Redimiendo al macho alfa
Relato que parece el resultado de haber trufado afectación y supuesta extrañeza
BORIS SIN BÉATRICE
Dirección: Denis Côté.
Intérpretes: James Hyndman, Simone-Élise Girard, Denis Lavant, Isolda Dychauk.
Género: comedia.
Canadá, 2016
Duración: 93 minutos.
Hay decisiones de casting que son declaraciones de principios y Boris sin Béatrice, sexto largometraje de ficción del quebequés mimado por el circuito de festivales Denis Côté, tiene al menos dos que encajarían dentro de esa categoría: por un lado, Denis Lavant, actor fetiche de Leos Carax e identidad polimórfica en la irrepetible Holy Motors (2012), encarna aquí a un misterioso gurú que oficiará la redención moral de su egocéntrico protagonista; por otro, el provocador cineasta Bruce La Bruce comparece en la improbable piel del Primer Ministro de Canadá en una elección de reparto modelo Guiño-Guiño-Codazo-Codazo. Hay decisiones de casting que, en el fondo, encarnan la peor idea que podría haber tenido un director, porque lo que logran esas dos presencias en una película tan irritante como Boris sin Béatrice es proporcionar la adecuada unidad de medida para calibrar la exacta distancia entre las aspiraciones de excentricidad de Coté y sus tristes resultados.
Relato sobre un empresario y macho alfa, infiel y embriagado de autoestima, que intenta lidiar con la depresión de su esposa, Boris sin Béatrice parece el resultado de haber trufado de afectación y supuesta extrañeza el más mecánico y convencional arco dramático de redención en las zonas peor ventiladas de la moderna comedia de costumbres. Un arranque desconcertante y un tenso diálogo, a principio de metraje, entre el protagonista y una dependienta parecen anticipar algo más que lo que viene a continuación: una lección práctica de cómo la crispación del estilo no oculta el vacío de discurso.