex profeso, se acercan a la capital mediterránea para dejarse acunar por el imbatible encanto de la música al aire libre junto al mar. ¿Cursi?, quizás, pero también imbatible.

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Y esa variación musical ha ido perfilándose como uno de los argumentos con los que el Primavera Sound desea sobrevivir a su propio éxito proyectándose más allá de los gustos del colectivo indie que lo vio nacer y al cual satisfizo con su existencia. Por ejemplo, la música negra está siendo cada vez más importante, todo y que en años como el presente ha tenido el contratiempo de ver anulada la presencia de Frank Ocean, uno de sus indiscutibles cabezas de cartel y muestra de musculatura económica de un festival que ya ha visto a estrellas de la talla de Kendrick Lamar. Como consuelo, en absoluto menor, Solange, la hermana de Beyoncé, dejará constancia de su elegancia satinada, un rhythm and blues urbano de penumbra marcado por la sutileza. Por sendas similares caminan Miguel, otro aspirante al trono del satén urbano y Sampha, un inglés que ya ha colaborado con Kanye West o Drake, gemas de la música negra contemporánea. Si sumamos a Run The Jewell tendremos un cuarteto de estrellas de primer nivel en cuanto a interés artístico. La palabra rimada, aunque con menos sutileza y más músculo, tiene en Kate Tempest, Skepta y los furibundos Sleaford Mods –explicados ya en dos documentales cuya evolución muestra el crecimiento en popularidad proletaria del dúo- otros nombres destacados.

Como todos los festivales que se precien, la memoria es básica en el Primavera. Y es que es sabido que a medida que la edad pasa por el aficionado a la música, la apertura de miras se impone en sus gustos. El joven de ayer siente curiosidad, y en el caso de no haber nacido cuando Van Morrison grabó su Astral Weeks, o de no haber reparado en él cuando editó Day’s like this en los noventa, sabe de su talento y se beneficiará de que el gruñón de Belfast venga con un concierto completo, nada de recuperaciones de álbumes señeros para quien quiere vivir a destiempo lo que no le tocó vivir por edad. Grace Jones será otra recuperación, ésta en sentido estricto, mientras que otros veteranos como Front 242 o Swans, quienes viven una enésima y briosa juventud, completan los nombres destacados de una memoria que cuenta también con el pop de The Zombies, el punk de Descendents o The Damned o, en clave indie, con los melódicos Teenage Fanclub.

Pero donde el Primavera es “el puto amo” de los festivales es en el apartado internacional de lo que se llamó música indie, hoy música de aficionados que frisan la cuarentena. Para ellos el festival suelta su traca con The Arcade Fire (post hipismo festivo), The XX (electrónica pop crepuscular), Bon Iver (la sorprendente mezcla entre folk sensible y autotune) o The Magnetic Fields (pop confesional). Si sumamos a !!! (Chk, Chk, Chk) y su juerga bailable y nuevos nombres como los de Angel Olsen (folk-rock), Whitney (solo por escuchar la molicie pop de No woman vale la pena un concierto), tendremos un cartel muy atractivo. Sumémosle un fascinante viaje a Brasil con Seu Jorge haciendo a Bowie en tropical y Elza Soares, una octogenaria que hace un tema sobre copular, Para fuder, con absoluta credibilidad; la presencia de Aphex Twin (en el Doctor Music Festival del 97 esguinzó piernas y cerebro del público) o Flying Lotus como representantes de la escena electrónica y el guiño metalero de rigor con Slayer o Gojira, completaremos, decenas de nombres al margen, entre ellos toda la electrónica del Primavera Bits en su escenario playero, un cartel no sorprendente pero sí competente. No se olvide que un festival no contrata a quien quiere, sino a quien gire y quiera.

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