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Crítica | Pelé, el nacimiento de una leyenda
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fútbol-circo para niños

La biografía fílmica de Pelé está rodada como si fuera un anuncio deportivo con jugadas de 'Benji y Óliver'

Javier Ocaña

Quizá conscientes de que los mayores somos unos puristas que hace tiempo que dejamos atrás nuestros sueños futboleros, de que las películas de equipo con balón nunca han sido fáciles de filmar, y de que quizá sean los niños los únicos capaces de extasiarse con una jugada entre Oliver y Benji y un superanuncio de Nike, los hermanos Zimbalist, directores de Pelé, el nacimiento de una leyenda, han decidido hacer una película para críos: gruesa en el despliegue y actitud de los personajes, subrayada en su material social y de lucha de clases, e idealizada en la revisión de algunos de los míticos partidos del jugador brasileño. Un producto que no aguanta el menor análisis social, futbolístico y, por supuesto, cinematográfico, pero que quizá sirva para echar una sonrisa mientras se ve de soslayo, no ya la película, sino la mirada ilusionada de nuestros hijos en el cine, felizmente inocentes, aún con capacidad para el sueño irreal que se propone.

PELÉ, EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA

Dirección: Jeff y Michael Zimbalist.

Intérpretes: Kevin de Paula, Leonardo Lima Carvalho, Vincent D'Onofrio, Mariana Nunes.

Género: deportivo. EE UU, 2016.

Duración: 107 minutos.

Biopic oficial del jugador, que además ejerce de productor, Pelé, el nacimiento de una leyenda comienza en los prolegómenos del tercer partido del Mundial de Suecia 58, y primero que jugó aquel jovencísimo brasileño de 17 años, aunque pronto se va a un largo flashback que fija su objetivo en las favelas, el fútbol descalzo y los partidos de barrio, en la formación personal y futbolística del mito. Por una vez, los creadores han tenido el buen gusto de elegir a excelentes futbolistas que se defienden en la actuación, en lugar de a excelentes actores que se defiendan en el trato al balón. Pero la historia tarda demasiado en volver al evento mundialista, más de una hora, y cuando lo hace se acrecientan sus cojeras, comenzando por el abuso del malabarismo circense alejado de la realidad (vayan a youtube y comparen los goles y jugadas), y terminando por el absurdo empeño por ridiculizar ciertos aspectos del jugador (su altura).

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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