Antonio Banderas abandona su proyecto cultural en Málaga por el “trato humillante”
El actor reacciona a las críticas que apuntan a que el concurso público para reformar un antiguo cine es un traje a medida para él
Antonio Banderas es un malagueño de pro. No solo ejerce de embajador de su ciudad natal sino que, desde hace una década, busca la oportunidad para integrarse en su vida cultural. Lo cuenta el arquitecto José Seguí, la persona con quien el popular actor decidió embarcarse, junto a la empresa promotora del Starlite Festival de Marbella, en lo que le pareció el proyecto ideal: la reforma de la manzana donde están los antiguos cines Astoria y Victoria, en el centro de la capital de la Costa del Sol, junto a la casa natal de Picasso, y la reconversión de los edificios en un potente contenedor cultural y de ocio. Su propuesta, Ecos Urbanos, ganó el 7 de abril el concurso internacional de ideas convocado por el Ayuntamiento para sentar las bases de la futura actuación en el edificio, un trámite no vinculante previo a lo que será el concurso para construir y explotar el espacio.
Pero las cosas se han torcido para el actor. En las últimas semanas los partidos de la oposición han criticado la gestión de este proyecto por parte del Ayuntamiento (gobernado en minoría por el PP) y se ha aludido a un supuesto trato de favor hacia el plan de Banderas; esto se debe a un comentario del alcalde dos días antes del último pleno, celebrado el 27 de abril, en el que afirmó que se valoraría incluir en el pliego de condiciones que los interesados contaran con una persona “con capacidad de proyección”, en alusión al perfil del artista malagueño.
No han faltado tampoco los comentarios en las redes sociales y en medios de comunicación que, finalmente, han hecho que el actor se replantee todo, según ha afirmado.
En una carta, publicada ayer por el diario Sur, Banderas anuncia que abandona la iniciativa y lamenta “los insultos, las descalificaciones y el trato humillante” recibidos, en referencia a las insinuaciones de que le están haciendo un traje a medida para que resulte ganador. La gota que ha colmado el vaso ha sido la propuesta de IU-Málaga para la Gente, en la comisión de Urbanismo celebrada el lunes, para que se anulara el concurso de ideas que había ganado Banderas. La iniciativa la respaldó Málaga Ahora (marca de Podemos), el edil no adscrito Juan José Espinosa (también de Podemos) y Ciudadanos (socio de investidura del PP), aunque ayer su portavoz Juan Cassá aseguró que el “sello de Banderas” les encanta y que votaron por la anulación porque prefieren la adjudicación directa. En todo caso, la propuesta no salió adelante porque el PSOE se abstuvo. Los socialistas culpan del embrollo a la “mala” gestión del alcalde, Francisco de la Torre, en todo lo relacionado con los cines de la plaza de la Merced. El alcalde, aunque ve complicado que el actor se replantee su postura, le ha pedido en un mensaje hablar de ello: “Mi obligación es tratar de convencerle”, dijo ayer.
El edificio a reformar está en una zona emblemática. El Ayuntamiento compró la manzana por 21,7 millones de euros en 2010, uno de los planes que le ha costado años desatascar al alcalde. Tras el concurso de ideas, Urbanismo prepara el pliego de condiciones para el concurso de concesión del suelo por 35 años.
La propuesta frustrada, que ya no optará al concurso —“me metí con Antonio y me salgo con Antonio”, afirma el arquitecto Seguí—, contempla seis plantas y un centro de usos múltiples sobre 9.000 metros cuadrados. Incluye una infraestructura de alta calidad y espacios comerciales para gestionar espectáculos de artes escénicas, música, gastronomía, cine y espectáculos en vivo. La sala de teatro se ubica en la primera planta, que deja espacio para exposiciones, y la actividad comercial se concentra en la tercera y cuarta. En caso de haber seguido con el proyecto, la dimensión del edificio diseñado tendría que haberse modificado para adaptarse a las normas urbanísticas de la zona.
Zona emblemática
La construcción del complejo cuesta 14 millones de euros. El canon anual que debe pagar el concesionario no está fijado aún. Precisamente, con el objetivo de blindar ese futuro contrato, Málaga Ahora presentó una moción en el último pleno, respaldada por toda la oposición, que aprobó fijar un canon para recuperar el dinero que costó el edificio y exigir avales suficientes al concesionario. “Hay que garantizar que los procesos cumplen los principios de legalidad y libre concurrencia”, apunta la portavoz de este grupo, Ysabel Torralbo. No se siente responsable de la decisión de Banderas y culpa al alcalde, al igual que la portavoz socialista, Mari Carmen Moreno, de “incendiar” el asunto y de que se hable de ese posible traje a medida.
“Banderas y Seguí tenían decidido irse, lo que ha hecho el actor es jugar al victimismo”, asevera el portavoz de IU-Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla. El artista seguirá buscando el “mejor lugar” para integrarse en la vida cultural de Málaga, pero “desde el ámbito absolutamente privado”.
Un ciudad con una ruta cultural llena de grandes nombres
Antonio Banderas no ha necesitado un espacio para ganarse el respeto de Málaga. Su fama y el amor por su tierra le proporciona buenas relaciones con todas las Administraciones. Su papel de promotor de un área cultural y de ocio en los antiguos cines Astoria y Victoria habría sellado esa alianza. Málaga presume de grandes nombres en su circuito cultural: Picasso, Thyssen, Pompidou, entre otros.
El actor malagueño nunca ha callado sus simpatías políticas ni su procedencia. Su apoyo en un vídeo a Felipe González, en 1996, le valió durísimos ataques entre los conservadores, que se reprodujeron más tarde, cuando le acusaron de cobrar tres millones de euros por una campaña de promoción del jamón y el aceite de oliva para la Junta de Andalucía. Solo cobró una pata y una botella de los productos que promocionó. Las discrepancias acabaron al ser reconocido, en 2013, hijo predilecto de Andalucía, comunidad que para él, dijo, "es una necesidad" de la que nunca se separa.
Babelia
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