El piano de Ligeti como percepción infinita
Talgam se centra en la juvenil 'Musica ricercata' y en piezas de sus posteriores 'Estudios'. Se encuentra referencias múltiples: Bartók, Stravinsky, el jazz, el cinetismo
Ligeti en el laberinto de Escher
György Ligeti (1923-2006) Estudios para piano (selección), Musica ricercata. Imri Talgam, piano. Selección de imágenes, Bianca Temes.
Ciclo: Sinestesias. Escuchar los colores, ver la música. Fundación Juan March, Madrid, 23 de noviembre.
La sinestesia es un fenómeno fisiológico raro, es la posibilidad de percibir correspondencias entre los sentidos. De esta suerte de confusión, la mayor popularidad la ha tenido relacionar sonidos con colores, un auténtico bombón para artistas desde el romanticismo hasta ahora. En el siglo XX, la vanguardia relanzó este fenómeno como parte de un programa de cambio de la percepción ante la evidencia de que nuestra manera de entender la realidad era claramente insatisfactoria. El resto es ya historia del arte: Scriabin, Debussy, Kandinsky, Schoenberg y más recientemente Messiaen han hecho gala de sinestésicos.
La Fundación Juan March de Madrid está realizando un ciclo dedicado a este fenómeno. Cuatro conciertos dedicados a Debussy, Scriabin, Ligeti y Messiaen. El tercero de ellos, dedicado al húngaro György Ligeti, lo ha protagonizado el pianista israelí Imri Talgam este miércoles, centrado en las relaciones de su música con el universo del famoso grabador y visionario M. C. Escher.
El ciclo pretende relacionar las diferentes impresiones sensoriales con un delicado aparato de imágenes o colores excelentemente resuelto en lo técnico. Una vez más, el trabajo del equipo musical de la Fundación merece aplauso y reconocimiento.
Quizá las relaciones del pianismo de Ligeti y los grabados de Escher sean sinestésicas cogidas con alfileres. Escher brinda paradojas visuales y, desde ellas, propone metáforas de la dificultad de estar seguros de nuestra percepción. Pero el caso de Ligeti es mucho más amplio. Es sabido que el compositor entró en contacto con los célebres grabados en los setenta, pero hay un universo mucho más variado en su obra pianística.
En todo caso, siempre es agradable una escucha ilustrada por una discreta y bien resuelta selección de los grabados del holandés, preparada por Bianca Temes.
El piano de Ligeti es un cuaderno de bitácora de su producción. Talgam se centra en la juvenil Musica ricercata y en piezas de sus posteriores Estudios. Se encuentra en esta obra referencias múltiples: Bartók, Stravinsky, el jazz, las músicas no occidentales, Nancarrow, el cinetismo o las paradojas auditivas que le terminaron acercando casi hasta la música repetitiva de Steve Reich, por ejemplo. Son piezas breves que, en conjunto, forman un mosaico multicolor. Talgam toca esta obra con la solvencia de un clásico, pero la virtud puede hacer defecto, quizá algo más de rudeza y menos terciopelo darían mayor variedad tímbrica a un concierto de alto nivel pero con cierto riesgo de tamización excesiva.
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