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Max’s Kansas City, la auténtica cuna del ‘punk’

Un disco recopila la música que se coció en el legendario local neoyorquino por donde pasaron en los setenta The Velvet Underground, New York Dolls, Patti Smith, B-52’s, Devo o Suicide

Nancy Spungen y Sid Vicious de los Sex Pistols, en Londres en 1978.
Nancy Spungen y Sid Vicious de los Sex Pistols, en Londres en 1978.Rue des Archives/AGIP / Cordon Press

Para la mayoría de la gente, el restaurante Max’s Kansas City es el local neoyorquino en el que Lou Reed dio su último concierto con The Velvet Underground. Pero era el club más chic del Nueva York desde su inauguración cinco años antes, en 1965. Inicialmente visitado por artistas plásticos –Frank Stella, De Kooning, Dan Flavin…- acabó siendo el cuartel general de Warhol y su troupe de la Factory. Su famosa zona vip fue obligatoria para cualquier estrella del cine, la moda, la música o la alta sociedad. Mickey Ruskin, su propietario, solía canjear obras de arte por consumiciones y acabó arruinado. Cerró el local en 1974, en unos meses que fueron clave para los artistas noveles a los que daba cobijo. Patti Smith, Television y otros encontraron su hogar en el recién inaugurado CBGB. Hasta que en 1975, con nuevos propietarios, el Max’s abrió de nuevo para reclamar su título de cuna del punk local.

“En el primer piso se organizaban actuaciones de vez en cuando, pero no era una sala de conciertos propiamente dicha”, explica Peter Crowley, el director artístico del club entre 1975 y 1981. “Cuando los empresarios Tommy y Laura Dean lo compraron montaron una discoteca en el piso superior, con una banda tocando los éxitos disco del momento, pero fue un fracaso. Entonces contactaron conmigo”. Crowley se ocupó de la programación, llevando a músicos sin contrato discográfico. Wayne County fue uno de ellos. “Sus primeros shows con The Backstreet Boys eran transgresores y muy divertidos”, explica el músico y periodista musical Jimi La Lumia, actual mánager de County, que en 1979 se convirtió en Jayne. “Wayne abrió muchas puertas y mentes, especialmente cuando pasó a ser Jayne. Fue una de las cosas más revolucionarias del rock en los setenta”.

Al igual que el CBGB, el Max’s daba visibilidad a artistas que no tenían muchos más lugares donde actuar. Así que Crowley quiso plasmar esa política en un álbum. Max’s Kansas City 1976 –que ahora se reedita con abundante material extra grabado por bandas posteriores afines también al local- fue el fruto de esa iniciativa. Un disco coral con canciones grabadas por artistas habituales en su escenario, que se abría con una canción de County dedicada al club y en la cual enumeraba al quién es quién del underground local. También había canciones de Cherry Vanilla (exjefa de prensa de Bowie, “una pionera, que practicaba la agresividad sexual mucho antes que Madonna”, según su amigo y admirador La Lumia), Pere Ubu, The Fast (condenados a no tener éxito por la mala suerte), Harry Toledo (que acabaría siendo producido por John Cale) o Suicide, cuyo debut discográfico tuvo lugar en dicho álbum.

“Le pedí también temas a Blondie, Tuff Darts o Mink De Ville, pero declinaron mi oferta para participar”, argumenta Crowley. “Pensaban que sería perjudicial a la hora de obtener un contrato discográfico. Nadie tenía ni idea de cómo funcionaba el negocio, las decisiones se tomaban de manera aletaoria. Luego algunos de esos grupos aceptaron grabar para Live at CBGB’s, el álbum que sacó Hilly [Kristal, artífice del club] poco después”. “Si el Max’s tenía su álbum, Kristal tenía que tener el suyo –explica LaLumia-. Había mucha competencia entre ambos clubs”. Competencia, pero no rivalidad, ya que la mayoría de grupos y artistas locales subieron a los escenarios de ambas salas.

A principios de 1977, Crowley se fue a Londres como mánager de Johnny Thunders & The Heartbreakers y Wayne County. Nueva York no dejaba de ser un oasis en un país musicalmente conservador; el punk británico parecía más receptivo para grupos como aquellos. County formó allí The Electric Chairs y grabó tres álbumes para un sello inglés. En verano de 1978, Crowley rompió con ellos, regresó a Nueva York y volvió a trabajar en el Max’s, que había mantenido su atractivo programando los debuts neoyorquinos de B-52’s y Devo, y contratando a novísimos artistas como Lydia Lunch y Contortions. Después vendría un largo declive propiciado por el desinterés de los propietarios del local que, según cuenta Crowley, “comenzaron a bailar con la dama banca”. Una de las últimas actuaciones fue la de Madonna, que iniciaba su carrera como solista. “Me encerré en el despacho para no tener que decirle lo mala que me parecía su música. Estaba convencido de que no llegaría a ningún sitio, lo cual demuestra lo mucho que sé de este negocio”, concluye Crowley con una carcajada. El Max’s cerró para siempre en 1981. Hoy su espacio lo ocupa una verdulería.

Un antro que hizo historia en Nueva York

Situado en el 213 de Park Avenue South, Max's Kansas City es el punto donde la música neoyorquina hizo la transición del glam al punk. Allí Bowie conoció en 1971 a dos de sus ídolos, Lou Reed e Iggy Pop. Poco después éste último celebraba en el piso superior uno de sus conciertos más kamikazes. En 1972, unos todavía desconocidos Bruce Springsteen y Bob Marley compartieron cartel. Debbie Harry trabajó de camarera en el Max's y los New York Dolls dieron allí sus últimos coletazos como grupo. Los primeros recitales de Patti Smith con banda fueron en dicho local, teloneando a Phil Ochs. Crowley se enorgullece de haber cerrado un concierto de Bo Diddley antes de marcharse a Londres. El empresario discográfico Terry Ork y la cantante Deerfrance llevaron la contratación durante su ausencia, programando a artistas como Sid Vicious, que celebró en el Max's sus únicos conciertos en solitario.

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