El sueño te abre los ojos
En la obra de Marina Carr se alternan alta comedia, onirismo y melodrama
Alta comedia, con salfumán. ¿Qué nos mantiene vivos: la ilusión o la rutina? Marina Carr, autora de decena y media de obras sobre la familia, el destino, la búsqueda del amor y su pérdida, inspiradas en mitos griegos y en personajes del folclore de Irlanda, su patria, debuta en España con Mármol, obra en la que se contraponen dos maneras de afrontar la crisis de la edad madura.
MÁRMOL
Autora: Marina Carr. Traducción: Marta I. Moreno y Antonio C. Guijosa. Intérpretes: José Luis Alcobendas, Elena González, Susana Hernández y Pepe Viyuela. Dirección: A. C. Guijosa. Madrid. Teatro Valle-Inclán, hasta el 30 de diciembre.
Catherine y Anne, sus coprotagonistas, sufren parecido hartazgo: su relación con Ben y Art, sus esposos, hace mucho que dejó de tener chispa. Pero Anne lo sobrelleva todo con estoicismo, mientras que Catherine está que no se halla desde que tiene un sueño erótico recurrente con Art, que desearía materializar. Como en Historia de dos que soñaron, exemplum recogido por Borges en su Antología de la literatura fantástica, el sueño de Catherine se complementa con otro simétrico y simultáneo de Art, en el que se le ofrece desnuda.
Pieza de crítica moral y social, en Mármol conviven realismo, onirismo y cierto anhelo trágico, que en la práctica se torna melodrama. La puesta en escena de Antonio C. Guijosa tiende a acentúar lo que de romántico y esperanzado tiene la obra, cuya heroína sigue los pasos de Nora, 130 años después.
Los intérpretes son de primera línea. Por encanto y presencia, la Catherine de Elena González es epítome de mujer ensoñada pero real: vigorosa, franca y determinada. Nos la creemos de pe a pa. En su papel, solo choca algo al margen de su interpretación: está mucho más atractiva de morena que de rubia, por mor de la peluquería. La Anne de Susana Hernández, es un volcán inactivo: una cínica encantadora pero enérgica, cuyo corazón late amortiguado, por instinto de supervivencia. Pepe Viyuela y José Luis Alcobendas hacen un trabajo interpretativo eficaz y contenido, de una sobriedad escurialense.
Babelia
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