La segunda juventud de maga
El grupo sevillano saca nuevo disco, 'Salto horizontal', tras seis años de parón
Hay una letanía certera en el discurso reciente de Miguel Rivera —fundador, voz y guitarra de maga— en el que “ilusión, fuerza y ganas” es la tríada más repetida. La cuestión es que, después de casi tres años de parón creativo, han vuelto a la vida en una “segunda juventud”, acuñada por el líder del grupo de Alcalá de Guadaira (Sevilla), a propósito de su nuevo disco, Salto Horizontal.
Hace algo más de dos años colgaron un “hasta pronto” en su muro de Facebook, un parón que vieron necesario porque se habían quedado huecos; en diciembre del pasado año anunciaron su vuelta, reeditaron álbum blanco, que nació en 2002 y se convirtió en su trabajo insignia, y han estado repasando pasado con él y junto a algunos escuderos que los han acompañado, entre ellos Xoel López, Martí Perarnau (Mucho), Javi Valencia (Full), Alondra Bentley, o Ricky Falkner (Egon Soda).
Que la gente cambia es una obviedad, lo difícil es hacerlo de forma colectiva junto a otros cuantos pares de piernas, con el mismo ritmo. “Lo que puedes o no sufrir y pasar en tu vida está ahí para todos, pero cuando se trata de un acto grupal cuyo principal combustible es algo abstracto como el arte es más difícil”, espeta Rivera, con una inflexión en la voz propia de quien tiene muchas ganas de meterle mano a lo que llega. “No es solo la excitación típica de la anticipación cuando tienes algo interesante, como si tuvieses 15 años, es eso más el bagaje de tres lustros en esto, una excitación serena”.
Aunque suena a topicazo, y él lo reconoce, “es el mejor disco hasta ahora”. Han recuperado actitudes que se habían quedado por el camino a nivel formal (y Rivera añade que emocional) en las nuevas canciones. “Potencia, tienen potencia, nuestro nivel de exigencia ha sido brutal, un esfuerzo para un disco que tenía que ser especial después de tantos años”. Ha sido Ángel Luján quien las ha hecho “redondas” —productor de Xoel López, Full o Annie B Sweet—. Ellos le pidieron que les “apretara las clavijas, al máximo” y Luján les contestó que eso venía en el pack. De 18 maquetas salieron 11 canciones, alguna pelea de gallos, una vuelta a sus señas de identidad y mucha transformación en cuanto a estructura y composición.
“La comprensión con él ha sido plena, e incluso la confrontación ha servido para mejorar una canción una vuelta más. Él ha sido lo que nosotros buscábamos”, De aquel barbecho en el que el grupo se sumió para respirar algo que no fuera precisamente el grupo, tenía que resurgir aquello que quien los echaba de menos recordaba: “El uso de la base electrónica, los sintes, los ritmos más bailables y juguetones, melodías luminosas”. Rivera asegura que no se trata de plagiar su propio pasado, sino de recoger su legado y vestirlo para el presente. “Ha sido una forma de desterrar todos nuestros prejuicios, y de absorber esa legitimidad que te da haberte creado un lenguaje propio que a su vez ha generado un ente, maga”.
La resurrección de esa identidad se la atribuyen a Luján: “Le ha dado contemporaneidad, y ahora ese sonido ayuda también a aquellos que han descubierto al grupo recientemente, es fácil de reconocer y descodificar… Es emocionante llegar a gente que no es de tu generación”. Sin comodidades ni discos-churro, ni estrategias, ni efectismos, se han rearmado, lírica y musicalmente, para volver con lo mismo que los unió, simple: las ganas de contar. Querían volver a ser, “sincera y honestamente”, maga. Y ahí están.
Los escenarios, el hombre pulpo y los mundos surrealistas
El pasado 24 de febrero, maga publicó Salto horizontal (Warner, 2017), que ya arrancó gira el 17 de marzo en Córdoba y al que le quedan muchos escenarios (puedes ver las fechas aquí). Miguel Rivera cree que es un trabajo complicado de trasladar al directo, por la complejidad y las capas, la electrónica… "Aunque no todos cuentan con César Díaz, nuestro teclista-hombre pulpo".
El trabajo cuenta con 11 canciones, de las que abre Domingo: ¿Quién se atreve a volver de nuevo?¿Quién le ha visto dar el gran salto? ¿Quién querría llegar tan lejos? Una apertura con intención que bucea en críticas a la desinformación por sobreinformación, el consumismo, la manipulación, la inercia social que a veces arrastra y las ganas de "otras formas" políticas y sociales; el homenaje al amor y la ruptura, a las despedidas y las llegadas; el recuerdo de Vicente Aleixandre; el empujón a tirar con todos los caballos después de un resbalón. Y al mar, ese mar de Cádiz al que hasta ahora no se habían atrevido a hacer una canción y que está "tan hondo" en Rivera.
¿Y el envoltorio? "Del envoltorio tiene la culpa Francisco Lemos, un ilustrador con un imaginario particular que bebe de algunas fuentes del realismo mágico". Se conocieron a través de un amigo. "Y nos enamoramos". El artista argentino de la música de los sevillanos, y ellos de sus mundos surrealistas.
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