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EN POCAS PALABRAS

Hebe Uhart: “No creo en los premios. No mando a concursos”

Considerada una de las mejores cuentistas de su país, acaba de publicar el libro de crónicas de viaje 'De aquí para allá'

Ilustración: Setanta
Ilustración: Setanta

Hebe Uhart (Moreno, Argentina, 1936), considerada una de las mejores cuentistas de su país, empezó a viajar porque se le agotaron las ganas de escribir ficción. Tiene una extraordinaria capacidad de escuchar al otro que salta a la vista en De aquí para allá (Adriana Hidalgo), su último libro de crónicas de viaje.

¿Qué libro le hizo querer ser escritora?

Yo creo que más que un libro fue la tapa de uno, de la colección Mujercitas, que dirigía Luisa Alcott. En la tapa ponían a veces chicas bonitas, pero había uno, me parece que la protagonista era violeta, no es que no fuera linda , pero llevaba anteojos y unas trenzas como al desgaire y estaba sentada a la que te criaste cruzando las piernas de cualquier manera, y pensé "esa soy yo". Más que escritora, me reconocí como una especie de intelectual, sin saber seguramente lo que era una intelectual.

¿Y cuál ha sido el último que le ha gustado?

Me ha gustado un libro de cuentos de Lucia Berlin que me trajo un alumno de taller, yo ignoraba su existencia

¿Qué libro no pudo terminar?

No pude terminar, hace mucho tiempo, La montaña mágica, que compré en Brasil, estaba en portugués y me parece que no es un libro para ser escrito en portugués, por lo menos para mí.

¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir?

Me hubiera gustado escribir no un libro pero sí un cuento de K. Mansfield que cuenta la historia de un viejo comerciante o industrial, con dinero bien habido, tenía una linda casa, las mejores flores del barrio, una mujer más joven que él y compañera, hijas encantadoras, etc. O sea, en la vida todo le salió bien, pero no podía disfrutar de todo eso porque estaba viejo y cansado, los colores de las flores eran demasiado fuertes para su espíritu cansado, y también tendía a apartarse de las chicas porque sus risas eran demasiado sonoras, se retiraba a un rincón en la oscuridad y todo lo que pasaba a su alrededor le sonaba como ajeno.

De no ser escritora le habría gustado ser...

De no ser escritora me hubiera gustado ser etóloga, estudiosa de los chimpancés y su inteligencia. Y, de jovencita, deportista.

¿Qué se aprende escribiendo crónicas de viaje (no ficción) que no se aprende escribiendo cuentos (ficción)? ¿Y viceversa?

En los viajes aprendo expresiones, modos de pensar y de sentir que yo no podría producir ni inventar, porque al estar en contacto con gente de otros sectores sociales o de etnias indígenas, incorporo todo lo que puedo de lo que veo y escucho.

¿Qué suceso histórico admira más?

No creo que la historia se pueda contar a partir de sucesos memorables, creo que es un entramado de coincidencias y divergencias, donde interviene el día adía , el azar y otras cosas.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?

No soy de ver una película muchas veces.

Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería?

No me gusta definirme, que lo hagan los demás.

¿Qué encargo no aceptaría jamás?

Que me mandaran matar a una persona, o herirla o humillarla; que me mandaran a hacer la instalación eléctrica de una casa, o un arreglo de fontanería, porque no sé, no quiero aprender, ni nunca lo haré.

¿Qué está socialmente sobrevalorado?

Muchas cosas. El trabajo intelectual en Occidente, separado completamente del trabajo manual considerado inferior, y coincido con la filósofa francesa Simone Wei cuando dice que el trabajo intelectual es una especie de mandarinato. Y con el cronista viajero Kapuzinsky, cuando dice que los árabes del desierto tienen el saber necesario para manejarse en su medio, nosotros, con todo nuestro saber, no sobreviviríamos un solo día.

¿A quién le daría el próximo premio Nobel de literatura?

No creo en los premios, nunca mando a concursos ni juego a la lotería ¿Cómo podría saber quién tiene que ganarlo?

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