Castella y Manzanares protagonizan una buena tarde y salen a hombros

De los seis toros de Núñez del Cuvillo, cinco fueron de muy buen ver para el torero. El lote de Castella el más completo, con un segundo de gran juego en la muleta. El quinto fue un bombón acaramelado, que dejó estar sin poner condiciones. Los dos de Manzanares, muy distintos. El segundo sacó durante la lidia las dos caras de la moneda: se enteró de lo que pasaba por el ruedo una vez picado, manseó en varas y llegó con gran codicia a la muleta, con el picante de los toros que no admiten dudas. Toro exigente, según la nueva terminología torista. Los dos de Morante llegaron mortecinos a la muleta. El que abrió plaza, por su manifiesta falta de fuerza, y el cuarto, con muy buen fondo, porque entre obligación y devoción le hicieron ir al caballo hasta cuatro veces. Y en las cuatro cobró de lo lindo. A la muleta, claro, llegó con el resuello justo para aguantar diez minutos de muletazos.

El toro de la corrida, el segundo, se lo llevó Castella, que hoy volverá a hacer el paseíllo para sustituir al lesionado Roca Rey. Ya estuvo Castella lucido en la capa de recibo, con lances y chicuelinas de saludo. Al primer muletazo, el toro se pegó un volatín brutal del que todo el mundo pensó acusaría para los restos. Nada de eso. El toro, alegre, pronto, con fijeza y recorrido y surcando con el hocico la arena, fue de imponente calidad. Castella aprovechó la inercia para sentirse plácido en todo momento. Los principios de la faena fueron algo mecánicos, pero con total acople. A la cuarta serie se echó la muleta a la izquierda, y por ese lado salieron naturales buenos, pero sueltos. De vuelta a la mano derecha, el encaje regresó también, El tres en uno, al salir de cada serie diestra, levantó el clamor. Y las cercanías finales fueron la guinda celebrada por la gente. Al toro lo ovacionaron en el arrastre, y quizá mereció mayor premio póstumo.

El quinto, sin ser del mismo nivel que el segundo, también fue muy buen toro. Y de nuevo con el capote Castella se lució, esta vez en el quite: cuatro chicuelinas y la media. La faena la inició por estatuarios, hasta seis, y de remate, uno del desprecio. Y cuando las cosas tienen buenos principios, el final suele ser bueno también. Los cambios de mano, muy logrados, el cambiado por la espalda para enganchar toro sobre la derecha, los parones, las cercanías clásicas en él, y las manoletinas de frente, que pusieron rúbrica, fue lo más celebrado por el tendido. Menos llegada tuvo el toreo en redondo, por donde Castella, en este caso, llevó más y mejor toreado al toro de Cuvillo.

Manzanares, al igual que Castella, también ganó el premio de una oreja por toro. Meritoria su faena al segundo, que llegó a la muleta crecido y desafiante. Sin aspavientos, con el oficio de una técnica muy académica, Manzanares fue haciendo del toro algo suyo. No dejó que el de Cuvillo le ganara la partida. Sobre la derecha versó casi toda la faena y solo una serie al natural, por donde los hubo sueltos, pero ninguno ligado. Con la faena casi rendida, el toro pareció cambiar de nuevo de carácter y quiso marchar a las tablas. Para entonces casi todo el pescado estaba vendido, pero Manzanares, ya en los adentros, le dio otra serie con la derecha. Este toro había pedido galones y Manzanares, con oficio, técnica, y buen toreo por momentos, le dio respuesta.

El que cerró la corrida también fue otro buen toro. Esta vez el ajuste fue mayor y los muletazos salieron más acoplados, con el toro más embebido en la muleta. Entre tanto toreo sobre la derecha hubo, esta vez, dos series con la izquierda. Bien llevado el toro por ese lado, aunque la pérdida de pasos entre natural y natural desligaba el asunto. Entró a recibir y cobró una buena estocada, que aceleró la concesión del premio.

El primero de la tarde casi se muere en los brazos de Morante. Flojo de salida y más débil aún tras ser picado, ni era enemigo ni amigo. La faena apenas existió, con algún boceto de muletazo que nunca cuajó. El cuarto, entre idas y venidas, fue hasta cuatro veces al caballo. Y en los cuatro encuentros salió bien servido. A pesar de tanto castigo, el toro aguantó más de lo previsto, aunque siempre con embestida cansina. Morante recorrió todo el ruedo en una faena que tuvo cálidos y lentos muletazos sobre la mano derecha, pero faltó la emoción suficiente como para enganchar de verdad a la gente. Al natural, siempre a media altura y en ayuda del toro. Faena de detalles. Con el de Cuvillo en las últimas, y alguna protesta de la grada, Morante se demoró en matar y el asunto se enfrió.

Roca Rey, baja en la corrida de hoy

El diestro francés Sebastián Castella volverá a hacer el paseíllo hoy en Castellón para sustituir a Andrés Roca Rey, convaleciente de una lesión de espalda, que se produjo toreando en Andújar (Jaén) el pasado 12 de marzo.

El joven espada limeño se ha visto obligado a parar su actividad profesional una vez que la revisión médica a la que ha sido sometido haya confirmado que padece ‘una contusión sacro-lumbar que condiciona un dolor invalidante y le imposibilita la movilidad normal, impidiéndole desarrollar sus tareas laborales normales’.

Con este cambio de última hora, el cartel definitivo de la corrida de hoy, sábado, queda de la siguiente manera: toros de Garcigrande y Domingo Hernández para Julián López El Juli, Sebastián Castella y Alejandro Talavante.