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La Scala repara a Puccini

Riccardo Chailly, director musical del teatro, inaugura la temporada con el reestreno de la versión original de ‘Madama Butterfly’

Un momento del ensayo de 'Madama Butterfly' en la Scala de Milán bajo la dirección de Riccardo Chailly.
Un momento del ensayo de 'Madama Butterfly' en la Scala de Milán bajo la dirección de Riccardo Chailly.BRESCIA/ AMISANO

Puccini fue un verdadero hombre de su tiempo. Lo proclama el director de orquesta Riccardo Chailly (Milán, 1953) mientras recuerda la presencia del compositor el 16 de mayo de 1906 en Graz (Austria) para escuchar Salomé, de Richard Strauss. Un acontecimiento que reunió a algunos de los principales compositores del momento como el propio Strauss, Mahler, Zemlinsky, Schönberg o Berg (e incluso a un joven pintor llamado Adolf Hitler). Un evento que utiliza Alex Ross como pistoletazo de salida en El ruido eterno(Seix Barral), su brillante recorrido por la música del siglo XX. “Puccini no perdía ninguna oportunidad para confrontar su lenguaje con otros compositores”, afirma Chailly.

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El director italiano habla con pasión a EL PAÍS del compositor de Lucca (1858-1924) durante los ensayos de la nueva producción de Madama Butterfly que se estrena hoy en el Teatro de La Scala de Milán para abrir la temporada. Se trata de la famosa Prima della Scala, uno de los principales eventos musicales del año en Italia, que se estableció en 1951 en la festividad de San Ambrosio, patrón de la ciudad. En aquella ocasión, se representó la ópera I vespri siciliani, de Giuseppe Verdi, el director fue Victor de Sabata y Maria Callas disfrutó su primer éxito.

Chailly asumirá esta temporada el cargo de director musical de La Scala, después de haber sido su director principal desde 2015. Afronta su tercera prima del 7 de diciembre, tras 2006 con Aida y la temporada pasada con Giovanna d’Arco, pero también una reparación moral a Puccini. El compositor estrenó aquí Madama Butterfly, en enero de 1904, y fue un fracaso estrepitoso. “Tuvo que ser algo terrible para él, pues había escrito varias óperas fundamentales como Manon Lescaut, La bohème y Tosca”, comenta el director milanés.

La ópera fue presentada con éxito poco después en Brescia, pero recortada y reestructurada en tres actos, aunque Puccini siguió alterándola hasta 1907. “No creo que exista una versión definitiva de Madama Butterfly. La dirigí en La Scala en 1996 y, de común acuerdo con el director artístico Roman Vlad, reinsertamos seis fragmentos de la versión original que el propio compositor había recuperado para una producción en el Teatro Carcano de Milán en 1920”, apunta.

El camino de las emociones y de los pesares

"De tantas emociones y tantos pesares está plagado el camino que conduce no a un simple estreno, sino al estreno por antonomasia". Así retrata el tenor Plácido Domingo lo que es la Prima della Scala en la introducción del libro acerca de su historia que fue publicado por la editorial Rizzoli en el año 2008.

Una edición selecta para un evento exclusivo cuyas entradas llegan a alcanzar los 2.000 euros en taquilla. Es un acto cultural, pero también institucional y social. Por ello, en el palco habrá representación estatal de Italia con el presidente de la República, Sergio Mattarella.

En esta ocasión se ha recuperado la versión original completa estrenada en La Scala en 1904 que se estructura en dos actos simétricos de novedosa continuidad dramática. “Esta versión muestra la calidad del proyecto inicial de Madama Butterfly, aunque no pretendo que se desestime la versión tradicional. Mi intención es enriquecer el conocimiento de Giacomo Puccini”, aclara.

A la reparación moral se une la intención de situar al compositor de Lucca en perspectiva. “Esta versión de Madama Butterfly anticipa un tipo de teatro bastante novedoso en Italia dotado de cierto estatismo, que representa el dolor de la protagonista y el sentido atemporal de su espera”, asegura. Ubica en Puccini la huella de Debussy, los paralelismos con Strauss o sus concomitancias sonoras con Mahler, al que incluso pudo influir. “Recientemente he grabado con la Filarmónica de La Scala el intermezzo del cuarto acto de Edgar, segunda ópera de Puccini, y quizá allí se encuentre el origen del tema del famoso Adagietto de la Quinta sinfonía”, conjetura. De hecho, tiene previsto hacer en el teatro milanés todas las óperas de Puccini en sus versiones originales que irán apareciendo en DVD en Decca. Y, tras las recientes Turandot (terminada por Berio) de 2015 y La fanciulla del West de mayo pasado, está pensando próximamente en Manon Lescaut o Le Villi.

La tragedia interior

Esta nueva producción de Madama Butterfly ha sido dirigida escénicamente por el letón Alvis Hermanis. Será su tercera puesta en escena en La Scala después de Die Soldaten e I due Foscari las dos últimas temporadas. Para Chailly su propuesta mantiene un equilibrio entre tradición y modernidad. “Trabaja la tragedia interior de la protagonista, Cio-Cio-San, y la muestra como una mujer fuerte pero vulnerable”, añade.

Hermanis dispone de una escenografía muy visual y se vale del uso del kabuki y la pintura tradicional para subrayar lo japonés. El director musical alaba el reparto de esta producción, que estará encabezado por la soprano uruguaya María José Siri y el tenor norteamericano Bryan Hymel. Y destaca la presencia del barítono español Carlos Álvarez: “Me da mucha alegría volver a trabajar con él, pues en 1996 ya era el mejor Sharpless [personaje de Madama Butterfly]. Ha hecho un trabajo muy interesante y se ha adaptado muy bien a las novedades dramáticas de esta versión”, opina. El estreno se podrá ver hoy en directo por RAI 1, que cumple 40 años retransmitiendo este evento, pero también en España en salas de cine de numerosas ciudades.

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