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Joaquín de Luz y Sol Picó, Premios Nacionales de Danza 2016

Los artistas son galardonados en la modalidad de interpretación y creación, respectivamente

Joaquín de Luz con el New York City Ballet en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, en 2014.
Joaquín de Luz con el New York City Ballet en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, en 2014. JAIME VILLANUEVA

“Por fin el Premio Nacional de Danza estoy muy emocionada”, afirma una entusiasta y desbordante Sol Picó, al otro lado del teléfono. La coreógrafa y bailarina ha sido galardonada en la modalidad de creación; en el otro apartado, de interpretación, el reconocimiento ha recaído en el bailarín Joaquín de Luz. Los premios, que entrega anualmente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, están dotados con 30.000 euros. 

”Hace unos días me entrevistaron y dije que era uno de los premios que me faltaba, luego me arrepentí. Pensé que el público diría que era una pedante, y ahora por fin me lo dan, estoy muy feliz. Este premio es también para todo mi equipo, bailarines y personal de la oficina, ellos comparten mi alegría. Estos últimos meses han sido muy duros debido a mi grave lesión de rodilla y posterior rehabilitación, pero el Premio Nacional ha sido una inyección de optimismo y tengo ganas de seguir dando guerra 20 años más", añade Picó.

La bailarina Sol Picó, en Barcelona hace un mes.
La bailarina Sol Picó, en Barcelona hace un mes.MASSIMILIANO MINOCRI

El baile huracanado, vital y fértil de esta astuta e imaginativa rubia, nacida en Alcoy (Alicante) en 1967, viene alumbrando la danza contemporánea de este país desde 1993, año en que fundó su propia compañía. Formada en la danza clásica se adentró posteriormente en la danza contemporánea, estudiando en el Movement Research de Nueva York. Su vocabulario coreográfico abarca la danza clásica, el contemporáneo, la danza española, las artes marciales y el hip-hop, este abanico de estilos la ha llevado a idear un baile aterciopelado rico en matices y de una gran expresividad.

Durante estos 22 años de carrera profesional ha realizado numerosos trabajos corales y solos. Los más destacados han sido Bésame el cactus de 2001, con el que ganó un Premio Max a la mejor coreografía e interpretación femenina en 2002, pero ese mismo galardón también lo obtuvo por otros montajes como La dona manca, Sirena a la plancha, Paella mixta y El llac de les mosques. En 2009 recibió el Nacional de Danza de la Generalitat de Cataluña. Contemplando su dilatada carrera profesional hay dos trabajos que destacan por encima de los demás, una coreografía bailada por toda la compañía, Memòries d’una puça, que se estrenó en el Teatre Nacional de Catalunya en 2012 y el solo One-hit Wonders, que inauguró el festival Temporada Alta de 2014. Recientemente ha obtenido un rotundo éxito en el Mercat de les Flors de Barcelona con el ingenioso y divertido espectáculo La piel del huevo te lo da, en el que comparte escenario con la actriz Candela Peña y la música Elsa Rovayo, La Shica.

Picó es una artista valiente y poliédrica que ha sabido reinventarse en estos años de crisis. Así igual baila en un concierto de Martirio, como aparece junto a Silvia Pérez Cruz en la película Cerca de tu casa, de Eduard Cortés, sin olvidar su participación en el montaje teatral de Carmen Portaceli Només són dones.

Un artista maduro

Cuando Joaquín de Luz (Madrid, 1976) ganó la medalla de oro del concurso Nureyev en Budapest no suponía que años después bailaría el pas de deux de La Sylphide de August Bournonville con el traje del divo ruso, que se custodia en los archivos de la Ópera de Roma; fue en el homenaje que se rindió en el anfiteatro del Auditorio de Roma en el aniversario de la muerte de Nureyev y el traje le sentaba al madrileño como un guante, no hubo que darle ni una sola puntada: milagros del arte.

De Luz, todo virtuosismo y trabajo, tiene una de las carreras más sobresalientes y ejemplares del ballet español de las últimas décadas; saltó de la compañía de su maestro en Madrid, Víctor Ullate, al Ballet de Pennsylvania y de ahí al American Ballet Theatre, donde llega a ser un solista destacado en 1998. Pero fue su paso al New York City Ballet lo que definió y cambió su vida y su trabajo, donde se perfiló como un artista maduro y consecuente, siendo recompensado con la categoría de primer bailarín en 2005. Pero su trayectoria llama la atención por otra cosa, cómo se ha impuesto al hecho de ser de baja estatura, lo que en el desnaturalizado y obsesivo mundo contemporáneo ha condenado la carrera de otros bailarines. De Luz no lo ha vivido como un impedimento, sino como un acicate, y de ahí su esmerado y a veces explosivo virtuosismo, su empeño en sobresalir y ser atendido sobre la escena. No es otra cosa que talento y entrega, ese es el secreto, acumular oficio a la vez que repertorio, ser dúctil en lo estilístico y dosificar sabiamente sus dotes, crecerse en cada función con una de sus principales características: la facilidad ejecutoria, algo que parece sencillo y no lo es, y donde se llega a uno de los grandes secretos del buen ballet: hacer parecer líquidamente fácil lo que encierra una enorme dificultad. Salto, giro y equilibrio, en su tríada mágica, combinados a la musicalidad.

Tiene Joaquín de Luz otra pasión manifiesta: el ballet flamenco y la danza española; siempre lo dice, si el ballet no se hubiera cruzado en su vida, sería bailaor, y aquí están quizás los resortes ocultos de su personalidad, los que despliega en su interpretación de Basilio el barbero en el ballet Don Quijote, que es lo último que le hemos visto bailar en España en el Teatro de Zarzuela de Madrid en el estreno de esta pieza clásica por la Compañía Nacional de Danza. Decir que borda a Basilio es quedarse corto; lo asume sanguíneamente, lo eleva desde la danza característica al rango académico, algo solamente al alcance de los bailarines muy conscientes.

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