“Necesitamos una industria real de videojuegos en España”
EL PAÍS reúne a los actores principales del sector del videojuego español para debatir sobre los problemas para su consolidación
No fue un canto a la derrota, pero sí a la necesidad de tomar una o muchas soluciones de urgencia. La industria del videojuego español se sometió este miércoles a debate en EL PAÍS con una conclusión muy clara: padece graves problemas sistémicos y a la vez vive la oportunidad de dar salida a una generación de nuevo talento que puede aprovechar las oportunidades de la primera industria cultural del mundo. Los contertulios: Ignacio Dolset, presidente de la Asociación de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos (DEV); Denis Asensio, diseñador de Fictiorama Studios; Arturo Monedero, diseñador y fundador de Delirium Studios y Antonio J. Planells, profesor del Tecnocampus de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y autor del libro Videojuegos y mundos de ficción (Cátedra, 2015). El debate lo puedes ver completo en este enlace.
VIDEOJUEGOS. EL PAÍS reúne a los principales actores de la industria de videojuegos en España para debatir sobre el sector. Envía tus preguntas.
Gepostet von El País am Mittwoch, 16. November 2016
"Ahora hay una oportunidad, pero todavía no somos una industria, sino una protoindustria, y lo que necesitamos es cohesión. Hay talento, hay ganas, hay una oportunidad. Necesitamos una industria real", aseveró Ignacio Dolset, abriendo el debate con una reflexión sobre el retrato bipolar que arrojan los datos sobre el sector del videojuego en España. El 83% de las empresas sobrepasan por poco los 10.000 euros de ingresos de media al año, apenas superior al salario mínimo interprofesional de una sola persona, según datos del Libro blanco de desarrollo de videojuegos 2016 desarrollado por el DEV. Un estudio de videojuegos de tamaño pequeño suele tener de media cinco personas.
Sin embargo, este último año el sector ha subido un 24% en un año, superando los 510,7 millones de euros. La explicación, una élite de cuatro o cinco empresas que generan el 50% de la facturación. Pero España pasa de las 480 empresas que se dedican a videojuegos. "Hay más de 400 estudios, sí. Pero creo que tenemos un problema de calidad. Habría que buscar la manera de unir a estos estudios o de crear una agrupación para encauzar el talento", ha afirmado Arturo Monedero.
Otra de las cuestiones candentes del debate, el brazo académico del sector, se analizó al detalle. La red de Universidades Universia y la Aneca listan más de 30 títulos oficiales dedicados a videojuegos, la mayoría de reciente creación. Que esta efervescencia coincida con una industria incapaz de generar un tejido industrial planteó otro tema para el debate: ¿Hay burbuja educativa? "Muy de acuerdo y muy en desacuerdo. El problema es de calidad. Hay un gran oportunismo en escuelas o másters que no tienen rigor, solo venden una supuesta gallina de los huevos de oro. Ahora bien, la burbuja formativa está en todas partes: Bellas Artes, Comunicación Audiovisual, Arquitectura...", aseveró Dolset. Planells coincidió en que se está viviendo una explosión de oportunismo, y apuntó que espera que haya un "proceso darwiniano" que separe el trigo de la paja.
La falta de cohesión es otro de los asuntos en el candelero del arte interactivo. En su respuesta a una encuesta de este periódico, cinco diseñadores manifestaron cierto grado de descontento o de lejanía con el sindicato principal, el DEV. Dolset ironizó con estos desencuentros: "Ya decía Galdós que cada español es una taifa. Hay que unirse, porque esto nos perjudica. A los indies, decirles que hay que salir a pelear, no a quejarse al DEV, porque estamos en el mismo barco. Desde DEV llevamos 20 años luchando por esta industria, dejando nuestro tiempo y dinero por los videojuegos españoles".
Hay un gran oportunismo en escuelas o másteres que no tienen rigor. Ignacio Dolset, presidente del sindicato de videojuegos DEV
Los dos diseñadores independientes del debate coincidieron en un mensaje de conciliación. Aunque recordando que existe un problema de fondo por la desigualdad de la industria: "Desde los indies respetamos el trabajo de los sindicatos. Pero también hay decir que cuando se muestran datos se cae hacia el optimismo de las grandes empresas, quizá porque ese optimismo es más llamativo para los políticos. Pero si eres un pequeño, cuando llevas cuatro años con tu juego, ver esas cifras te quema. Se crea cierta fricción entre los grandes y los pequeños", declaró Asensio.
Planells abundó en que el problema de una falta de voz común en la industria plantea problemas logísticos graves a la universidad. Por ejemplo, a la hora de contratar profesores válidos para la dimensión práctica de los programas docentes. "Es un problema la falta de un censo fiable de profesionales. Cuando para localizar a un ponente necesitas tirar de contactos, te das cuenta de que esto no es una industria real", resume Planells.
La maquinaria del estado debería dar visibilidad a los videojuegos españoles" Antonio J. Planells, profesor del Tecnocampus de la Pompeu
En lo que todos coincidieron como clave para que el sector reflote y los éxitos no se queden en tres o cuatro empresas es en que cambie radicalmente el apoyo institucional. "Es que aunque nos apoyen, no nos vamos a convertir en líderes de Europa o del mundo de la noche a la mañana. Se quiere apostar por lo que genera beneficio inmediato. Y no lo que cuesta un esfuerzo a corto o medio plazo", valoró Asensió, que vivió en primera persona, como relató a EL PAÍS, el dolor de un fracaso comercial en su primer juego a pesar de conseguir una buena recepción internacional. Planells cambió el enfoque para hablar de un apoyo que fuera más allá de las medidas puramente económicas. "El ejemplo perfecto, para mí, es el Instituto Cervantes con el libro, con la forma de exportar y apoyar el idioma español. La maquinaria del estado debería dar visibilidad a los juegos españoles. Y luego hay otro debate, y es que si es Cultura, se debería apoyar al juego español independientemente de sus resultados económicos".
Precisamente en ese punto se toca llaga. Y el debate terminó, con un punto de humor, reflejando que los videojuegos, aunque han avanzado, no se han ganado la sonrisa de las otras artes para compartir espacio y reconocimiento. "El chiste típico que cuento con los amigos es: 'Van un escritor, un pintor, un arquitecto, un cineasta y un diseñador de videojuegos. ¿Quién sobra?' Lo que hay que conseguir es que se deje de contar el chiste".
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