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Aforismos y poemas de un bardo de Donostia

Aforismos del libro El amor ese viejo neón (Aguilar, 2017):

Aforismo I

Vestida rozaba el uno sesenta y cinco.

Desnuda era infinita.

Aforismo IX

Los dedos tienen memoria.

Aforismo XII

A veces echo de menos a las novias que no tuve.

Aforismo XIII

Las ilusiones perdidas siempre

se las encuentran otros.

Aforismo XVI

Me amó con locura y ya ni siquiera

me odia un poco.

Aforismo XIV

Hay instantes esperándonos para arder.

Aforismos y microrrelatos del libro Diario de K (Editorial Renacimiento, 2014).

Me gusta la literatura que se parece a los días laborables.

Lo importante suele pasar ante nuestros ojos, pero de incógnito.

Una paradita en la felicidad, de vez en cuando, y luego a seguir viaje.

El mar habla solo.

Si todos somos distintos, cómo vamos a ser todos iguales.

Lo encontraron al día siguiente, sobre la cama, aún vestido, tal y como le sorprendió el alud de soledad.

Nuevo lehendakari. ¿Cuántos me quedarán?

A los que carecemos de imaginación, sólo nos queda la vida diaria pasando; es decir: un filón inagotable.

Me he asomado, en mi interior, al mar en calma que es mi vida, y he sentido vértigo.

Transparencia sin perder hondura: sabiduría.

Quedan todavía muchas cosas para las que no tenemos respuesta, afortunadamente.

¿Qué tenemos hoy para cenar? Y su vestido resbaló hacia el suelo…

Después de la pasión desenfrenada, el remanso de la ternura. Después únicamente la costumbre, después nada. Esta suele ser la secuencia, con envidiables excepciones”.

“Mujeres de miradas dulces con acantilados detrás.

Cuando tienes todo a tu favor, tienes eso en contra.

Sólo falta un minuto para que no me muera hoy.

Poemas de Haciendo planes (Renacimiento, 2016).

‘Cuentos’

De niño

nadie se sentó en mi cama

a leerme cuentos.

Considerando

lo que me esperaba,

ahí se portó,

la vida.

‘La vida tiene que ser otra cosa’

 

Esto no puede ser la vida,

este montón de días tristes, grises,

que sumados forman semanas, luego meses,

después años, no puede ser la vida.

La vida tiene que ser, por fuerza, otra cosa,

estar en otra parte, más allá

de esa lluvia que no deja de caer ahí fuera,

que no deja de caer aquí dentro…

Y así una tarde y otra y otra, frente a un café

sobre la mesa que muchas veces hasta se te enfría,

cavilas y elucubras y sigues cavilando…

Como si a la vida la importase.

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